domingo, 28 de abril de 2024

MEDIAS TINTAS SEPARATISTAS

 

                              Madrid, 26-04-2024

                              (Lectura rápida 😊)

 

También en La Hora Digital

https://www.lahoradigital.com/carlos-miranda/autor/1931

 

 

Fernando Savater, expulsado del diario El País y ciudadano de la “fachosfera” según progresistas de pata negra se inquieta viendo como en la autonomía vasca las fuerzas nacional-separatistas más que buscar el abandono de España, dice, lo que quieren es la salida de España de su territorio.

Es, sin embargo, el sino de los regionalismos políticos expresados en autonomías, una especie de federalismo (incompleto). El Estado central ha transferido muchas competencias a las autonomías lo que se puede entender como una retirada parcial del Estado de esos territorios.

Lo problemático es que las competencias estatales y autonómicas nunca fueron predeterminadas. Las estatales son la suma de algunas que son evidentes y de aquellas que aún retiene pero que podría ceder. Entre las evidentes están, por ejemplo, los asuntos exteriores y la defensa lo que no impide que las autonomías puedan tener actividades y algunas representaciones en el exterior.

Lo dramático para los Estados de la Unión Europea es que son estas competencias evidentes las que tendrán que ceder para construir el necesario y deseable Estado Federal Europeo y por eso se resisten. En un caso como el español hasta podría quizás significar la desaparición del Estado central víctima de la gravitación centrípeta europea y de la centrífuga autonómica.

La Hacienda suele ser competencia central, pero los privilegios forales, históricos, del País Vasco y Navarra le hurtan esa centralidad en España. En cuestión de impuestos, las demás autonomías tienen con su propio tramo un cierto margen de actuación y los separatistas catalanes quieren independizarse ya en materia de Hacienda.

Nada de esto es bueno o malo “per se”. El acercamiento de las administraciones a los administrados parece algo positivo en un país como España con medio millón de kilómetros cuadrados de orografía compleja y casi 48 millones de habitantes al permitir una mejor aplicación a las problemáticas regionales.

Puede ofrecer también efectos negativos que hay que evitar o remediar como, por ejemplo, si un residente en una autonomía no es atendido igual de bien en la sanidad de otra al estar la atención médica transferida específicamente a cada una de las autonomías. Los sueldos de los funcionarios autonómicos pueden ser diferentes entre autonomías y hasta superiores a los del Estado y la educación impartida asimétrica o sectariamente. Asimismo, la indeterminación “ab initio” de las competencias autonómicas ha permitido politizar negativamente sus transferencias.

Lo inquietante es como todo ello repercute en la relación de las autonomías con el Estado central, sobre todo cuando el nacional-separatismo lo transmuta en negación de España. Si se usa un idioma local para anular el vínculo común del español o sirve de instrumento para impedir que personas de fuera se asienten en esa autonomía o expulsar en términos prácticos a ciudadanos que no conforman con un localismo excluyente, una limpieza étnica, asistimos a la expulsión de España.

De este modo se crea una región que se va diferenciando del conjunto al que pertenece sin renunciar a su separatismo. Se crea un recinto de diferenciación que no requiere forzosamente una independencia. Se puede obtener así un cercado que se entiende como una independencia práctica sin los traumas de un proceso de secesión tanto en la autonomía como en el resto de España y la incomodidad de salir de la Unión Europea, de ingresar con otra identidad y periodos de espera en organismos internacionales o de cumplir directamente con obligaciones caras como la de defensa.

Un separatismo “blando”, menos traumático que salir del conjunto nacional y quizás más aceptable para el resto de los españoles que saben que los dos territorios más centrífugos en España nunca han sido independientes, pero que conseguirían así la diferenciación exclusiva a la que aspiran. ¿Es posible un compromiso sin atentar a la igualdad y otras premisas irrenunciables?

Según el constitucionalista Tomás de la Quadra el proceso legítimo de una eventual secesión en España (El País, 24/04/24) es el de, primero, una decisión autonómica de alterar la relación con el conjunto español (“cambiar el modelo de relación con el Estado” dice Otegui), seguido de un debate sin conclusión predeterminada en las Cortes y si estas aprueban la necesaria modificación de la Constitución, un referéndum nacional pues todo el pueblo es el titular de la soberanía. No se trata, pues, de un referéndum solo en la autonomía y al principio del proceso. Con esta explicación se antoja que no lo tienen claro ni los separatistas ni muchos de los que se les oponen y, también, que el separatismo “soft” parece una alternativa viable.

