viernes, 30 de diciembre de 2022

SCOTEXIT Y ULSTEREXIT

SCOTEXIT Y ULSTEREXIT

 

          Madrid, 30-12-2022

                    (Lectura rápida 😊) 

  

  

Son dos espadas de Damocles sobre la cabeza de Albión. Muchos prefieren distraerse con el Brexit: ¿Fue un error? ¿El RU quiere volver a la UE? ¿Se arruinará ese gran país irremediablemente? Sin embargo, los que solo desean abuchear su bestia negra, el mundo anglosajón, y los hay numerosos, debieran cambiar de conversación.

El verdadero trasfondo del Brexit es nacionalista: no depender de una Unión Europea que Londres quiso penetrar para controlarla. Sin embargo, estimó finalmente que salía perdiendo al plegarse a voluntades ajenas. Además, para impedir el viaje de la UE hacia un Estado Federal (jamás Londres ha aceptado un poder fuerte en el Continente) no es necesario el freno británico. Bastan las numerosas divisiones internas de la UE y la bisoñez de quienes confunden algunas políticas comunes exitosas con un imparable destino común. 

La pertinencia del Brexit se sabrá con el tiempo y si el RU pide volver a la UE, será con otra generación de británicos y no podría Bruselas aceptar de nuevo una membresía a la carta que ya dejó insatisfechos tanto a los continentales como a los isleños. Un hipotético retorno podría incluso ser humillante para Londres y, por ello, imposible

A la UE tampoco le interesará un vecino hundido y sin futuro económico, un RU que es un importante miembro de la OTAN, la verdadera defensa de la Unión Europea, sin perjuicio de que ésta de pasos o pasitos hacia una autonomía estratégica muy lejana aún. Lo sensato serían unos acuerdos bilaterales entre Bruselas y Londres que no sean tan beneficiosos para el RU que tienten a otros socios de la UE para salirse y seguir el modelo británico.

Lo verdaderamente preocupante para Londres, consumado el Brexit, será una eventual independencia de Escocia y la posible unificación de la isla irlandesa bajo la batuta de Dublín. En ambos casos, volver a la UE es un acicate para abandonar el RU. En Irlanda del Norte los católicos van superando demográfica y políticamente a los protestantes cuya juventud preparada prefiere buscarse la vida en Inglaterra o Escocia. Los acuerdos de Viernes Santo posibilitan un referéndum que a una posible mayoría católica del Ulster daría la oportunidad de unificar la isla y de volver a la UE del mismo modo que la Alemania Oriental ingresó sin más en la Unión (y en la OTAN) en 1990 con la unificación alemana.

El caso escocés es más complejo. La marcha del Ulster sería una bofetada, pero una secesión escocesa será dramática. Podrá Westminster aplazar formal y generacionalmente un referéndum de independencia escoces, pero la verdadera forma de impedirlo sería un desarrollo económico de Escocia tan satisfactorio en el seno británico que logre acallar un nacionalismo oportunamente europeísta. Si Londres acepta la independencia, Bruselas hará todo para acoger de nuevo en su seno a los escoceses.

Una independencia de Escocia y su “reingreso” en la UE será otro pistoletazo de salida para los separatistas en España. Ya medran todo lo que pueden y condicionan gobiernos centrales débiles o insensatos de derecha e izquierda. Con una Escocía independiente y en la UE redoblarán sus embestidas para un Catalanexit y un Euskalexit. Sería el final de nuestra Constitución y de la Monarquía Parlamentaria dando satisfacción tanto a los independentistas como a una “verdadera izquierda” que ya deslegitima impunemente a Felipe VI desde el propio Gobierno de la Nación para cubanizar o venezuelizar los restos de un hipotético naufragio.          

Nada de todo ello será fácil y, esperemos, se podrá revertir, pero constituye una preocupación legítima para quienes apostaron por la Transición y una Constitución para todos en la que los nacionalistas periféricos aceptaron una unidad española atemperada por un autonomismo federal. Violar este entendimiento sólo puede tener consecuencias nefastas.

Sánchez asegura que no habrá un referéndum de autodeterminación en Cataluña. Menciona el de 2017, unilateral, ilegal y con Rajoy dormido, pero Aragonés de lo que habla es de uno pactado. “Antes se pilla a un mentiroso que a un cojo”, reza un dicho. ¿Quién cojeará más?

