jueves, 23 de febrero de 2023

LA PAZ UNILATERAL DE HABERMAS

LA PAZ UNILATERAL DE HABERMAS

 

      Madrid, 23-02-2023 

                       (3 minutos de lectura 😉)

    

Jürgen Habermas, reconocido filósofo y sociólogo alemán de 93 años, publicó recientemente en el Süddeutsche Zeitung germano un largo artículo que recogió El País el domingo 19 de febrero. En el mismo, intenta hacer equilibrios entre quienes ayudan decididamente a Ucrania, invadida injustificadamente por Rusia como, acertadamente, repite siempre Sánchez, y aquellos que, de un modo u otro, dan su apoyo a Putin, como, pe, Noam Chomsky que tanto gusta a Podemos y a sus seguidores. 

En “Un alegato a favor de las negociaciones de paz”, no se atreve Habermas a condenar la ayuda occidental a Ucrania, pero quiere provocar dudas entre quienes asisten a Ucrania frente a su hermano Caín. Puede ser el rol del filósofo. Sin embargo, ha vivido el nazismo de Hitler, el precursor de Putin. Sin dejar de apoyar a Ucrania, Habermas subraya los riesgos que para todos nosotros comporta esta guerra iniciada por Rusia. Ciertamente, Alemania vivió con especial intensidad la Guerra Fría que pudo desembocar en un conflicto nuclear, si bien no ocurrió. Como le preguntó una vez Gensher a un colega de Exteriores aliado para callarle: “¿Tienes misiles nucleares desplegados en tu país?”.

No obstante, ¿Es ello motivo suficiente para abandonar al justo y salvarse uno? En la mar el rescate de otros exige mantener ante todo la seguridad de la propia nave, así como de su tripulación y pasaje. Pero, en Ucrania, el abandono del agredido tendría también otras consecuencias como recompensar al agresor e invitarle a repetir sus fechorías.

Nadie puede, tampoco, obviar que, si bien el mundo es más amplio que Europa, en este continente se establecieron a partir de los años setenta del siglo pasado unas reglas internacionales de convivencia que lo han gobernado más o menos civilizadamente hasta que hace un año, al invadir Ucrania, Rusia tiró ese valioso jarrón al suelo, haciéndolo añicos.

Putin suspende ahora el Tratado New START que limita los arsenales nucleares estratégicos ruso y americano, no las “pequeñas” bombas tácticas nucleares, más problemáticas en Europa. No lo duden, los amigos de Putin seguirán dándole la razón a pesar de todo. El antiamericanismo subvierte la razón poderosamente.

Habermas aboga por unas negociaciones inmediatas y hace a los occidentales corresponsables del destino ucraniano al ayudar a Kyiv. Como, se supone, ocurre asimismo cuando se asiste a un mendigo, aunque también se es responsable de no ayudar al necesitado o, en el caso ucraniano, serían responsables los occidentales por no auxiliar a Ucrania, como hicieron Francia y el Reino Unido con la II República española. Con esta corresponsabilidad, ¿Desea Habermas soldar exclusivamente a los occidentales con Ucrania? Sin embargo, más responsable que nadie es Rusia, la agresora e invasora.

Negociaciones cuanto antes pide Habermas. ¿Quién no las quiere? ¿Zelensky, Biden, Macron, Scholz o Putin? Bastaría con que Rusia sacara sus ejércitos de Ucrania. ¿Sería Washington-Londres-Varsovia-Kyiv el nuevo eje del mal, según pretenden algunos? En realidad, en la Conferencia de Múnich del pasado fin de semana, los occidentales mostraron unidad. Habermas, como filósofo, debiera, quizás, interesarse más por un resultado justo de esas negociaciones, uno que no favoreciese al agresor.