En estas, cuando caen chuzos de punta, “somos uno, Frankenstein, incluyendo a Bildu”, sería, resumidamente, el sentido de una respuesta de Sánchez en el Congreso de los Diputados este miércoles 24 al decir que “nueve de cada diez votos” en el País Vasco fueron a los partidos de su investidura. Pocos días antes de la cita electoral su partido cargaba contra Bildu por no reconocer que ETA era terrorista y ahora lo vuelve a acoger en su regazo.

Preocupante, como lo es también el inusual retiro de Sánchez para meditar durante cinco días. El Presidente americano Truman decía que “si no aguantas el calor, salte de la cocina”.

 

Carlos Miranda, Embajador de España

 

martes, 23 de abril de 2024

TERRORISMO FESTIVO

TERRORISMO FESTIVO

 

                                        Madrid, 22-04-2024

                                        (Lectura rápida 😊)

 

También en La Hora Digital

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Mientras que algunos países y organizaciones terroristas juegan al póker en el Oriente Medio pudiendo los acontecimientos descontrolarse, en España, con las elecciones vascas de este pasado 21 de abril podemos ver un terrorismo blando que no mata, pero recuerda su existencia pasada cuando sus herederos políticos no reconocen que ETA fue terrorista.

Ciertamente, van abandonando cierto chantajismo inaceptable. Primero, el tiro en la nuca y la bomba lapa. Hay que alegrarse, pero no agradecerlo porque nunca debieron matar. Desde ese momento prefirieron correr un velo sobre los crimines cometidos pretendiendo que se acepte el fin de una etapa justificada de reclamaciones contra una España opresora (que lo seguiría siendo).   

Los admiradores de ETA parecen haber dado un nuevo paso al pedir perdón a sus víctimas el candidato de Bildu acorralado por su resistencia a admitir que ETA fuese terrorista. Sin minusvalorarlo, sigue siendo insuficiente. ETA asesinó a 850 personas, dejó heridos e inválidos y dolor en muchísimas familias. No se puede limitar a estos dos pasos la censura y seguir justificando las actuaciones terroristas. 

Del terrorismo asesino pasaron al callejero, más que desorden y vandalismo porque su objetivo seguía siendo amedrentar. Tras los escenarios mortales y amenazantes se continúa con un terrorismo festejante al celebrar públicamente con alegría la salida de la cárcel de los etarras no arrepentidos.

El candidato de Bildu, Otxandiano, justificó las actuaciones etarras como una lucha contra la dictadura franquista (un error en el que ya cayeron ingenuamente algunos opositores a la dictadura) para luego lamentar que hubiese una “deriva” posterior. ETA mató a 669 personas desde 1975 hasta 2010, más que en la dictadura, anunciando en 2011 su final 36 años después. Una eternidad antidemocrática.

Bildu, así como sus electores y partidarios justifican a ETA que, además, provocó un importante éxodo de ciudadanos amenazados. Más difícil de comprender es que un partido que se precia de democrático y progresista, que también sufrió de ese terrorismo, se alíe políticamente con quienes siguen sin condenar a ETA. Este blanqueamiento estimula apoyar a Bildu. Una responsabilidad histórica a pesar de ponerse la venda de las mejoras sociales en los ojos cubriendo lo improcedente con lo legítimo. Al final de la campaña hubo que soportar que quisieran hacer creer que se acababan de dar cuenta. 

El argumento de que es mejor así que cuando mataban es inaceptable. Con este simplismo se está diciendo que, si no gusta, igual podrían volver a sacarse las pistolas. La reconversión de terroristas antidemocráticos en demócratas de toda la vida requiere contrición, rechazo a lo ocurrido y, en algunos casos, quedarse al margen y volver a casa.

Los resultados electorales de las elecciones vascas sólo pueden verse, pues, con preocupación. Bildu casi “sorpassa” al PNV en voto popular (32, 5 % frente a 35,2 %) y le iguala en escaños (27). Bildu ganó en Álava y Guipúzcoa mientras Vizcaya es más peneuvista.

Si bien el partido de Sánchez ha logrado subir dos escaños (consiguió 12) y mantener su modesto rol de coronar quién gobernará, Bildu se lleva los votos de Podemos (tenía seis escaños, los que sube Bildu). El PNV pierde cuatro. Sumar añade otro fracaso como en Galicia, aunque logra esta vez un escaño.

El PP gana también un escaño, pero sin entrar en la liga de los imprescindibles. El votante prefiere un partido regional tanto a la derecha como a la izquierda que uno nacional. A misma oferta, vasco y no maqueto. Vox mantiene escaño en Álava. Algunos votantes siguen sin entender que la derecha dividida no va a ninguna parte.

