viernes, 27 de noviembre de 2020

VENTAJAS DEL DESORDEN

VENTAJAS DEL DESORDEN

 

 

                       Madrid 27-11-2020

                                           (Lectura rápida 😊) 

 

                         Messie, sindrome de messie, enfermedad, recoger, apartamento de desorden,  basura, testigo inútil, ayuda, CC0, dominio público, libre de derechos |  Piqsels

 

Hace unas semanas, Ariane Dayer, directora del semanario dominical suizo “Le Matin Dimanche”, subrayaba en un diario español que la complejidad del sistema federal y multilingüe suizo frena cualquier decisión homogénea para todos sus ciudadanos. Por ello, líderes populistas que se inspiran en Trump o son de su estilo, como Cristoph Blocher, líder del SVP (Partido Popular Suizo), conservador y antieuropeo, no tienen, según Dayer, la capacidad de imponer plenamente sus convicciones en la Confederación Helvética. Una ventaja de esta complejidad que pone coto a las políticas populistas.

 

Si bien el origen histórico del federalismo suizo y del sistema autonómico español difieren, a los efectos de estas líneas se aceptará la similitud de dos sistemas constitucionales que reconocen las profundas diferencias territoriales, culturales y lingüistas en el seno del conjunto nacional. La Confederación Helvética surgió hace más de 800 años y nuestras Autonomías se originan en la Constitución de 1978 (sin perjuicio de los Estatutos que surgieron brevemente durante la Segunda República). Se puede constatar, evidentemente, una mayor consolidación del primero. El segundo está aún en fase de desarrollo inicial, como estamos comprobando con ocasión de la pandemia de la COVID-19. No obstante, ello no afecta al fondo de la tesis según la cual la complejidad del sistema constituiría una barrera infranqueable para una victoria substancial del populismo como ha ocurrido en otros países y épocas.

 

Si en Suiza el sistema constitucional permite evitar una victoria determinante del populismo de Blocher, ¿Impediría, asimismo, el español el afianzamiento de un populismo de derechas como el de VOX, aunque obtuvieran, como el SVP en Suiza, un número importante de votos? Si la respuesta fuese afirmativa, seria tranquilizadora frente al populismo de derechas.

 

Si el sistema constitucional fuese un escudo frente a un populismo de derechas, ¿Lo sería, asimismo, frente a un populismo de izquierdas? Se podría argumentar que la Francia actual, tan centralista para suizos y españoles, a pesar de recientes descentralizaciones, es fruto de una uniformidad impuesta por un “populismo de izquierdas” cuando su Revolución de 1789 que “uniformó” el país con sangre y fuego.

 

Desde esta perspectiva, la Francia actual podría ser, eventualmente, pasto de un populismo de derechas o de izquierdas (Le Pen/Mélenchon) a causa de esa uniformidad lograda merced a su Revolución. Francia era entonces un país bastante diverso, con leyes, costumbres e, incluso, lenguas dispares. En Francia prevaleció desde entonces la uniformidad frente a la diversidad merced a un sentido del Estado unitario que la monarquía ya transmitía (no sin grandes dificultades) y la brutalidad revolucionaria.

 

¿Podría darse hoy en día, o en un futuro próximo, esa brutalidad unificadora en sociedades como la suiza o la española? Improbable. Las sociedades centralistas serían, pues, más vulnerables al dominio del populismo, de derechas o de izquierdas. Más que aquellas constitucionalmente disgregadas y desordenadas en sus actuaciones en el espacio nacional, como la suiza y la española. Otro Estado desordenado son los EEUU, argumentará alguno, y allí, el populismo trumpista casi vuelve a imponerse. Pero, no lo hizo y, además, a pesar de sus raíces federales y de sus propias diversidades, es quizás un país más homogéneo que Suiza o España.

 

El que la complejidad y el desorden sean protectores frente a los populismos es una buena noticia, salvo que Dayer señala que ello reposa, asimismo, sobre la prosperidad de las clases medias. De ahí que no pueda uno acostarse tan tranquilamente, porque la pandemia y sus consecuencias amenazan esa prosperidad y, consecuentemente, la estabilidad política. Recordemos el “It´s the economy, stupid” de la campaña electoral de Bill Clinton de 1992. Hasta el Partido Comunista chino lo sabe desde Deng Xiaoping y bien que lo tiene en cuenta para seguir manteniendo su monopolio político.