Bloqueado el Consejo de Seguridad de la ONU por Rusia, queda acudir a su Asamblea General. Sólo condiciona moralmente, pero allí Rusia fue condenada mayoritariamente el año pasado. China se abstuvo, pero, en realidad, está perdiendo una ocasión de intentar mediar seriamente. Sottovoce le gusta más Rusia, vecina y compadre de ausencia democrática. Y eso que Rusia está asentada en Siberia sobre territorios que fueron chinos. Sin embargo, fascismo y comunismo llegan a entenderse, como cuando Alemania y Rusia invadieron Polonia en 1939.

Borrell le ha expresado a su colega chino unas líneas rojas de la UE para que no ayude a Rusia con armamento. Queda por ver si Xi Jinping, que tendría un plan de paz, querrá facilitar que la legalidad internacional vuelva a imperar en Europa. Otros, impacientes, ladran: “A ver si Zelensky se rinde pronto”.

 

 

Carlos Miranda, Embajador de España

 

 

lunes, 20 de febrero de 2023

IRENE CON DUENDE

IRENE CON DUENDE

 

Madrid 20-Febrero-2023

        (3,5 minutos de lectura 😁)



Irene Montero posee duende. Pablo Iglesias sucumbió ante el encanto de su personalidad e inteligencia. También se rindió Pedro Sánchez a su intelecto y a su ley del “Solo sí, es sí”, avalada por todo el Gobierno de la Nación.

        Hace pocos meses Sánchez dijo que era perfecta y, ahora, cuando vemos que no lo es, apoya públicamente sin pestañear a Montero como Ministra de Igualdad, mientras Ione Belarra, líderesa de Podemos, acusa al PSOE de doble lenguaje, al haberse levantado de la mesa de negociación con Podemos para remediar el escandaloso desaguisado de esta ley para modificarla por su cuenta mientras Patxi López rechazaba altaneramente cualquier ayuda del PP.

        López lo hizo, es de suponer, por solidaridad con el PP, para que no digan que los de Génova tienen el monopolio del rechazo a los entendimientos cruzados. Mientras tanto, Sánchez precisa que Podemos solo tiene una actitud electoralista. ¿Paja en ojo ajeno?

        Probablemente tiene más duende político, aunque no tenga “vis” política, Nadia Calviño, quien recientemente, en Santander, donde gobierna el mayoritario partido regionalista de Miguel Ángel Revilla en coalición con el PSOE cántabro, dio un curso de cómo debe comportarse un socio minoritario: ayudando discretamente a la gobernabilidad.

        Se nota que Calviño no pertenece a la verdadera fauna política española pues ya sabría que partidos como Podemos no seguirán su clase magistral porque para comunistas, marxistas y lobos de extrema izquierda, el verdadero objetivo, para poder imperar, es destruir antes al PSOE para llevarnos todos a Cuba, Nicaragua y Venezuela. China y Vietnam quedan aún lejos.

        Si no fuese por esa bisoñez, Calviño sería hasta mejor candidata que Sánchez para encabezar al PSOE en las próximas elecciones generales mientras Carmen Calvo rompe la disciplina de partido y se abstiene en todas las leyes de Montero. Así andan las feministas socialistas. En todo caso es posible que la palabra de Calviño valga más que la de este Presidente del Gobierno que, en realidad, está arrinconando a Montero en vísperas de cambios ministeriales.

        Mientras tanto siguen excarcelando o reduciendo sus penas maltratadores amparados por tesis modernistas que aseguran que la ley antes que condenar debe disuadir. En efecto, el Derecho Penal no es vengativo, pero de ahí a desesperar e inquietar a las víctimas que, además, temen una reincidencia hay un largo trecho.

        Irene Montero ha logrado, pues, un pleno al ser apoyada por Iglesias y Sánchez, sin olvidar a Bolaños, Vicepresidente “in pectore” de un Gobierno que nunca fue de coalición. Más bien un poligobierno con sedes diferentes en Moncloa, en Ministerios de Podemos, del PSOE y en alguno que suma a su propia bola 

        Como dice un amigo: “Por política exterior, votaría al PSOE a pesar de su vergonzante, aunque necesaria, relación con Marruecos; por progresos sociales y animalistas, a Podemos a pesar de su “este sí que es un desastre” y de su falso animalismo al mantener los toros; y por economía, al PP, a pesar de su aparente rigorismo económico”.