Por escaños los dos partidos nacional-separatistas empatan sin airear ahora excesivamente su independentismo y suman juntos 54 escaños sobre 75. Ideológicamente, toda la izquierda tiene 40 escaños y el conjunto conservador 35. El balance de moderados/extremistas es de 34/1 (Vox) en la derecha y de 12 (PSOE)/28 en la izquierda.

La independencia no estará a la vuelta de la esquina, pero sí profundizar la desespañolización. Más fácil y cómodo que una independencia que sigue como espada de Damocles encima de cualquier Moncloa. Por ahora, un vinagre renuente a mezclarse con el aceite en la vinagreta nacional.

 

Carlos Miranda, Embajador de España

 

 

viernes, 19 de abril de 2024

MUROS PALESTINOS

MUROS PALESTINOS

 

 

Madrid, 18-04-2024

                    (Lectura rápida 😊)

 

También en La Hora Digital

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Israel tiene sus culpas en la insatisfactoria situación en Palestina donde avasalla a aquellos que no han desarrollado un Estado prospero gemelo al israelí como sin duda deseaba la oportuna Resolución de la Asamblea General de la ONU de 1947, pero no es el único malo de la película.

 

Por otro lado, Sanchez lo quiere solucionar todo de un plumazo reconociendo por parte española un Estado palestino en lugar de la Autoridad palestina que ya funciona o, más bien, malfunciona. Así parecería que, por arte de birlibirloque, se resolvería la cuestión palestina. Un espejismo. Ciertamente, PSOE y PP votaron favorablemente en 2014 este reconocimiento, pero para que ello sea eficaz, y como señalan otros países y hasta Feijóo, líder de la oposición, se deben de dar algunas condiciones. Estos dos partidos acordaron “buscar en cualquier actuación en este sentido una acción coordinada en concierto con la comunidad internacional, y en concreto con la Unión Europea, teniendo plenamente en cuenta las legítimas preocupaciones, interés y aspiraciones del Estado de Israel". Cada palabra parece medida y es fruto de un compromiso.

 

La primera condición actualmente debiera de ser un alto el fuego prolongado en Gaza, incluso algún armisticio, y el retorno a sus casas del más de un centenar de rehenes que siguen ilegalmente en poder de Hamás después de más de seis meses. De lo contrario, lo que haría España, y quien siga la senda de Sanchez, es premiar a Hamás por su ataque terrorista del 7 de octubre pasado que causó 1.300 muertos inocentes en Israel.

 

Además, mientras un semblante de paz no vuelva a Palestina en el que Hamás, Hezbolá y los Hútis, entre otras organizaciones y milicias terroristas sucursalizadas por Teherán, dejen de acosar a Israel y a los occidentales, la situación evoluciona y no recomienda actuar precipitadamente, sobre todo después de que Irán se ha quitado sus caretas terroristas de intermediación y ha actuado directamente con 330 misiles y drones contra Israel en una noche, abatidos en un 99%, contra ese Israel al que Sánchez da lecciones de democracia cuando en casa pacta con partidos separatistas y desestabilizadores de España, heredero alguno de terroristas no arrepentidos de lo que afecta enterarse solo ahora en la campaña electoral vasca.

 

Desde tiempos del Presidente americano Carter el Irán de los ayatolas es un enemigo jurado de EEUU y de Israel. De los occidentales. Por su adscripción al chiismo, Irán, islámico no árabe, es asimismo adversario de los países sunís, la mayoría de los países árabes siendo su gran rival regional Arabia Saudí donde está la Meca, el lugar más sagrado para los musulmanes.  

 

Irán corteja la bomba nuclear para ser el gallo del Oriente Medio para, si acaso, destruir Israel, y puede que lo acabe logrando gracias al error de Trump que torpedeó el acuerdo forjado en su día para que Irán pudiera tener una industria civil nuclear sin riesgo de enriquecer su uranio a niveles necesarios para lograr una bomba nuclear. A este error hay que sumar el previo de la segunda Guerra del Golfo, la guerra ilegal, la de Bush junior, el desastroso, la que no fue sancionada por la ONU como la primera para conseguir que el Irak de Sadam Husein se retirara de Kuwait que había invadido y ocupado ilegalmente. Con la segunda Guerra cayó el iraquí Sadam Hussein y creció Irán.

 

Como otras dictaduras, el régimen de los ayatolas, que ahorca desde alturas vertiginosas con grúas a los homosexuales y humilla a las mujeres, utiliza la política exterior para desviar la atención interna a sus barbaridades y falta de libertad. El odio total a Israel es su gran batalla para echar a los judíos al Mediterráneo, y para ello lleva años hostigando a Israel con terroristas a sueldo suyo.