 

¿Quisiéramos en España un partido comunista chino “español”, señor de todas las Españas y, naturalmente, salvajemente capitalista, quizás liderado por Iglesias o, mejor, un clon de Xi Jinping? No parece, como tampoco un partido de extrema derecha hegemónico a cuyo frente estuviese Abascal o alguien hermanado con el húngaro Orban, el polaco Kaczynski o la francesa Le Pen … , ni como otros líderes autoritarios del pasado que dejaron incluso rastros sangrientos.

 

 

Carlos Miranda, Embajador de España

 

 

viernes, 20 de noviembre de 2020

UN LOCO AL VOLANTE

UN LOCO AL VOLANTE

 

 

 

                      Madrid, 20-11-2020

 

                                                  (Tiempo de lectura, escaso 😊)

 

 

                 Fotos gratis : pista, coche, asfalto, transporte, camión, Ejército,  locomotora, Furia máxima loca, Mad Max, Coche monstruo, vehículo blindado,  Vehículo militar 3840x2160 - - 613936 - Imagenes gratis - PxHere

 

 

¡¿Qué otra cosa podemos decir de Trump, Presidente hasta el 20 de enero próximo?!  El New York Times informaba el lunes pasado sobre una reunión en el despacho oval de la Casa Blanca en la que Trump estaba dispuesto a tomar unas medidas bélicas con relación a Irán que bien podrían escalar en un conflicto incontrolable. Estuvieron presentes, entre otros, Christopher Miller, sustituto provisional del Secretario de Defensa, Mark Esper, recién despedido por haberse negado a utilizar tropas americanas en los EEUU para beneficio político de Trump; Mike Pence, Vicepresidente; Mike Pompeo, Secretario de Estado; y el Jefe del Estado Mayor militar conjunto. Esta reunión ha puesto en evidencia aspectos negativos y positivos.

 

 

Lo negativo es el ánimo destructor de Trump, dispuesto a que tengan que echarle de la Casa Blanca. Ya ocurrió en 1801 con John Adams, segundo Presidente y primer inquilino de la residencia presidencial. No asistió a la toma de posesión de su sucesor, Thomas Jefferson, y sus pertenencias fueron sacadas sin miramientos del edificio. Adams no estaba, como Trump, en condiciones de iniciar guerras cuyo único objetivo sería el de mantenerse en el poder mientras dure el conflicto o, más bien, para emponzoñarlo todo antes de que llegue Biden. El magnate suele comportarse como un niño mimado que rompe sus juguetes cuando sufre contrariedades. Lo dramático es que estos gestos incrementan, tras las elecciones, la división del país y la resistencia de aquellos de sus partidarios que prefieren vilipendiar al próximo Presidente. 

 

 

Este loco al volante desordena el Pentágono alterando caprichosamente el control político y civil de la maquinaria militar; retira tropas de Afganistán e Irak justo antes de que llegue el nuevo Presidente; echa a su propio responsable de seguridad cibernética por admitir que Biden ganó las elecciones limpiamente; se niega a reconocer la evidencia de su derrota y la necesidad de un traspaso ordenado de sus responsabilidades a la nueva Administración. Estas semanas convendrá abrocharse bien el cinturón de seguridad …

 

 

Sin embargo, hay, asimismo, aspectos positivos en esta problemática planteada por un irresponsable acurrucado con su mechero junto a la bomba: el conjunto del sistema democrático estadounidense no se deja impresionar por esta rabieta. La seguridad de Biden está ya siendo asegurada como “Presidente elegido”, con normas más estrictas que como candidato, y otros procedimientos del relevo están ya automáticamente en marcha sin esperar a decisión alguna de Trump. Sin embargo, quedan sueltos cabos importantes para proceder a una transmisión ordenada de la antigua Administracion a la nueva. 

 

 

Los interlocutores de la mencionada reunión en el despacho oval se opusieron a la sinrazón y, asimismo, cuando luego se enteró, el Jefe de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell. Algo importante, porque el Senado es fundamental en la política exterior norteamericana y otras cuestiones de política interior y dado que, salvo un milagro en la elección de los dos senadores de Georgia a principios de enero, se mantendrá la mayoría republicana en el Senado, Biden tendrá que pactar muchas cosas con McConnell (se conocen del Senado desde hace décadas) y atraer a Senadores republicanos moderados a las tesis presidenciales.