 

Carlos Miranda, Embajador de España

 

 

 

viernes, 16 de diciembre de 2022

FRAGANCIAS Y FLAGRANCIAS

FRAGANCIAS Y FLAGRANCIAS

 

Madrid, 16-12-2022

(Lectura rápida 😊)

 

   

Parece que Yolanda Diaz viajará a Argentina en solidaridad con Cristina Kirchner condenada a seis años de cárcel por corrupción. Sorprende, aunque el peronismo sea tan populista como Podemos y eso que los morados quieren vomitar a Yolanda a pesar de que fue entronizada por Pablo Iglesias cuando éste dejó el escenario público para dirigir Podemos desde el asiento de atrás. En Perú, Pedro Castillo fue pillado in fraganti realizando un Golpe de Estado contra la Asamblea peruana como hizo antes con mejor fortuna en Túnez el Presidente Kais Saied.

 En Bélgica la policía pilló, también in fraganti, a una diputada socialista griega, Vicepresidenta del Parlamento Europeo. Ya la han echado todos. Pillada con billetes de banco conservados en maletas a cambio de hablar bien de Catar, un emirato que ella considera socialmente ejemplar y respetuoso en materia de Derechos Humanos. Allí se está acabando un mundial de fútbol durante el cual la Federación Internacional de Fútbol (FIFA) ha llamado hipócritas a particulares y Estados que aceptaron organizar el mundial en un Catar al que ahora critican por inhumano. Todo eso porque este país es rico por su inagotable gas y da propinas a diestro y siniestro.

No sólo en contante y sonante, también con transferencias bancarias para invertir en países como el nuestro porque a los ricos siempre es mejor sonreírles ya que te puede caer un euro o cientos de millones según lo acertadamente que se maneje la Razón de Estado, algo a veces necesario y, otras, una excusa para atropellos. El mundo internacional es aún una jungla.

Las monedas tienen dos caras. Una de fragancia y otra de flagrancia cuando lo que huele bien pasa a ser un hedor que no impide seguir adelante tapándose la nariz. La corrupción, que también puede realizarse transmutando monedas de plata por puñados de votos, es un mal generalizado que, junto a la malversación y sin olvidar la absolución de la sedición, será menos pecaminoso si se confina a la política. Puede que meter la mano en nuestra hucha para actos ilegales, delictivos o para las arcas de organizaciones políticas sea pecado venial mientras que será más reprobable sí es para el bolsillo del pillado.

Eso sí, todo procedente de la misma caja, la común, esa que regamos todos con nuestros impuestos de patrimonio, renta, sucesiones, donaciones o IVA, que paga, este último, todo quisqui, hucha por ello incolora, inodora e insípida, defraude quien defraude, porque es de todos.

Independentistas, nacionalistas y la verdadera izquierda sonríen con beatitud. Las derechas rechinan y los socialistas están divididos en tres. Los que aplauden a su Jefe; los que critican, pero no alzan la voz porque temen represalias, dicen no querer favorecer a la derecha o no les parecen tan peligrosos los separatistas; y los calificados como “viejo PSOE”, que dicen claramente que son contrarios a esta benevolencia personal condicionada por el independentismo catalán, entre ellos Felipe González, Alfonso Guerra, Emiliano García Page y Javier Lambán o, el recientemente expulsado del PSOE, Joaquín Leguina.

Ahora nos inquietan, además, con un referéndum en Cataluña. De autodeterminación según ERC. Solo una consulta de los acuerdos del Gobierno central con la Generalitat según PSOE y PSC. Inquietante no tanto por lo que pretende ERC sino porque a Sánchez le viene creciendo la nariz desde hace tiempo. Claro que todos los políticos mienten. Lo sabemos, desgraciadamente, pero hay mentiras y mentiras y algunas son gloriosas. Además, ¿Por qué han de validar solo los catalanes un acuerdo entre Madrid y Barcelona?

Illa intenta calmar afirmando que será un referéndum sobre un nuevo “Estatut” o reforma del actual. No garantiza ello que no permita una subsiguiente autodeterminación. En Cataluña, algunos de sus exaltados considerarán que el referéndum de 2017 ya arrojó una independencia que fue proclamada, estimando que sólo hay que rescatarla de su suspensión, decretada unos segundos después por Puigdemont. De paso, todos desprestigian la Justicia a marchas forzadas. En cuanto al Parlamento, los políticos ya se encargan ellos solitos de hacerlo también.

