TAMAMES, ¿PEREGRINO O PROFETA?

 

Madrid, 17-03-2023

                        (Lectura 3,5 minutos 😊)

 

     

Parecería que Ramón Tamames ha peregrinado paulatinamente de la extrema izquierda a la extrema derecha. Tampoco se trata de que no pueda cambiar de opinión. Lo sano, dicen, es ser comunista en la juventud para evolucionar luego hacia posiciones moderadas cuando se descubre que no conviene matar las gallinas que ponen huevos de oro.

Mejor que la granja descrita por George Orwell en Animal Farm, donde expone las falacias del marxismo-leninismo. Por eso cayó la URSS y veremos que ocurre en China. Por ahora, sus dictadores comunistas se han convertido a un capitalismo sin libertades individuales. A eso aspirará nuestra izquierda más verdadera.

Tamames el viejo, el de ahora, con casi 90 años, mantiene intacto su intelecto. Ha tomado la decisión de aceptar protagonizar una Moción de Censura de Vox. Recuerda una canción de Jacques Brel donde el notario denuncia en comisaría que unos estudiantes se mofan de él los sábados por la noche al abandonar el burdel, como él hacía antes, cuando estudiaba, acosando a los burgueses que se despedían de la Madame.

Es un intelectual serio. Lo demuestran sus escritos, económicos, históricos y políticos. Sus recientes entrevistas lo confirman. Cosa diferente es concordar con él. Evolucionar a lo largo de la vida es legítimo, señal de mente viva y coleando. Falta, quizás, acertar. Pero, la lectura de un borrador de su parlamento del próximo día 21 de marzo, debidamente filtrado, ilustra un pensamiento legítimo, aunque debatible y del que cabe discrepar, en el que, curiosamente, aborda la inseguridad jurídica, esa que tanto irritó a Sánchez y a los suyos cuando Ferrovial anunció que su sede se irá de España a Holanda por ese motivo, aunque luego rectificó. ¿Rectificará Tamames?

En su borrador argumenta esa inseguridad. Igual convence a unos y no a otros, o a todos o a nadie. Nada nuevo. Como cuando el Gobierno elabora normas que debe luego rectificar tras acusar a otros de falta de ética por utilizarlas. Debate descarnado.

La vanidad es humana y “tamesiana”. Tamames reconoce que la oportunidad de ser el ombligo español protagonizando en las Cortes esa Moción no pasa todos los días y no desea desaprovecharla. ¿Por qué habría de hacerlo?

Sabe que no prosperará esta censura, aunque vaya usted a saber con los indocumentados que llenan los escaños con Señorías, numerosas, que de alguna manera desean cargarse lo que llaman el “Estado Español”, amparado por la mejor Constitución elaborada por y para los españoles.

Tamames tiene ante sí la oportunidad de enfundarse el traje de un español de a pie, ese que cobra poco, lo justo o insuficientemente, que no tiene el tiempo de percibir las sutilezas políticas porque trabaja, si tiene trabajo, y aunque no lo tenga debe sacar a su familia adelante. Y tiene Tamames que meterse, también, en la piel de los demás españoles.

Si fuese capaz de hacer la síntesis de su largo peregrinar político, dejar huérfana su vanidad y ser independiente, igual puede constituir un revulsivo útil en el hemiciclo, sacando los colores a los políticos. El que más perderá será Abascal, por necesitar un suplente más brillante salvo que le presente como cabeza de su lista en las elecciones generales.

La coalición gubernamental ya es pasado. En este año electoral cada coaligado acusará al otro de no dejar gobernar ni cumplir las promesas electorales, aunque seguirán sentándose juntos en el Consejo de Ministros. ¡Sueldos y poltronas para todos!

Los que tengan tiempo seguirán en la tele a Tamames esperando, quizás, que se comporte como un profeta bíblico sermoneando a los reyezuelos del hemiciclo. De lo contrario, saldrán a pasear. Aceptar esta actuación suya, hasta darle la razón en cosas, no hace al espectador ni de Vox ni de nadie.

Por dificultades de su edad, parece que actuará sin subirse a la Tribuna de oradores. ¿Cómo no se ha habilitado ya un acceso para todos a esa Tribuna de esa Cámara donde se aprobó una legislación que lo exige en otros edificios en España? Hace años que Echenique habla desde abajo.

 

Carlos Miranda, Embajador de España