 

 

Hasta el 20 de enero, los EEUU estarán andando sobre un cable de funambulista, pero sus estructuras democráticas no permitirán el salto al vacío. Mientras tanto, los aliados occidentales mantendrán la respiración, apoyarán al Biden por venir (con prudencia para no provocar al chiflado) y se prepararán para una presidencia americana más sensata, aunque no drásticamente diferente en ciertos de sus contenidos tras cuatro años que no han pasado en balde. El retorno al pasado de Obama no será pleno si bien la relación transatlántica mejorará.

 

 

Las sirenas de los coches de policía pararan al energúmeno antes de que logre meterse a contrasentido en la autopista. Inquieta que en los EEUU puedan ocurrir estas cosas, por su entidad mundial y liderazgo. Pero, de todo hay en la viña terrestre, hasta aquellos que se alegran por la actitud de Trump porque ello enturbia las aguas donde algunos gustan de pescar.

 

 

Carlos Miranda, Embajador de España

 

 

 

viernes, 13 de noviembre de 2020

MENTIR, MENTIR, MENTIR ...

MENTIR, MENTIR, MENTIR ...

 

 

                            Madrid, 13-11-2020

 

                                                              (Lectura rápida 😊)                  

 

                  File:Pinocchio 3ak.jpg - Wikimedia Commons

 

Las mentiras, se las lleva el viento. Y el paso del tiempo. Si pactaba con Iglesias, tendría pesadillas por la noche. Con Bildu, nunca acordaría nada. ¿Quién lo dijo? ¿Lo recuerda alguien? Quizás el interesado, aunque para ello hace falta tener remordimientos o, incluso, propósito de enmienda. ¿Alguien los tiene en el mundo político? Alguno …  

 

 

No solo mienten en el mundo político. Es la vida misma. Caín. Quizás, pero triste. Posiblemente, pero lamentable. “¡Antes, también!” Claro, claro. Estas líneas no pretenden blanquear el pasado o a “otros”. Ya se sabe quienes. Lo que pasa es que ahora el conductor es fulano y no zutano. Ahora se conduce a un lado de la carretera y no al otro. “¿Y qué?”.

 

Pues, que los baches de ayer ya nos los hemos tragado y los de hoy nos molestan más. Y eso que ni pensamos en los de mañana. ¡Si fuese solo una mentira! “Una vez, mintió”. Bueno ...   “Una vez dijo la verdad”. Aplauso atronador. “¿Fue sincero alguna vez?” Cara de duda y esfuerzo memorístico. “Estoy cada vez peor de la cabeza. No recuerdo nada”. “El abuelo está muy viejo”, le dicen al nieto. “¡Si estoy hablando de los políticos!”. Eso es otra cosa.

 

En febrero no iba a llegar pandemia alguna a España. En julio, la vencimos tras miles de muertos. En agosto, se durmieron tomando el sol después de la paella dominguera a ritmo diario. En septiembre, las caras amagaron una sonrisa algo estúpida. En octubre despertaron y .... ¡Les cogió el toro otra vez! Eso sí, nadie es responsable de nada. Siguen en la misma poltrona. “Es que les pasa lo mismo a todos, aquí y allá”. ¡Ah! ¿Puedo pagar impuestos allá? Porque, si son igual de ineficaces, mejor pagar menos allá. O más, con más servicios públicos. O mejores. “Si es que allá es igual que acá”. ¡Qué me importa allá, si estoy acá!

 

La voz monocorde de la Portavoz del Gobierno Sánchez-Iglesias desgranaba este martes pasado, cual una opositora, en la caja tonta, las verdades gubernamentales. El precio de las mascarillas no se pudo rebajar porque lo impide la normativa comunitaria que reconoce, en España, un IVA del 21%. ¡Vaya por Dios! Otra vez tenía la culpa Bruselas. “Si Bruselas me da dinero, o me lo presta favorablemente, es porque yo le soplé la idea” …   Eso sí, olvidaron decirles que hicieran algo para rebajar el precio de las mascarillas. ¡Menudo olvido! “No, no. No es un olvido: yo, y no Bruselas, limité el precio de esas dichosas mascarillas”. ¡Qué grande eres!