 

Carlos Miranda, Embajador de España

 

 

viernes, 9 de diciembre de 2022

NO MENEALLO

NO MENEALLO

 

      Madrid, 09-12-2022

            (Lectura rápida 😊)

 

 
 

Parte del abanico político español, especialmente el más exaltado, mueve fichas para fomentar que se instale en nuestro país un sentimiento de escepticismo hacia la Monarquía para provocar un retorno republicano en la Jefatura del Estado.

Algo coherente con su voluntad de ignorar los pactos constitutivos de nuestra Monarquía Parlamentaria con el argumento de que las nuevas generaciones no participaron en esos entendimientos de la Transición que establecieron la Constitución de 1978, la primera, según afirma una mayoría de especialistas, que es para todos y no partidista. En los países más democráticos que nos pueden servir de ejemplo se reforman las constituciones para adecuarlas a la realidad, pero no por motivos generacionales.

La Constitución española puede ser mejorada y adecuada a la transformación de la sociedad española que desde 1975, cuando murió el dictador en su cama de hospital, ha ido evolucionando hacia posturas democráticas y de mayor progreso que se reflejan en nuestra legislación, y así, esperemos, seguirá siendo.

Dos ejemplos de la voluntad de algunos de hacer tabla rasa de los delicados acuerdos que tras la dictadura han facilitado hasta ahora nuestra convivencia y progresión en paz de tal modo que España pueda situarse entre los países más democráticos y desarrollados del planeta, son el intento de romper el país por parte de independistas regionales a los que solo justifican ambiciones personales y aquella propaganda que presenta a nuestra Monarquía como un atraso político para ambicionar una República, pretensiones, ambas, que pueden combinarse ya que un cambio tan profundo en la Jefatura del Estado sería convulso y facilitaría los separatismos.

 En realidad, nuestra Monarquía funciona bien y en beneficio de todos como lo demostraron Juan Carlos I contribuyendo a la restauración de la democracia en nuestro país y a desactivar un golpe de Estado en 1981 y Felipe VI al advertir en el otoño de 2017 que el orden constitucional se estaba subvirtiendo ilegalmente en Cataluña.

En Europa Occidental, viejas Monarquías como la nuestra realizan también con satisfacción las tareas que democráticamente tienen encomendadas en países donde prevalecen tanto la estabilidad constitucional como un desarrollo económico enmarcado en reglas socialmente tendentes hacia una mayor igualdad. 

Un ariete contra la Monarquía española lo constituye la vida privada de Juan Carlos I que casi nadie respalda y que a pesar de su enorme contribución a nuestro sistema democrático le cuesta censura y extrañamiento, consideración y situación que, dadas sus excelentes contribuciones públicas a la Nación, posiblemente se vayan atemperando con el tiempo, muy especialmente si sabe en estas difíciles circunstancias actuales mantenerse en la discreción. El mejor servicio que puede rendir ahora a su país, uno más.

La Historia juzgará bien al actual Rey Emérito al tiempo que el comportamiento “profesional” y personal de Felipe VI ofrece la evidencia de que nuestra Monarquía funciona satisfactoriamente. Cuando miramos a nuestros parientes latinoamericanos constatamos que las fórmulas republicanas de Jefatura de Estado, de las que se dotaron al emanciparse de la Corona española, no son en muchos casos una panacea.

Por otra parte, como demuestra la realidad, la neutralidad política de las monarquías europeas ofrece un mayor marco temporal de estabilidad, incluso con las sucesiones generacionales, que los relevos republicanos, más politizados y frecuentes, facilitando la inserción de medidas de adecuación a la realidad y de progreso introducidas por sus diversos gobiernos democráticamente elegidos.

En cuanto a una reforma del Código Penal para disculpar a reos condenados por intentar romper la unidad nacional, pactada por todos en 1978 y promulgada por nuestra Constitución, constituye otra forma más de abordar equivocadamente nuestro futuro. Las necesarias conciliaciones en favor del entendimiento nacional no deben ser abordadas para suavizar situaciones personales de quienes no respetaron la ley que a otros se les exige que cumplan. Mejorar los instrumentos de defensa del orden constitucional requiere firmeza, con más motivo en ausencia de arrepentimiento.

