SANTOS SANITARIOS
Madrid,
03-06-2020
(Lectura
rápida 😊)
Los
sanitarios se manifestaron el lunes pasado en la Puerta del Sol madrileña para
subrayar el olvido que estos verdaderos héroes padecen. Desde la crisis de
2008 sufrieron numerosos recortes, como otros grupos profesionales que
desarrollan diversas funciones necesarias. Su abandono se notó mucho con el
COVID-19 y sigue vigente en un presente que no presagia nada bueno de cara a un
futuro que puede estar a la vuelta del verano con una segunda ola del virus,
algo que no parecen considerar miles de personas que se apiñan
irresponsablemente sin mascarillas en playas, terrazas, botellones y fiestas
callejeras.
La
distribución de los caudales nacionales mediante el presupuesto es una cuestión
compleja. Cada cual, suele verlo en función de sus propias necesidades.
Si vive en un pueblo, deseará tener buenos servicios públicos y asfaltada la
carretera que lleva a su casa. Si tiene hijos, querrá una educación de calidad.
Contemplando un mundo peligroso, convendrá que son necesarias unas Fuerzas
Armadas para defendernos y un Servicio Exterior en condiciones, con su
diplomacia, de ahuyentar previamente los peligros y de proteger a nuestros
nacionales en el extranjero. Será necesario ayudar a países menos agraciados reduciendo,
asimismo, la presión migratoria exportada desde donde solo conocen la pobreza.
La
dificultad está en como atender a todo ecuánimemente sin perjuicio de urgencias
e imprevistos. La mejor solución suele ser que los principales partidos sean
capaces, cuando gobiernan, de elaborar unos presupuestos que mantengan en
cuestiones esenciales una continuidad, sin perjuicio de que sus programas los
lleven a enfatizar ciertos sesgos. De ahí la
importancia de que en tiempos de crisis se pueda aprobarlos con un importante
respaldo parlamentario.
Para
ello son necesarios pactos. Las mayorías gubernamentales tendrán un mayor peso,
evidentemente, pero cuanto menores sean, menor será ese peso. Por ello
sorprende que se pueda pretender una unidad por mera adhesión. No es el
lenguaje apropiado ni tampoco la actitud oportuna. Lo importante es que
quien lleve el volante del taxi esté abierto a incorporar los destinos de todos
aquellos que se suben al mismo, sin perjuicio de que la oposición también debe calibrar
su fuerza real. Ciudadanos es el primer partido
que lo está entendiendo. Rodríguez Zapatero asegura que corresponde
más a esa oposición hacer las oportunas aperturas, pero ello requiere que quien
gobierna sepa acogerlas y sea, asimismo, capaz de tomar otras iniciativas que,
cediendo en su programa, permitan engrosar el consenso.
Hay
que avanzar en planteamientos sociales, pero no es hora de iniciativas que pongan
en peligro las ponedoras de huevos de oro. Es hora de prudencia y de no dejarse
llevar por lo más inmediato porque no todo lo que reluce es lo únicamente
urgente. La sanidad española requiere medidas para no verse de nuevo
desbordada, pero no por ello deben ignorarse otras necesidades vitales, algunas
incluso impopulares como pueda serlo, por poner un ejemplo, compras de armamentos
necesarios para nuestra defensa.
La
sanidad requiere estar arriba en la lista de prioridades. Un cuerpo de
sanitarios de reserva es prueba de que se pueden incorporar formulas novedosas.
Pero, lo más grave de la sanidad actualmente es que ha salido tan mermada de
este ataque que tenemos unos sanitarios agotados cuando en el otoño pueden
presentarse nuevos ataques no disponiéndose aún ni de un remedio especifico ni
de una vacuna.
Desde
la Gran Crisis las mermas en los gastos en sanidad dejaron abandonados a los
sanitarios en lo más elemental, sus medios para luchar y sus protecciones.
Sus armas y sus chalecos antibalas. Hemos registrado en España unos parámetros
de contagio y muertes entre sanitarios inaceptables como consecuencia de la
falta de inversiones en la última década y por minusvalorar gravemente en enero
y febrero pasados lo que se venía encima. Los vigilantes de la playa no supieron
ver los tiburones cuyas aletas dorsales muchos detectaron. Mejor otros vigilantes, así como más medios y protección
para los sanitarios. Sorprenden, incluso, los aplausos por recomponer
con pegamento el jarrón roto antes por imprudencia. ¿O fue impericia?
Carlos Miranda, Embajador de España