        “¿Entonces, a quién no votarías?”, le repreguntaron. “A los que hacen el ridículo”. ¿Verde y con asas? ¡Vaya usted a saber! Ya veremos, porque faltan 11 meses para las elecciones generales y antes están las autonómicas, las municipales, así como Tezanos. Y Ucrania …

        Vox se quedó sin aborto o con aborto, según se vea, como la Iglesia. Feijoo, más listo, lo ha asumido porque el Constitucional lo avala. ¿Qué otra cosa podía hacer? Ese Tribunal, hasta ahora más conservador que progre desde hacía lustros, tuvo el recurso del PP en un cajón más de una década sin atreverse a avalar la ley del aborto ni a condenarla al fuego eterno. Feijoo se sitúa, así, más al centro que es donde están los votos moderados, aunque se moleste su derecha próxima a Vox. Ahora resultará que el PP es de izquierdas y el PSOE de derechas. ¡Cosas “oiredes”! La paciencia es una virtud necesaria, pero actualmente se pone muy cuesta arriba en nuestro país …

 

Carlos Miranda, Embajador de España

 

 

 

miércoles, 15 de febrero de 2023

RUSIA PERDIÓ SU GUERRA

RUSIA PERDIÓ SU GUERRA

 

         Madrid, 15-febrero-2023

      (4 minutos de lectura😄)


    

Se mire por donde se mire, se ataque por donde se ataque, se defienda por donde se defienda, se apoye a quien se apoye, la realidad es que casi un año después de que Rusia invadiera otra vez más Ucrania, ese país al que había reconocido como independiente y garantizado su integridad, el Kremlin moscovita ya ha perdido esta guerra.

El 24 de febrero de 2022 Putin lanzó sus tropas convencido de que tomarían con facilidad Kyiv y que a raíz de ello controlaría toda Ucrania situando un gobierno títere que junto al dócil de Bielorrusia haría realidad que, habiendo en su interpretación varias Rusias, todas le rendirían pleitesía a él y a su compinche el Patriarca ortodoxo de Moscú, Cirilo I. Dijo que no atacaría y mintió, rechazando incluso mediaciones europeas como las de Macron y Scholz e intentos americanos en el mismo sentido.

Hitler, su espejo de la buhardilla, hizo lo mismo. Tras invadir más de media Europa con el pretexto semejante de que existencialmente debía expandirse y controlar su área de influencia, “espacio vital” lo llamaban desde Berlín, fue instalando gobernantes afines en los territorios conquistados por toda Europa.

A la Unión Soviética le pasó lo mismo. A medida que fue derrotando militarmente la Alemania nazi, fue estableciendo gobiernos dóciles al asfixiante comunismo imperialista ruso heredero del zarista. Como Putin, que quiere reconstruir el imperio ruso, objetivo establecido desde el derrumbe de la URSS y la implosión de la propia Rusia en 1991. Rusia nunca ha cambiado en su trasfondo político-imperial, ni cambiará salvo que milagrosamente se convierta en una democracia como la española, por ejemplo.

Recientemente en un Instituto interesado por las cuestiones de seguridad un general retirado español admitió espontáneamente que Rusia ha perdido ya esta guerra. Vino a decir que en términos militares lo más probable es que ninguna ofensiva dará a ninguna de las dos partes una victoria definitiva. Territorialmente cada uno conservará aproximadamente lo que controla y que acontecimientos futuros, incluso imprevisibles, determinarán si esta guerra acabará convirtiéndose en un llamado conflicto congelado, como los numerosos que Rusia va dejando inacabados a pesar de usar sus ejércitos para resolver militarmente lo que políticamente se le escapa, o si se llegará a algún tipo de acuerdo.