 

Carlos Miranda, Embajador de España

 

 

viernes, 2 de diciembre de 2022

BREXIT A LA CARTA

BREXIT A LA CARTA

  

     Madrid, 02-12-2022

             (Lectura rápida😀)

 

  

El pasado 23 de noviembre la Asociación Hispano-Británica celebró en Madrid un debate sobre el Brexit y el futuro del Reino Unido, con el sugerente subtítulo de “Quo vadis?”. ¿A dónde va el Reino Unido?

 

El cartel estaba constituido por una parte por tres correspóndales británicos de importantes medios de comunicación del RU en España. Uno de ellos señaló que había canjeado su nacionalidad británica por la española, algo que muchos británicos han hecho tras el Brexit al residir en países de la UE y resultarles ventajoso. Ellos sabrán.

 

También figuraba en el elenco, moderado por la notable periodista Ana Romero, una magnífica reportera española, Anna Bosch, de Radio Nacional y TVE, antigua y, ahora, ocasional corresponsal en el RU. Buena conocedora del mismo, metió un dedo en el ojo de la asistencia anglosajona recordando que en esas islas, por cierto adyacentes al continente europeo, se adolece de un complejo de superioridad injustificado. Señaló, asimismo, que no debiera Londres sorprenderse de que en los diferendos entre Irlanda y el RU, la UE tome partido por Dublín ya que Eire es miembro de la UE. Subyacía, sin necesidad de decirlo, que la misma lógica se impone en materias referentes a Gibraltar.

 

Fue sorprendente constatar que ninguno de los corresponsales británicos demostró estar al corriente de las vicisitudes del último acuerdo entre Madrid y Londres sobre el Peñón que permitiría un libre paso de la verja al situar los controles de aduanas y policía en el puerto y en el aeropuerto. Ni quisieron comentarlo. En el público alguien pensó que era una pregunta sobre la soberanía y no era así. Este acuerdo, que haría a Gibraltar más europeo y, consecuentemente, más español, sin afectar a la soberanía británica, negociado por el antiguo Secretario de Estado González-Barba, tiene ya casi dos años y deben ratificarlo Bruselas y Londres. Importa a los gibraltareños, que en el referéndum del Brexit votaron mayoritariamente “remain”, ya que les facilitaría conectarse con la UE, pero algunos arrastran los pies en el Canal de la Mancha. No obstante, Picardo y Londres igual acaban prefiriendo la verja.

 

El representante del partido conservador británico en Madrid afirmó que el Brexit solo fue una cuestión de autonomía y soberanía. Tiene razón, sin perjuicio de sus consecuencias económicas. Los británicos, y antes los ingleses, nunca han soportado un poder fuerte continental, fuese Carlos V, Felipe II, los pactos de familia entre Borbones franceses y españoles, Napoleón, Hitler o la Rusia siempre imperialista.

 

Como Londres no iba a guerrear contra la Unión Europea, actual poder fuerte continental, optó por montar un Caballo de Troya para intentar controlarla desde dentro. Pero, eso tenía el precio de las homologaciones comunitarias y la mayoría de los británicos optaron por recuperar su señorío. Eso también tiene un precio que estoicamente han de pagar, aunque algunos ya echen de menos lo que rechazaron.

 

Uno de los corresponsales señaló que la UE debe hacer examen de conciencia al haber provocado también la salida del RU. Fascinante. Los británicos insistieron en ser parte de la UE y lo fueron a la carta. Su partida deja un vacío y es una pérdida, pero echarle a Europa la culpa del Brexit es presuntuoso. “Nada aprendieron y nada olvidaron” dicen que afirmó Talleyrand comentando la vuelta del exilio de los aristócratas franceses una vez caído Napoleón.

 

Algunos sueñan con el retorno de la descendencia pródiga de Albión. Muy mal les deberá de ir para que ello ocurra y, además, generacionalmente deberán de ºser otros los que rectifiquen. En tal caso, no sería probable un retorno sin más ya que la UE exigirá más integración, que es su vocación y que ahora queda por demostrar al haberse ido el obstáculo británico.

 

Mientras tanto, con nuestros inteligentes, valientes y capaces vecinos, que ya no ofician de intermediarios naturales de la UE con los EEUU, con quienes los europeos deben mantener la vinculación transatlántica en materia de seguridad dada la indefensión europea frente a otras potencias como Rusia, la UE debiera encontrar acomodos que beneficien una buena relación bilateral. Es posible respetando los compromisos adquiridos o por adquirir, ya que a ambos lados del “Channel” interesa que al otro le vaya bien.

 

 

Carlos Miranda, Embajador de España