¿ES POSIBLE UNA
SIRIA PRO OCCIDENTAL?
Madrid, 11-03-2025
Publicado en La Razón el 01-03-2025
Difícilmente Siria va a convertirse fácilmente en un país
aceptable para todos sus habitantes, incluso en una democracia al estilo
occidental. Sería, asimismo, sorprendente que no haya algunos ajustes de
cuentas, como está ocurriendo. No obstante, si los occidentales son hábiles,
ese país puede serles más amigable.
A principios de diciembre cayó Asad y su cruel dictadura
a manos de varios movimientos armados de oposición, siendo el principal Hayat Tahrir al-Sham (HTS), uno islamista
dirigido por un ex del terrorista Estado Islámico reconvertido no se sabe aún bien
a qué, Al-Jolani de nombre guerrillero, y que, ahora, se llama Ahmed al
Sharaa. Su cabeza tenía precio: 10 millones de dólares ofrecidos por
Washington, recompensa ya eliminada.
Refugiado Asad en Moscú, podrían suprimirse otros dos males.
Uno el ruso. Rusia podría perder dos importantes bases militares. Una
aérea y otra naval, apoyo fundamental para su presencia militar en el Mediterráneo.
Moscú intenta que no le desahucien y el nuevo casero ha empezado exigiendo la
extradición de Asad y compensaciones económicas, algunas del peculio del
dictador sirio en bancos rusos. La pelota ahora en el Kremlin. Israel, sin
embargo, prefiere que se queden como contrapeso a Turquía.
El otro mal era el avituallamiento terrestre de Irán por
Siria al terrorismo de Hezbollah, tan antioccidental como Hamás, deseando
ambos la eliminación del Estado judío que, obligado a defenderse, ha concitado,
por sus excesos, la enemiga de parte del mundo occidental que al echarse en
manos palestinas no deja de arrimarse a Hamás y Hezbollah.
Hezbollah se rindió y
aceptó a finales de noviembre pasado un alto el fuego con Israel ilegalizando
de nuevo su presencia en el sur del Líbano, obligación anterior violada en las
propias narices de la ONU (UNIFIL) para bombardear Israel. Hamás resiste más, condenando
a su población. Unos 47.000 muertos, según Hamás, aunque entre ellos hay, precisa
Israel, 20.000 milicianos de Hamás. Más sencillo sería que Hamás hubiera
liberado ya a todos los rehenes y reconocido su fracaso. ¿Qué ha ganado?
¿Qué ha pagado?
Para poder reconstruir un Oriente Próximo más estable
convendría que se consolidara una ruptura de Damasco con Moscú y Teherán. Con
un no a las alianzas con Rusia e Irán el mundo occidental podría construir
una relación satisfactoria con los que mandan ahora en Damasco. Turquía tiene
las mejores cartas por su apoyo estos años pasados a los nuevos mandamases
sirios. La UE, EEUU y otros países occidentales, entre ellos España, también hablan
con el nuevo régimen que dice que tardará cuatro años en poder ofrecer una
nueva Constitución. Recientemente Sharaa ha visitado Arabia Saudí y Turquía,
países alejados de Irán. Pero Siria sigue en pie de guerra en las zonas alauíes
favorables a Asad donde se han producido matanzas recientemente.
Se oyen voces en contra de un régimen islamista que anule
a las mujeres. Lo mismo se exigió en Afganistán y con los talibanes la igualdad
de género fue suprimida. Muchos criticaron la acción occidental en Afganistán y
ahora critican a los Talibanes. Ciertas sociedades no están siempre
condicionadas para asumir las concepciones políticas, religiosas y sociales
occidentales, si bien en Siria había igualdad de género con los Asad, dictadura
de presentación progresista. Igual el nuevo régimen va hacia un islamismo
moderado.
En las negociaciones de los occidentales con los nuevos
gobernantes sirios, que incluyen el levantamiento de sanciones y ayudas
económicas para la reconstrucción de un país destruido y, quizás, ayudas militares,
los occidentales habrán de tener cuidado y evitar que con demandas exageradas o
temporalmente inoportunas no tenga la nueva Siria la tentación de volver hacia
viejos demonios o de consolidarse como un Estado fallido.
Siria es un mosaico religioso, de distribución
esencialmente territorial, con claro predominio musulmán. Hay sunís, chiís,
alauitas, ismaelitas, drusos, católicos de rito armenio, de seguimiento papal, ortodoxos,
maronitas, judíos, etc., a los que hay que sumar los kurdos sirios (suníes). Esa
variedad, generalmente discrepante entre ellos mismos, debe ser respetada.
Será necesario un entendimiento con Israel que establezca
una frontera estable y segura para ambos (como con Egipto o Jordania). Ante la
debilidad de Siria, Israel, principal aliado en el Oriente Próximo de los
occidentales, ensancha su parcela ocupada en el Golán aduciendo motivos de
seguridad.
Los occidentales habrán de realizar una diplomacia
equilibrista exigiendo lo posible y esencial y no todo de golpe e
incondicionalmente para conseguir que el cambio en Siria consolide
esencialmente ese país como uno que pueda llevarse bien con sus vecinos, Israel
incluida, y mantenga su alejamiento político de Moscú y Teherán, sin caer
tampoco en Beijing. Asimismo, firmeza. Por ahora, EEUU tiene en el Este sirio,
junto a Irak, a unos 2.000 efectivos para controlar eventualmente a los del
Estado Islámico en Siria. Veremos qué
hace Trump.
Carlos Miranda, Embajador de España