Este ponente recurrió, como otros que reniegan de EEUU y hasta se remontan para ello a nuestra guerra de Cuba, a una visión parcial de la relación entre el mundo occidental y el ruso tras la guerra fría, para, de hecho, justificar el actual existencialismo equivocado ruso y, como tantos que piensan igual, no llegó a reconocer que a partir del momento en el que Moscú invadió Ucrania, tanto en Crimea en 2008 como el resto del país en 2014, perdió todas sus razones si es que tenía alguna, violando todos sus compromisos desde el Acta Final de Helsinki hasta sus garantías de respetar la integridad territorial ucraniana pasando por la aceptación de la ampliación de la OTAN cuando se creó en el seno aliado el Consejo OTAN-Rusia del que era parte Moscú paritariamente incluso con antiguos súbditos suyos ya liberados.

Al igual que el maltratador pierde “sus razones”, si es que alguna era válida, cuando hunde su cuchillo en la que, según sus amigos, “le levantó la voz y le dijo que le dejaría”, Rusia la ha perdido invadiendo territorios ajenos en Europa, no sólo en Ucrania. Como dice Borrell, conviene verle las orejas al lobo.

En Ucrania le está ocurriendo a Moscú lo mismo que le pasó en Finlandia, otro territorio liberado del imperialismo histórico ruso en 1917, aprovechando la revolución rusa, con más éxito que otros territorios que ya entonces quisieron separarse de Rusia, como, entre otros, Ucrania, que Moscú llegó a presentar como un país diferenciado en la ONU cuando su fundación en 1945, con su propio escaño, porque así le convenía.

En los años cuarenta del siglo pasado la URRS, versión comunista de la eterna y recurrente Rusia, también quiso someter de nuevo a los finlandeses. Si bien usurpó por la fuerza aproximadamente un 15% del territorio finlandés, y condicionó su neutralidad durante la guerra fría, no pudo impedir que Finlandia fuese independiente, saliese de su órbita de influencia y se integrase en la Unión Europea y, ahora, en la OTAN. 

Con Ucrania acabará pasando, más o menos, lo mismo. Tienen razón pues, aquellos que incluso justifican al maltratador Putin (lo que no hace nuestro gobierno, ni los de la UE, ni los de la Alianza Atlántica, que para los “Russia lovers” solo están enfeudados a Washington y desatienden los intereses europeos) al reconocer que Rusia no ha logrado ni parece que logrará su objetivo inicial de pleno sometimiento de Kyiv y que si bien conservará Crimea y territorios conquistados en el Donbas, al final del camino habrá perdido definitivamente a los ucranianos. Rusia perdió ya esta guerra y está bien que la pierda.

Mientras tanto, el Premio Nobel de La Paz 2022 ha sido otorgado a una ucraniana por documentar los crímenes de guerra rusos. No es posible que tantos occidentales estén equivocados al culpar claramente a Rusia de sus desmanes que ponen en peligro la paz mundial, algo que tampoco quiere reconocer Berlusconi porque la derechona y la extrema izquierda suelen juntarse para respaldar a Putin y Rusia.

 

Carlos Miranda, Embajador de España

 

 

 

viernes, 10 de febrero de 2023

MALTRATADOR TRANSFRONTERIZO

MALTRATADOR TRANSFRONTERIZO

 

     Madrid, 10-01-2023

                         (3´20´´ de lectura 😊)


  

¡Qué osadía la suya! Le dijo que era feo y mal amante. Le enseño una foto de su verdadero amor, ese que le dice que la quiere y le da consejos para ser independiente, vivir mejor y con más libertad. No le decía eso de que era suya para hacer de ella lo que quisiese. Al revés, que solo acataría su voluntad, la de ella, libremente expresada. Ella le dijo al que creía ser su amo que era un don nadie porque ya le había pegado antes, paseándose por su cuerpo sin su permiso y destrozado su integridad por no cumplir sin rechistar su voluntad.

Los vecinos se sorprendieron tras la primera bofetada al ser él importante. Miraron para otro lado. ¿No era algo osado ese vestido? Se lo había regalado la familia de él. ¿Era escandaloso que se lo arrancase para recuperarlo?