 

Pocos segundos después, la televisión estatal recordaba que en abril ya dijeron en Bruselas que en el caso de las mascarillas no sancionarían que no se cobrase el IVA durante la pandemia. Otros países lo aprovecharon para rebajarles el IVA o no cobrarlo.  “¡Ah!, ¿Sí? Déjeme que lo compruebe. ¡Que abril fue hace siete meses! ¡González Laya, mujer, no me has dicho nada! ¿No te ocupas tú de lo que pasa fuera?”. “¿Yo ...?”.

 

Llevamos pagando, pues, siete meses un IVA que podía no cobrarse. ¡Pobre “Manneken Pis”, siempre te echan la culpa! No te hagas más pis ni llores, que yo te consuelo. Dicen que de Bruselas viene todo lo malo. Entonces, ¿Quién se va a hacer europeísta? Los tontos, que son los que piensan en el futuro. ”Bruselas, caca. ¡Niño, no toques!”.

 

“Es que la Portavoz es también Ministra de Hacienda”. ¡Ay! ¡Dios mío! Ahora caigo. Quizás envió la pregunta por paloma mensajera e, igual, no llega con las señas que le puso que eran de Andalucía, tierra bendita. Eso sí, siete meses cobrando el IVA de las mascarillas para las arcas del Estado. ¡Bien necesitadas están! Si en el remite de la carta puso que vivimos en Patagonia, igual seguiríamos pagando el IVA alto por las mascarillas in “saecula, saeculorum”. Pues no, no puso Patagonia. Puso Madrid, España. El martes próximo pasa el IVA de las mascarillas de 21% a 4%. ¡Ya era hora!

 

El verdadero problema son las trolas de los políticos. Mentiras, mentiras, mentiras. Ayer, hoy y mañana. Dios nos coja confesados. “¡Será a ellos!” No, incauto, o incauta, que ellos gobiernan. Sus mentiras ya están olvidadas. Cuando se marchen, se sustituirán por las de “otros”. No se heredan, pero siguen apareciendo. Y las de hoy siempre parecen de ayer y ya se han olvidado. Que bien repican las castañuelas, o cualquier cosa que cante un político .... ¡Eso, menudo cante!

 

 

Carlos Miranda, Embajador de España

 

 

 

 

 

 

lunes, 9 de noviembre de 2020

BIDEN INTERNACIONAL

BIDEN INTERNACIONAL

 

 

        Madrid, 09-11-2020

 

                                     (Lectura más larga de lo habitual 😊)

 

               File:Logo of the Office of the President-Elect.png - Wikimedia Commons

                         File:Joe Biden kickoff rally May 2019.jpg - Wikimedia Commons

 

¡Joe Biden ganó la elección presidencial! ¡A pesar de las jugadas tramposas de Trump, aunque quedan sus abogados! ¡A pesar de los partidarios de Biden que no creían en su victoria! ¡A pesar de sí mismo!, como dirían (¡ya no!) aquellos que para curarse en salud (“Te lo dije …”) esperaban con poquísima fe su victoria. A pesar de los que piensan que la democracia americana aceptaría ser desvirtuada con una resistencia sin futuro a entregar las llaves de la Casa Blanca. Ciertamente, no había que vender la piel del oso antes de cazarlo y el resultado fue más justo de lo previsto, pero buena parte de los partidarios de Biden, y muchos de los que sólo deseaban la derrota del magnate, han temblado antes de tiempo. Con un buen motivo, ya que un segundo mandato de Trump hubiese sido un desastre para los propios EEUU, sus aliados y el mundo.

 

 

La resistencia de Trump en conceder la derrota enaltece la victoria de Biden y desdibuja lo apretado de su triunfo. Sin embargo, hay que recordar que en 2000 el Demócrata Al Gore tardó unas cinco semanas en admitir la derrota frente a George W. Bush al estar en el aire la cuestión de si hubo fraude en Florida donde otro Bush, Jeb, hermano del anterior, era el Gobernador. Sin embargo, ahora lo que importa es que el nuevo Presidente acierte los próximos cuatro años.

