NEGOCIACIONES NUCLEARES
Madrid,
28-02-2025
En La Discrepancia:
Apenas tomó posición el 20 de enero, Trump participó telemáticamente
el 23 de ese mes en la conferencia de Davos. Aportó entonces algo interesante
al señalar que Putin debería estar dispuesto a reducir sus arsenales nucleares “por
ser muy caros de mantener”. El magnate lo reduce todo a gastos y beneficios, como
con los minerales raros en Ucrania, pero puede interpretarse como una oferta de recuperar negociaciones de desarme nuclear.
Los acuerdos entre Moscú y Washington sobre limitación de
fuerzas estratégicas nucleares se evaporaron del todo tras la decisión de Putin en 2023 de
abandonar el acuerdo “New START” que hasta entonces gobernaba los niveles del armamento
nuclear estratégico de los dos países. En 2019 EEUU y Rusia ya se retiraron del
acuerdo de limitación de armamentos nucleares de alcance medio y corto en
Europa.
Si Putin aceptase la apertura de Trump, podríamos volver
a cierta coexistencia pacífica como la que prevaleció en la etapa final de la
Guerra Fría. Por este camino, esperanzador por reductor de armamentos nucleares,
se podría recuperar asimismo el desarme
convencional en Europa con sus medidas de confianza. Una paz en
Ucrania lo haría necesario, pero estas cosas, recordando el pasado, coge tiempo
lograrlas, a veces algún que otro año, pero aportan ya un deshielo por el mero
hecho de negociarse. También se podría recuperar un acuerdo de vigilancia aérea
mutua del tipo “cielos abiertos” sobrevolando los territorios de las partes
implicadas.
Sería también una forma de
volver al Acta Final de Helsinki de 1975, un decálogo fundamental de
la seguridad en Europa firmado entonces por Rusia y ahora violado por Putin. Quedaría
mucho por volver a hacer si hay voluntad en Moscú y por parte occidental de
recuperar acuerdos de desarme y de medidas de confianza y no conviene, pues,
hacerse ilusiones antes de tiempo.
Trump aludió en Davos, y posteriormente, a un desarme
nuclear por parte de China. El arsenal nuclear chino
se está incrementando, pero es aún bastante inferior al ruso o al
americano. Por ello una respuesta previsible es que “ya hablaremos cuando
ustedes reduzcan hasta mi nivel” …. Si la negociación bilateral de reducción de
armamento nuclear ruso-americana se ampliase a China, haría falta quizás
incluir asimismo los arsenales nucleares británico y francés, también
inferiores. Londres y Paris se resistirán argumentando también su disposición a
negociar solo cuando los demás hayan reducido hasta sus propios niveles.
Con semejante ampliación de actores haría superficie
probablemente la vidriosa cuestión de los arsenales nucleares de facto y no de
derecho porque no son parte de Tratado de No
Proliferación (TNP), es decir
los de India, Pakistán, Corea del Norte e Israel, sin olvidar a Irán que desea
disponer de su propia bomba nuclear. Trump ya intentó la vez pasada, sin éxito,
negociar con los coreanos y se retiró equivocadamente del acuerdo con Irán para
vigilar su producción de uranio enriquecido con vistas a que no produzca el de
calidad militar. El desarme nuclear implica, naturalmente, no solo las ojivas
(bombas), también los vectores, es decir misiles, aviones y armamento en
submarinos.
Sería novedoso superar la
bilateralidad en esta materia. Los cálculos para llegar a
“equilibrios” que no anulen la disuasión nuclear de cada parte son complejos
puesto que hay que poder conservar arsenales estratégicos para posteriores
empleos de represalia, pero son más fáciles de realizar bilateral que
multilateralmente. Estos cálculos son dignos de sofisticadas partidas de
ajedrez, que se juegan a dos normalmente.
Ahora bien, si en Washington, Moscú y Beijing tienen que
calcular “a tres bandas” (o más), los cálculos
se complican pues puede
concebirse que dos se alíen contra el tercero y cada uno debe poder disuadir
esa alianza, o que, si una crisis surge entre dos del trío, cada uno debe poder
seguir disuadiendo también al tercero. Si a alguien le gusta jugar al tres en
raya, que pruebe una de esas variantes consistente en tres tableros
superpuestos o un tablero de ajedrez con más de dos jugadores. Lo nuclear a
tres, se antoja más complicado y aún más si se suman otros actores.
Para dificultar las cosas, Trump
habla también de instalar un escudo antimisiles para el territorio continental
estadounidense. Al estilo “Cúpula de Hierro”, como tienen Israel y
la OTAN en Europa (contra misiles originados en el Oriente Medio), o desde el
espacio como fue el sueño de Reagan. Si un Estado es inmune y los otros
vulnerables no hay, aparentemente, equilibrio posible. Con Reagan los EEUU
denunciaron el Tratado ABM que prohibía defensas antimisiles salvo para
proteger dos lugares. Pero el proyecto “Star Wars” no prosiguió luego con el
hundimiento de la Rusia soviética. ¿Podrá Trump reconciliar todas estas
dificultades y contradicciones? Una pista surgirá probablemente cuando se
materialice un encuentro entre Trump y Putin en el que, sin embargo, Ucrania debería
de ser el plato principal.
Los europeos deben realizar
también otra reflexión. Quieren y deben constituir una defensa
europea (compatible y con la OTAN) y para ello necesitarán también una
disuasión nuclear que antes de ser europea será la francesa que París está dispuesta
a ofrecer. Nuevos cálculos también pues no es lo mismo proteger solo el
hexágono que todos los territorios europeos de la UE y puede que los gastos
tengan que compartirse, sobre todo si hay un incremento de los componentes sin
olvidar que en nuestro caso igual hay que renunciar a la única condición
sobreviviente del referéndum de la OTAN.
Carlos Miranda, Embajador de España