lunes, 22 de mayo de 2023

SIETE MAGNÍFICOS EN HIROSHIMA

SIETE MAGNÍFICOS EN HIROSHIMA

    

    Madrid, 22-05-2023

            (Lectura rápida 😄)


 


EL G7 reúne a las siete economías más potentes del mundo democrático occidental. En su día Rusia formo parte del mismo (G8) por una motivación política más que económica. Otra prueba más, como el Consejo OTAN-Rusia o el acercamiento de la Unión Europea, de que los occidentales han hecho todo por incorporar al Kremlin en una gobernanza europea y planetaria, política, económica y de seguridad, tras el fracaso de la URSS, fenecida por “harakiri” en 1991.

Sin embargo, Rusia sigue ávida por fagocitar de nuevo territorios ahuyentados. El oso sólo sabe de zarpazos y ha acabado expulsado de casi todos los foros. En los que sigue, como NNUU y su Consejo de Seguridad, pone trabas paralizantes.

En Hiroshima, recordatorio, con Nagasaki, de un Armagedón nuclear, acudieron también otros países. Por proximidad regional Japón invitó a India, Vietnam, Indonesia, Australia, Corea del Sur, Comoras (en el Indico y por África), Islas Cook (territorio del Pacífico), así como Brasil (eterna promesa, como Latinoamérica) y a Zelensky, un viajero cada vez más atrevido que acudió antes, para abogar por su causa, a una reunión de una Liga Árabe donde abundaban aliados de Moscú.

El Presidente ucraniano lleva la iniciativa diplomática. Asimismo, asistió la UE, que se antoja un ente híbrido que suma sin sustituir, desgraciadamente, como Estado Federal, a sus componentes, en este caso Francia, Alemania e Italia, que con EEUU, Canadá, RU y Japón conforman el G-7.

Además de consideraciones esencialmente económicas, cada vez más impregnadas de geoestrategia, dos temas sobrevolaron Hiroshima: la guerra de Putin y China. La desaforada invasión rusa sigue aportando apoyo a Kyiv, ayuda militar a Ucrania y sanciones a Rusia, si bien hubo unidad a siete más que a quince.

Algunos miran para otro lado por motivos diversos que contradicen sus aparentes pretensiones democráticas. Lula ni quiso ver a Zelensky. Los “Estados-Nación” occidentales, democráticos, se ven desafiados por “Estados-Civilización” que quieren un orden mundial con otros valores que los democráticos y no descartan el uso de la fuerza para resolver conflictos. ¿Prevalecerán? Esperemos que no.

El G7 se comprometió a seguir ayudando a Ucrania que se defiende de Rusia con una mano atada atrás al no permitírsele atacar su territorio. Se abrió, sin embargo, la puerta de entregarle más adelante una aviación de combate. Se siguió sancionando a Rusia con medidas que dañan también en casa y no todo lo que se quisiera a Rusia, pero incomodan la vida diaria de los rusos. La carcoma está introducida. Su efecto puede ser a largo plazo y en núcleos que veremos si se amplían o no.

Muchos jóvenes rusos se escaquean ante la leva militar y la gente sabe que es mejor no hablar mucho de la “operación especial”. “À qui la faute?” A Putin, claro, pero pocos pueden ponerle el cascabel o están encarcelados y muertos. ¿Los rusos, tan sufridos o tan borregos? ¿Qué pueden hacer? Añoran también las potentes Rusias zaristas y comunistas.

China fue la otra gran cuestión. Entre otras cosas, su amenaza a Taiwán, su apoyo a Rusia, limitado por ahora, sus prácticas de competencia ilegal, su sistema político no democrático, su reto al liderazgo mundial americano, dificultan el entendimiento con los occidentales. Estos están divididos entre los que rechazan políticas debilitadoras respecto del gigante chino por llevarse bien a cualquier precio y los que privilegian un entendimiento que evite un choque frontal, incluso un conflicto por Taiwán.

China es la que modula con su comportamiento la prevalencia de una postura dura, generalmente anglosajona, o blanda, la que la Unión promueve. Es preferible entenderse, coexistir pacíficamente. No obstante, cuanto más prepotente pueda ser China, menos fuerza tendrá la UE, autónoma económicamente, pero dependiente de los anglosajones en su seguridad, no sólo de los EEUU.

Hay que tener cuidado con los “quiero y no puedo” porque desgastan implacablemente a cualquiera. La primera obligación de un gobernante es la de conocer sus limitaciones. Luego, ya puede intentar jugar al póker, o al mus, que también tienen sus reglas, naturalmente. ¿Mahjong?

 

Carlos Miranda, Embajador de España