 

 

Para empezar, tendremos dos meses y medio agónicos de impaciencia hasta el 20 de enero, inicio del mandato presidencial. Durante este tiempo, Trump andará de “pato cojo” (lame duck), según la terminología local, constreñido a una inactividad que, posiblemente, siendo él como es, no será digna, quizás incluso payasera (¿inconstitucional?). Dicen que, imitando a Abascal, quiere montar su propio partido de extrema derecha, una catástrofe para el partido Republicano. En su seno, a pesar de haber sido cooptado por Trump, queda, sin embargo, bastante gente sensata. Hasta, dicen, disgustado con FOX por dar rápidamente vencedor a su contrincante, Trump montaría su propio “Trump Fake News Network (TFNN)” …  

 

 

Mientras, Biden preparará su Administración, reclutará cargos, afinará sus intenciones políticas y programáticas, anunciará futuras medidas. Preparará, asimismo, su discurso de investidura que tendrá lugar, como siempre, frente al Congreso, en Capitol Hill, desde donde se contempla el “Mall”, el conjunto monumental y de jardines que desemboca, más de tres kilómetros al Oeste, en el monumento a Lincoln, el que mantuvo la unidad del país y liberó a los esclavos; con el obelisco de Washington, uno de los fundadores de la Unión, en el centro; el memorial de Jefferson, inspirador esencial de la Declaración de Independencia, al Sur; y la propia Casa Blanca al Norte, formando, todo ello un dibujo cruciforme erigido siguiendo los planos inicialmente diseñados por el arquitecto de origen francés, L’Enfant.

 

 

Es fácil imaginar una presidencia diferente. Incluso, opuesta. No obstante, han pasado cuatro años, un tiempo respetable en política, desde que el tándem Obama-Biden fue sustituido por el de Trump-Pence, a lo que hay que sumar que no todo lo que hizo este último fue desacertado. El nuevo equipo formado por Biden y su Vicepresidenta Harris no será una mera continuidad de la era Obama. Hay numerosa literatura desgranando sus intenciones. Quizás, lo más fiable sea un artículo del propio Biden publicado en “Foreign Affairs” poco antes de la elección.

 

 

Algunos botones de muestra dan la medida del plan de ruta. Con Biden, Washington estará dispuesto de nuevo a implicarse en el mundo frente al egoísmo trumpiano centrado exclusivamente en los EEUU. Quiere reforzar la democracia en los EEUU, proteger su futuro económico, fortalecer sus alianzas y volver a ser un líder mundial. Propondrá una Cumbre global en favor de la democracia al tiempo que priorizará la lucha contra la corrupción, el autoritarismo y a favor de los derechos humanos.

 

 

Desea favorecer la transparencia en el sistema financiero mundial y acabar con los paraísos fiscales. La seguridad económica es parte de su seguridad nacional. Para ello la política comercial debe fortalecer las clases medias para que todos puedan beneficiarse de los éxitos del país sin distinción alguna, sea de raza, género, localización, u orientación sexual entre otros, lo que requerirá enormes inversiones en infraestructuras y educación. Asimismo, favorecerá el acceso a una sanidad accesible, la subida del salario mínimo y desea liderar una economía ecológicamente “limpia” con el objetivo de crear diez millones de puestos de trabajo.

 

 

China será un reto especial. Hay que enfrentarse, afirma, al pillaje chino de tecnología y patentes americanas. Tampoco son aceptables los subsidios a sus empresas estatales que desvirtúan la libre competencia. Consecuentemente, considera necesario un frente común entre los EEUU y sus aliados contra estos abusos chinos y su ausencia de respeto a los derechos humanos, al tiempo que hay que intentar cooperar con Beijing en cuestiones como el cambio climático, la no proliferación de armas nucleares y la sanidad mundial.

 

 

Biden quiere actuar, liderando, con sus aliados y asociados, para enfrentarse a los retos globales. Desea repatriar a la mayoría de las tropas estadounidenses redefiniendo a la baja sus misiones contra el estado Islámico y Al-Qaeda, cesando, asimismo, el apoyo americano a los saudíes en su conflicto en el Yemen. Hay que centrarse, añade, en el contraterrorismo, evitando, sin embargo, conflictos que no se pueden ganar y que diluyen su liderazgo. Es de suponer, pues, que la relación con Riad sufrirá, así como, quizás, con Netanyahu, tan amigo de Trump, pero, como todo lo relacionado con Israel, siempre importante en Washington.

