SEGUNDA GUERRA
FRÍA
Madrid, 10-04-2022
(Lectura rápida 😊)
En el siglo XX hubo tres guerras mundiales. La primera contra Alemania, Austria-Hungría y Turquía. La segunda, contra Alemania, Italia y Japón. Después, la Guerra Fría contra una Rusia dispuesta a engullir toda Europa.
Los
aliados occidentales fueron vencedores en esas guerras. En la Fría, al
implosionar la Unión Soviética por la ineficacia del comunismo. No obstante, los
componentes de su Administración, Fuerzas Armadas, KGB (ahora FSB) así como los
nuevos políticos gubernamentales, amamantados todos ellos por el Partido
Comunista soviético, echaron la culpa a los EEUU en vez de realizar una
introspección. Vieron, y siguen viendo, la paja
en ojo ajeno ...
Unos
golpistas comunistas nostálgicos y otros revisionistas impacientes consiguieron
suprimir en 1991 la URRS y arrinconar a Gorbachov, deseoso de rescatar el comunismo
con perestroika y glásnost. Reformarlo y abrirlo era un contrasentido. El comunismo es dictadura.
El
periodista Miguel González afirma que, con 202 diputados, los del PSOE en 1982,
Abascal y Vox no abandonarían el poder. ¿Lo
harían el Partido Comunista de Díaz y Garzón o la extrema izquierda de Belarra,
Montero e Iglesias? No hay extremismo bueno.
Putin, un villano según Sánchez, un criminal
de guerra para todos, personifica la aspiración rusa de recomponer el Imperio Soviético.
Para ello viene invadiendo otros países europeos para condicionarlos a su
gusto, como Rusia siempre hizo desde 1945, hace 72 años, y recuerda constantemente
su armamento nuclear y químico, así como sus misiles balísticos que llegarían a
Washington y Madrid.
Hay
quien advierte contra la rusofobia, pero los partidarios de Putin serían un 80%
en su guerra contra la población ucraniana. El malo de la película no es sólo
Putin. Son bastantes más rusos.
Putin
se ha pasado a la extrema derecha aliándose con Cirilo I, Patriarca ortodoxo de
Moscú. Franquismo más Iglesia era “nacional-catolicismo”. Putin más su
Patriarca será “nacional-ortodoxismo”. Mismo fascismo. Pretende con ello cimentar ideológicamente a Rusia, Bielorrusia y Ucrania
bajo predominio ruso. Todos santos y enfeudados al Kremlin a la
fuerza si preciso, incluso borrando a Ucrania del mapa.
Los
simpatizantes de Putin y Rusia reconocen de mala gana que esta invasión es una
barbaridad, PERO, añaden, tiene sus causas (la maldad occidental, de EEUU y de
la OTAN, el nazismo de Zelensky, etc.). Eso mismo dicen los chinos, conocidos
demócratas. Sin embargo, el verdadero “PERO” es
el orden establecido en la Carta
de la ONU y en el Acta Final de Helsinki en el ámbito europeo.
No
hace falta un nuevo orden. Basta cumplir el
vigente. A Ucrania le prohibió Putin acercarse a la Unión Europea y
a la OTAN para conservarla en su regazo dictatorial y desmembrarla quedándose
con Crimea, el Donbás y lo que haga falta si no puede ser todo. Amor fraternal
que mata.
La
reunión de los Ministros de Exteriores ruso y chino el 30 de marzo en la que decidieron
avanzar “hacia un orden
mundial multipolar, justo, democrático”, según su
interpretación autoritaria, constituye de
hecho el inicio de una Segunda Guerra Fría entre las dictaduras de Beijing y
Moscú y las democracias occidentales.
Mientras
Putin siga y Rusia no sea una democracia los entendimientos serán difíciles.
Cuando la URSS, el PCUS ejercía cierto control sobre su líder máximo. Ahora,
nadie se atreve a enfrentarse a Putin, un dictador. Andrei Kosyrev, ministro de
Exteriores con Yeltsin, que aceptó en 1997 la ampliación de la OTAN, advertía recientemente
acerca de la megalomanía de Putin. “Nada de esto
ocurriría con Navalny en el Kremlin” dice, acertadamente, un
Almirante español retirado.
Vienen
tiempos duros. Las espadas están desenfundadas por culpa exclusivamente del
Kremlin. Lo de Crimea fue un aviso desoído. Lo
de Ucrania no debiera serlo. Putin no parará. Debe reaccionarse con
firmeza lo que no impide una coexistencia como al final de la Guerra Fría, pero
con los principios que la URSS ya aceptó en 1975. Menos,
no.
Carlos Miranda, Embajador de España