“Ella es una zorra” afirmaron unos que tenían tratos con él o les caía simpático por ser hombre de ordeno y mando. Uno con “sus razones” que hasta podían ser ciertas. ¿No habían vivido juntos? ¿Qué era eso de querer marchase? Eso fue la víspera de cualquier día aciago porque no contento con su maltrato público y de que sus bofetadas proclamasen los agravios justos o pretendidos, él la tiró desde un balcón al centro de la plaza.

El pueblo se conmocionó y discutieron si ella o él tenía razón. “Quien abandona a los suyos no tiene perdón de Dios” dijeron unos persignándose por el hombro derecho antes que por el izquierdo. Otros pensaban que había que respetar la voluntad de ella, tan hija de Dios como él, incluso si fuese pecadora. ¿No lo fue Magdalena?

Unos tiraban de su cuerpo ensangrentado para sustraerlo a los golpes del que había bajado a rematarla. Otros interponían mantas para amortiguarlos mientras ella gemía. Algunos, queriendo pasar por la plaza, no vieron nada. Otros, que sí vieron, hicieron que no veían.

Él apartó a los que le reprendían en ese pueblo sin ley, sin alguacil, donde sólo los poderosos como él pueden hacer esas cosas. Sus defensores decían que otros también habían hecho lo mismo, que ahora le tocaba a él. “¡Si me molestáis, sacaré mi escopeta a repetición y ya veréis!” decía erguido y envalentonado. “Me ha engañado cuando era mía por gracia divina”.

La mujer aún lloraba y se lamentaba cuando él, enfurecido por su altanería, su desobediencia, sus fugas, sus otros amoríos, y su deseo de marcharse, fríamente empezó a coserla a puñaladas. Éstas recorrieron con fruición todo su cuerpo, sus valles y sus montes, buscaron sus brazos y piernas, así como la espalda, el golpe más apreciado, rodeando el corazón en espera de hundir en el mismo la hoja asesina.

“¡Que la mate ya!” decían unos que deseaban poder volver a pasar por la plaza ensangrentada. “¡Cuanto antes muera, menos agonía!” añadían otros que tenían que rodear la plaza. “Él es poderoso y si nos entrométenos demasiado acabaremos todos a tiros”, pensaban muchos. La mujer se resistía y a pesar de las cuchilladas daba patadas y puñetazos. “Igual se salva”, pensaban los que seguían echando mantas para amortiguar los golpes del enfurecido sin lograr razonarle.

Algunos no le daban la razón y otros consideraron sus argumentos. “¡Si puede ahorcar impunemente su galgo al final de la temporada de caza, como no va poder matarla a ella, que es suya, a patadas y cuchilladas!”. ¿Y si ella tuviese razón? ¿Y si tuviese razón él, estaría también justificado su maltrato?

El viajero, anonadado, veía la sangre despedida desde las heridas, los que intentaban ayudarla y aquellos que le justificaban al violento, incluso su brutalidad. “Es que ella le levantó la voz”. “Ciertamente”, añadían, “se está pasando, pero ella y sus valedores se lo han buscado”. El viajero preguntó quiénes eran. “Ella se llama Ucrania y él Putin”.

 

Carlos Miranda, Embajador de España

 

 

 

jueves, 2 de febrero de 2023

¡NO SOMOS NADIE!

 

      Madrid 02-02-2023

                          (3´45´´ de lectura 😊)

 

   

Tras nuestra guerra civil (y la Segunda Guerra Mundial) sufrimos una dictadura militar conservadora y nacionalista. Solo a partir de los años sesenta España empezó a salir del pozo económico. Hubo que esperar a la muerte de Franco en 1975 para recuperar las libertades políticas. 

En los ochenta pudimos formar parte del núcleo de los países occidentales y darnos más importancia que cuando la dictadura inculcaba nostalgia imperial, especialmente hacia Hispanoamérica. Éramos “la madre patria”. En democracia preferimos la hermandad con Latinoamérica sin resistir la tentación de pretender ser un hermano mayor. Ahora, México es la economía más importante de habla hispana, destronándonos.