 

En tiempos pasados los terroristas palestinos de la Organización Palestina de Liberación, la más importante durante mucho tiempo, dejaron las armas y empezó a gobernar su porción de territorio palestino. Fue otra oportunidad perdida para los palestinos que tantas veces equivocaron antes su política con los judíos priorizando la violencia como con la invasión de Israel por varios países árabes nada más proclamarse en 1948 la independencia del Estado judío reconocido por NNUU. La gestión político-administrativa de Palestina no es gran cosa y ampara mucha corrupción. Israel no ayuda, sin duda también un error, pero solo es ello una excusa, no una justificación aceptable. El verdadero fracaso es palestino.

 

Del error de la invasión de 1948, rechazada, derivaron más errores por un terrorismo disruptivo incluso para países árabes. Con Arafat al frente, la OLP acabó yéndose a Jordania y al Líbano para refugiarse finalmente en Túnez ya que por sus atropellos nadie la quería en el Oriente Medio.

 

Tan mal recuerdo dejó, que ningún país árabe quiere acoger ya a refugiados palestinos. No solo Israel ha construido muros para impedir que accedan fácilmente al territorio israelí y dificultar que entren terroristas. Al ver el hacinamiento palestino en Rafah por la presión militar israelí, son los propios egipcios los que construyen desde febrero un muro como el de Berlín para que no pasen palestinos a Egipto, aunque estén muertos de miedo y de hambre. Esto no sólo merced a Israel, también a Hamás que no da un chavo por los palestinos. El gobierno egipcio teme una colusión entre palestinos y los Hermanos Musulmanes que cuando gobernaron en El Cairo llevaron al país hacia el radicalismo islámico.

 

En estas circunstancias, mientras Albares defiende con entusiasmo estéril ante el Consejo de Seguridad que Palestina pase de observador a miembro pleno de las NNUU, Sánchez debiera reflexionar sobre el mejor momento de reconocer a Palestina como Estado ya que incluso en julio, cuando quiere hacerlo a lo más tarde, tal como se desarrollan los acontecimientos daría la evidente sensación de justificar el terrorismo de Hamás que le quedará otra vez muy agradecido y, por su parte, debieran también de reflexionar los palestinos por qué sus hermanos árabes elevan asimismo muros físicos y políticos contra ellos a pesar de jalearles en las calles.

 

Las capitales occidentales verdaderamente importantes (Washington, Berlín, Londres, Paris) intentan calmar a Israel con un dialogo directo para que renuncie a devolverle a Irán los cientos de misiles enviados, una pasada, o al menos que una respuesta, en el fondo innecesaria, sea lo suficientemente medida como para no provocar por escalada un conflicto mayor en el Oriente Medio. Sanchez no puede hacerlo porque no tiene interlocución constructiva con Netanyahu y parece dudar ahora de un inmediato reconocimiento del estado palestino. De lo que no hay duda es que la política exterior no es para aficionados.

 

 

Carlos Miranda, Embajador de España

 

 

 

sábado, 13 de abril de 2024

ARABESCO PALESTINO

ARABESCO PALESTINO

 

                              Madrid 13-04-2024

                              (Lectura rápida 😊)

 

También en La Hora Digital

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Sánchez llegará a la próxima Cumbre aliada de julio en Washington para celebrar los 75 años de la OTAN con España a la cola de sus miembros en gasto de defensa. Un buen regalo nuestro de aniversario a los demás aliados. Solana decía que no se debe de viajar de gorra en el tren de la seguridad.

Y eso que Robles, Ministra de Defensa, avisa que nos puede caer un día en la cabeza un misil ruso y que Borrell, que lleva la política exterior y de seguridad de la UE, advierte que una guerra es posible en Europa (además de Ucrania). Ambos excelsos socialistas ajenos a la “fachosfera”. 

No obstante, intenta Sánchez reunir en España una conferencia internacional sobre el Oriente Medio, como la celebrada en Madrid en 1991 y que dio paso a los acuerdos de Oslo que podrían haber alumbrado un entendimiento en Palestina si no hubiera sido por la eficacia destructiva de los radicales judíos y palestinos.

Estaría bien esa nueva conferencia en España con la que Madrid remataría el reconocimiento de un Estado palestino. Un posicionamiento esencialmente gestual, pero lo gestual es intrínseco a la política. La mayoría de los países lo han hecho, aunque pocos en el marco occidental. Actualmente es un Estado observador no miembro de NNUU.