 

 

Sin perjuicio de lo anterior, afirma que la diplomacia debe ser el instrumento internacional más importante. La OTAN es central para la seguridad americana y constituye la defensa de los valores democráticos. Cada aliado debe aportar lo que le corresponde e incrementar sus contribuciones, como se ha pactado. Sin embargo, el compromiso americano con la Alianza Atlántica es sagrado y transciende de consideraciones económicas.

 

 

El Kremlin, precisa, teme una OTAN poderosa que debe mantener sus medios militares frente a la agresión rusa y aumentar su capacidad de enfrentarse a amenazas no tradicionales. Desea apoyar la sociedad rusa que se opone al autoritarismo de Putin e impedir que Moscú salga bien librado de sus violaciones de la legalidad internacional.

 

 

Si Teherán vuelve al estricto cumplimiento del acuerdo nuclear, Washington se reincorporaría al mismo, intentando, también, mejorarlo, sin, por ello, dejar de contrarrestar otras actividades desestabilizadoras iraníes. Respecto de Corea del Norte, perseguirá con sus aliados y otros, como China, el objetivo común de su desnuclearización. Biden se declara, asimismo y como Rusia, favorable a una extensión del “New START”, el acuerdo ruso-americano de limitación de armas nucleares estratégicas que vence en febrero. Desea aprovechar esta extensión para lograr una nueva generación de acuerdos de desarme. La razón de ser del armamento nuclear debe ser esencialmente disuasorio al tiempo que hay que reducir la dependencia del mismo.

 

 

Finalmente, aboga por que los EEUU y sus aliados se unan para desarrollar redes privadas de comunicación 5G que lleguen a todas partes, gobernadas por leyes y por la ética.

 

 

Es un programa para sus conciudadanos americanos que tendrá que ser contrastado con los intereses de los aliados, España entre ellos (Venezuela; contribución a la OTAN; acuerdo bilateral militar; China; y aranceles entre otros), en el marco internacional, pero que, frente al aislacionismo egoísta de Trump, ofrece una base más aceptable y multilateralista. La cuestión para la Unión Europea será saber si con “My Way”, la política internacional “autonomista, propia y no seguidista” de la UE, se pretende solamente una necesaria y legítima autonomía en el marco general occidental, con el desarrollo incluso de su propia Defensa (¿con o sin disuasión nuclear propia?), o jugar a ser los nuevos “No Alineados” en el enfrentamiento entre Washington y Beijing, como lo fue, por ejemplo, Suecia durante la Guerra Fría. Será determinante delimitar si el conjunto de nuestros propios intereses está más cerca de EEUU o de China porque una estricta equidistancia no sería realista. Incluso durante la Guerra Fría los No Alineados estaban en su fondo más íntimo alineados. ¿O Suecia habría mantenido una neutralidad suicida si la URSS hubiera atacado e invadido Europa Occidental? Hasta las bromas tienen sus líneas rojas.

 

 

Carlos Miranda, Embajador de España

 

 

 

viernes, 6 de noviembre de 2020

EL CABALLERO Y EL DEMONIO

EL CABALLERO Y EL DEMONIO

 

                     Madrid 06-11-2020

 

                                                                (Lectura rápida 😊)

 

 

                    San Jorge Religión Línea Arte St - Gráficos vectoriales gratis en Pixabay

 

 

 

En las películas de Hollywood los demonios suelen perder frente a algún caballero, Príncipe Azul providencial, que permite al bien prevalecer sobre el mal. Eso sí, el mal debe ganar al principio. De lo contrario no hay ni emoción ni espectadores. En Washington, en cambio, se impone la realidad y el demonio puede ganar no sólo al principio, sino también al final.

