viernes, 3 de marzo de 2023

UNA CHINA DECEPCIONANTE

UNA CHINA DECEPCIONANTE


     Madrid, 03-03-2023

(3,5 minutos de lectura 😀)


  


Muchos pensaban que la milenaria China dominaría su fondo de armario de sutilezas para ofrecernos luz al final del túnel de la guerra tras la injustificada invasión de Ucrania por Rusia, la eterna imperialista, con los Zares, con los comunistas y con su sucedáneo reaccionario, Vladimir Putin, ese que dice que Occidente es un lupanar donde prevalecen homo y transexuales, así como pederastas en contraste con la Santa Rusia del Patriarca Cirilo, su compinche ideológico.

Sin embargo, Beijing no ha convencido. No solo por abstenerse y no condenar la invasión rusa en la reciente sesión de la Asamblea General de las NNUU, sino también por ofrecer un plan de paz que ha provocado escepticismo entre los occidentales. En realidad, condiciona una terminación del conflicto con posicionamientos favorables a Rusia en cuanto a su justificación y solución. El Consejero Nacional de Seguridad de Biden, Jake Sullivan, resume lapidariamente su crítica señalando que bastaría con el primer punto del plan, el respeto a las soberanías. Bielorrusia, marioneta moscovita, lo acepta, aunque Rusia es más cauta y tampoco se ha entusiasmado.

Es positivo, entre otros puntos, abogar por un alto el fuego, el no uso de armamentos de destrucción masiva, no combatir entorno a centrales nucleares, aspectos humanitarios y el mencionado respeto a la soberanía, pero bendice las ganancias territoriales rusas en suelo ucraniano y justifica el expansionismo ruso, ignorando el Acta Final de Helsinki de 1975 así como los demás compromisos firmados por el Kremlin y rotos por Putin.

Una ocasión de oro perdida por China de coadyuvar a una gobernanza justa mundial como Miembro Permanente del Consejo de Seguridad de la ONU bloqueado por el veto del agresor, Rusia. Beijing ignora, como la extrema izquierda, algún pacifismo, conservadores como Berlusconi y Orban, así como una extrema derecha, el derecho a defenderse del invadido frente al invasor reconocido por la Carta de las NNUU, así como los compromisos adquiridos por Rusia de garantizar la integridad territorial de Ucrania.

China podría, a la vista de las objeciones, intentar adaptar su plan pidiendo que Rusia retire sus ejércitos de Ucrania. De lo contrario este plan no sólo no acabará con el conflicto, sino que podría servirle para justificar su apoyo a Rusia pretextando un rechazo occidental, o ucraniano, tomando partido aún más a favor de Moscú y, quien sabe, venderle armamento. Apoyando a Rusia, China consolida una nueva Guerra Fría en la que se descartan soluciones justas y sólo se busca ayudar a los del propio bando.

Demasiados se llenan la boca demagógica o irreflexivamente con el vocablo, “paz”, como Ione Belarra y Podemos, o Yolanda Díaz, apelando abstractamente por la diplomacia, sin fórmulas concretas por proponer con lo que sólo se refuerza la impunidad rusa abogando solamente por el cese de los combates en detrimento de la parte agredida.

Así las cosas, este conflicto se encauza, desgraciadamente, hacia uno de los legados negativos del derrumbe de la URSS en 1991, los “conflictos congelados” donde prevalecen divisiones territoriales impuestas por la fuerza desde Moscú. No debiera caer el pacifismo genuino en este tipo de trampas cuando Putin tiene la solución del conflicto retirándose de Ucrania.

Podría ser también la hora de la India, pero ésta, a pesar de ser potencia ascendente, prefiere cuidarse de sus propios enemigos, China y Pakistán, y seguir enfeudada a Rusia en su aprovisionamiento militar a pesar de sus fracasos bélicos.

Sin embargo, a pesar de este panorama insolidario, Zelensky no renuncia a dialogar con China para trasladarle sus propias perspectivas. ¿Será capaz Xi Jinping de abrirle su puerta y adecuar su plan?

Por otra parte, algunos aseguran que Alemania, Francia y Reino Unido estarían dispuestos a darle a Ucrania garantías de seguridad para facilitar su negociación con Rusia. Un camino no exento de riesgos dado el reiterado desprecio ruso a sus compromisos internacionales.

 

Calos Miranda, Embajador de España