En los países más indigenistas se está produciendo la independencia de los nativos, porque las del siglo XIX fueron de los criollos contra sus metrópolis. Los abusos de los que nos acusan los siguieron cometiendo allí aquellos que ahora, como López Obrador, Presidente mexicano, nos exigen pedir perdón para olvidar sus propios pecados, más graves porque los cometieron los “Libertadores”.

¿Debemos pedir perdón? Deberíamos, al menos, lamentar abusos y excesos nuestros durante 300 años, que los hubo, por muy normales y de la época que nos parezcan. Si lo hiciéramos los descarados como ese López Obrador quedarían en evidencia. Lo inteligente es tragar un sapo y no encajar más huevos podridos como de algún modo han hecho británicos y franceses con sus antiguas posesiones. ¿Hipocresía? Igual, pero cargándonos de razón. ¿No lo ha hecho el Vaticano? Por los excesos evangelizadores al amparo de nuestras espadas conquistadoras. ¿Tanto cuesta ponerse a resguardo de una buena o mala conciencia?

Con Felipe González empezamos a recuperar importancia en Europa a través de la Unión Europea. Más discretamente en la Alianza Atlántica en la que siempre miramos a quien acompañamos, sin la osadía e iniciativa que aparentamos en la UE. Otros se han puesto también las pilas en la Unión. No tan europeístas. Quieren mercado. Más, sí, pero según lo que sea y que no les despojen de mucha soberanía, aunque sea para ponerla en común. Esos países del Este aportan, por otra parte, un peso histórico que nos cuesta asumir: el de enfrentarse a Rusia, una bestia imperialista.

Por eso Polonia puede ser más importante que España y otros aportan tradición industrial y nuevas tecnologías. Presumimos de ser, sin el Reino Unido, los cuartos de la UE, pero tras el biombo de los Pirineos se nos escapa bastante la realidad centroeuropea donde son eso, europeos y centrales. ¡Cuidado!

En nuestra esquina continental nos emparejamos fácilmente con Francia, amiga relativa solo con los Borbones. Con Napoleón acabó siendo enemiga y desde la Revolución Industrial nos dejó atrás. Amigos, conviene; cómplices, si es posible; vasallos, nunca. No olvidemos, sin embargo, que los dos pilares de la UE son Francia y Alemania y que hemos de cuidar a Berlín y afirmar autonomía bailando cuando conviene con EEUU porque son nuestra seguridad e importante pareja transatlántica. Tampoco hay que ignorar a Portugal, colega ibérico, aunque más atlantista.

¿Preferiríamos pegarnos a China o Rusia? “A Europa”, responderán muchos. En efecto, Europa debe ser más en el marco occidental, pero en nuestro continente un verdadero entendimiento con Moscú será imposible si Rusia no es democrática. Acomodos, en cambio, son factibles. Los hemos tenido, pero Putin descartó incluso lo que el Kremlin soviético aceptó para coexistir pacíficamente. Putin abrió injustificadamente la caja de una guerra internacional en Europa, algo imperdonable, y con ello borró cualquier razón suya por subjetiva que fuese. Hay que poder entenderse con Rusia, claro, pero sin ceder a sus pretensiones imperiales y menos si son por la fuerza.

Más Europa, pero manteniendo el vínculo transatlántico en materia de seguridad lo que no obvia importantes desencuentros en materias comerciales y económicas en los que la UE tiene suficiente entidad para tratar a EEUU de tú a tú al igual que a China que no es tan amiga de Rusia, extendida en Siberia sobre territorios chinos en el XIX con los “Tratados desiguales”.

La UE y España somos atlánticos y mediterráneos a la vez. Por lo primero con frontera en el Este. Por lo segundo con un Magreb en el que la mayor cercanía de Marruecos modela, no siempre a nuestro gusto, la relación. Somos alguien, pero hay que mejorar.

 

Carlos Miranda, Embajador de España