Ese (difícil) reconocimiento en Nueva York puede requerir en términos políticos dos cambios esenciales: la supresión de una corrupción endémica en la Palestina árabe y la desaparición de los movimientos y milicias terroristas. Al Fatah dejó de ser terrorista hace tiempo y sería positiva la desaparición de todo el terrorismo palestino en buena medida alentado por Irán.

Sería difícil predecir los resultados de una nueva Cumbre en Madrid. Convendría invitar la “realpolitik” a la mesa y en tal caso las consideraciones israelíes acerca de su seguridad serán esenciales. Los 1.300 muertos de los atentados del 7 de octubre pasado y los más de cien rehenes aún en manos de Hamás, de los 250 originariamente secuestrados, pesarán como los miles de muertos palestinos, que deben de ir ya por más de 33.000, como represalia al atentado de octubre. Todo es un horror y cada cual se agarra a sus sentimientos y argumentos: la amenaza del terrorismo para unos; la imposibilidad de ver un futuro esperanzador para otros.

En conflictos semejantes se suele priorizar el fin del terrorismo para avanzar en una agenda que lleve a una convivencia pacífica. Evidentemente, otras cuestiones han de seguir como la de los asentamientos ilegales israelíes en territorios palestinos, la brutalidad israelí y el reconocimiento del Estado Palestino por Israel. Hay quienes, como el palestino Mustafá Barghouti, que abogan por un solo Estado de judíos y palestinos mezclados. Se antoja ello aún más difícil que los dos Estados sin perder de vista que la Autoridad palestina ya es un embrión de Estado.

En este arabesco España debe cuidar no dejarse algunas plumas. Para un reconocimiento ahora de Palestina como Estado cuenta como acompañantes europeos con Irlanda, Malta y Eslovenia. Sólo Eslovenia es miembro de la OTAN y son tres pequeños países. Otra cosa será cuando otros países de mayor entidad como Francia, Alemania o Italia decidan ese reconocimiento. En esta cuestión, en la que PSOE y PP votaron a favor en 2014, conviene ir bien acompañado.

Sánchez se ha significado en contra de Israel, el único puntal occidental en Palestina. Un Israel al que Marruecos se ha acercado merced a los acuerdos Abraham. Un Israel potente en tecnología y producción militar. No convendría que fuese más favorable a Marruecos que a España. El modo de hacer las cosas importa.

Ciertamente con Netanyahu Israel lo pone difícil a sus aliados naturales, los europeos y, especialmente, los EEUU. En su furor Netanyahu pretende reproducir la cólera del Dios bíblico cuando rechazó perdonar la destrucción de unas ciudades salvo que hubiese 10 justos que no encontró. Biden difícilmente puede dejar de aprovisionar militarmente a un Israel que muestra más su justificada, pero inútil, ira, incontenible y cruel, que la inteligencia proverbial atribuida a los judíos.

Jugando con el fuego, Netanyahu ataca asimismo objetivos iraníes en la región, violando sedes diplomáticas, si bien cuida no hacerlo en Irán, país que opera a través de “mandaos” (Hamás, Hezbolá o Hútis), pero que desea evitar una escalada que pudiera involucrar directamente a los EEUU. Hezbolá ataca a Israel con misiles desde el Líbano, por encima de las cabezas de las impotentes fuerzas de interposición de la ONU, de las que España es parte, incapaces de evitar la presencia ilegal de las milicias de este movimiento terrorista, que hasta forma parte del gobierno libanés, entre el río Litani y la frontera israelí.

Añádanse los errores involuntarios o buscados. Por ejemplo, los miembros de la ONU muertos recientemente en el Líbano por una mina sin una responsabilidad bien esclarecida, tres rehenes fugados y abatidos por militares israelíes confundidos y trabajadores de la ONG liderada por el chef español José Andrés en un bombardeo israelí.

Esta última barbaridad ha permitido a Biden forzar que Netanyahu entre algo en razón, con la amenaza implícita de disminuir el apoyo estadounidense, tanto el bélico como en el Consejo de Seguridad de la ONU. Israel igual acaba por no invadir Rafah (donde Egipto no abre su frontera a refugiados palestinos), aunque sigue amenazando con ello, y se logra un alto el fuego al menos de cierta duración que Hamás no siempre quiere.

Todas las víctimas han de ser recordadas por igual, las palestinas y las israelíes. También todos los que año tras año, década tras década, se encargan de mantener en movimiento la trágica noria del conflicto y que merecen el infierno sin distinción de credos pues si hay un solo Dios, habrá un solo averno.

 

Carlos Miranda, Embajador de España