 

 

Ahora, estamos inmersos en una espera enervante para confirmar, incluso ante jueces (mejor que en la calle) que Biden ganó la Presidencia de los EEUU. Lo estamos todos porque, aunque no votemos los ciudadanos de otros países, nos afecta el resultado tanto por la dimensión global de los EEUU como, para los países occidentales, al ser su líder más importante. En el primer caso su manera de conducir los asuntos internacionales es importante para el resto del mundo y las intenciones del demonio son claramente contrarias a un multilateralismo constructivo y respetuoso de los demás, mientras que las del caballero son las de recuperar un talante dialogante en la escena internacional sin perjuicio del protagonismo que se deriva de ocupar el proscenio y de tener como telón de fondo, y a mano, las legiones, como hacían los romanos. Al hilo de estas consideraciones, pensemos, asimismo, que la forma de determinar quién gobierna en otras grandes potencias, como puedan serlo China o, en menor medida, Rusia, no forzosamente de un modo democrático, también nos afecta.

 

 

Para países europeos como España y el conjunto de la Unión Europea, importa la cuestión del liderazgo occidental porque a pesar de los pesares que cada cual quiera elaborar, el vínculo transatlántico es una realidad sociológica y cultural, no solo política, que también, siendo el sistema democrático liberal y representativo su fundamento esencial. Si el demonio opta por salvarse solo él, una mala filosofía, como viene haciendo desde hace cuatro años, la cohesión occidental se resquebraja no sólo en su base sino también en otras expresiones consecuentes como pueda serlo el de su seguridad que no solo es la estratégica, sino también la económica, comercial, sanitaria y medioambiental, entre otras.

 

 

Si los EEUU renuncian a un liderazgo consensuado, las repercusiones disgregadoras prevalecen. En tal caso Washington y Londres recuerdan con más intensidad su relación especial y en la UE la búsqueda de una vía propia, la autonomía estratégica o la melodía del “My Way” de Sinatra aplicada a la Unión, se hace, entonces, más perentoria sin perjuicio de que sin una defensa propia autónoma, que tardará en obtenerse, sea una ensoñación con importantes riesgos por afrontar.

 

 

Con el caballero las cosas serían de una manera más aceptable, porque, sin renunciar a su propia vía, la UE transitaría con más seguridad hacia una personalidad más asertiva en la relación transatlántica que debiera ser más bilateral entre Washington y Bruselas, sin perjuicio de que con la Europa aun no federal que tenemos, a las orillas del Potomac se cuidarían de entenderse preferiblemente con Berlín y Paris que con Londres.  

  

 

Alguien señalaba que, esta vez, en los EEUU, más que una noche electoral estamos viviendo una semana electoral. Puede, sin embargo, ser más tiempo, porque si hay recursos judiciales, estos tardarán en resolverse. Por otra parte, el Colegio Electoral solo se reúne el 14 de diciembre. Toda incertidumbre es mala. Esperemos, pues, que la cuestión se resuelva antes. Dicho esto, es cada vez más aparente que Biden será el vencedor cuando finalice definitivamente el recuento de los votos y sería sorprendente que sucumbiera ante los tribunales.

 

 

Sin perjuicio, pues, de posibles recuentos y recursos judiciales, cosas, ambas, legales en toda elección, aunque puedan adobarse con azufre, deberíamos tener pronto los resultados en los pocos Estados que no han terminado de contar los votos. Las confirmaciones legales tardarán más.

 

 

Si el Senado queda en manos Republicanas, también por los pelos, el rol de Jefe de la mayoría Republicana en la Cámara Alta, Mitch McConnell, Senador por Kentucky, se revalorizará pues Biden tendrá que negociar con él muchos asuntos, si bien ambos se conocen del Senado desde hace décadas (ambos son septuagenarios) y mantienen una buena relación personal. Si hubiese empate de escaños senatoriales, entonces el papel de la Presidencia del Senado, que correspondería a la Vicepresidenta Kamala Harris, sería fundamental para desempatar votaciones. La Casa Blanca necesita del Senado en muchos temas, pero especialmente en política exterior y nombramientos. Con un Senado Republicano, los nombramientos y las políticas “liberales”, como allá las llaman, no tendrán mucho recorrido. Los Demócratas conservan la Cámara Baja, más controladora de los denarios, aunque sufren pérdidas.

 

 

A pesar de las incertidumbres electorales (y otras víricas y económicas) las bolsas de Nueva York han subido. Los expertos señalan que éstas prefieren una situación políticamente equilibrada porque favorece la predictibilidad y aparta posibles reformas radicales.

 

 

 

Carlos Miranda, Embajador de España