TANTEOS
26-06-2020
(Lectura rápida 😊)
En julio iniciará Alemania su Presidencia de
la Unión Europea. Tendrá tres prioridades principales:
el COVID-19, un asunto con dos aspectos esenciales, el sanitario y el
económico; el fortalecimiento en nuestras vidas de las nuevas tecnologías
que con su Imperio nos divide entre los que están al día y los nuevos
analfabetos; y, asimismo, la salida definitiva del Reino Unido de la UE
que debiera tener lugar cuando el año 2021 llame a la puerta.
Ya
sabemos que el mundo será distinto tras el virus, aunque no está claro
cuanto distinto será. Posiblemente es pronto para responder a esta pregunta
como para saber en qué cosas notaremos más la diferencia. Será probablemente una
mezcla entre un antes y un después en casi todo y en proporciones diferentes
según los asuntos.
La
respuesta sanitaria de la UE deberá mejorarse y, como con cualquier alarma
casera, incrementar su sensibilidad sin que ello signifique que los previos fallos
colectivos puedan ser vistos con complacencia. Mal de muchos, consuelo de
tontos. El post COVID-19 también incluye la cuestión económica. Debe aún
aprobarse la propuesta comunitaria y a pesar de la urgencia, en Bruselas las
cosas van despacio. Queda por determinar tres aspectos importantes: la
cantidad final global; la proporción entre ayudas y prestamos, así como los
condicionamientos que puedan tener, aunque las pautas ya las dieron el dúo
francoalemán. La ausencia de hombrecitos negros
y las tendencias neokeynesianas no aseguran tampoco cheques en blanco.
Esta
cuestión afectará al Eurogrupo a cuya presidencia aspira Calviño, aunque hay
otros dos candidatos, irlandés y luxemburgués, conservador y liberal. Como los
conservadores tienen la mayoría, hará falta que rompan su disciplina
ideológica, algo posible cuando se pretende que son votos “personales” y muy
especialmente si Alemania no se asocia a los “duros” y apoya a Calviño, trasladando
así varios mensajes. En primer lugar, fortalecerla en el seno del Gobierno
español en el que Podemos no comparte la ortodoxia económica de la Ministra.
En segundo lugar, dar un rol en la solución de la crisis económica a los
sureños a través de España. Son argumentos importantes. Sería la
primera mujer y primer nacional español en presidir el Eurogrupo. Solo falta
que diez ministros, al menos, le voten el 9 de julio. Un buen resultado con
substancia en la Comisión parlamentaria española para la recuperación económica
ayudará, como toda imagen de entendimiento entre PSOE y PP.
La tecnología ya lleva tiempo cambiando gradualmente nuestra
vida,
pero es una tendencia que se acelerará tras el virus porque el distanciamiento
social lo facilita. La UE debe liderarlo. No obstante, las reuniones
presenciales seguirán teniendo prioridad en los casos en los que el intercambio
de ideas o pareceres sean prevalentes. El Brexit será una cuestión importante
durante el semestre alemán ya que aún hemos de ver si la Unión puede llegar a
un acuerdo comercial con el RU o si los británicos se irán abruptamente, algo
malo para todos, pero, en Londres, hay quienes lo desean con vistas a una
competencia desleal con sus antiguos socios.
En
medio de estas incertidumbres y una sensación generalizada de cambios, a lo que
hay que sumar el interrogante de quién ganará la elección presidencial
en los EEUU en noviembre, comprobamos como Putin, en perdida de velocidad
interna a raíz de los estragos del virus en Rusia, aspira a poner orden en el
mundo “a la antigua”, abogando por que los cinco miembros permanentes del
Consejo de Seguridad asuman la responsabilidad colectiva de liderar el mundo.
Esto puede no gustar a países que aspiran a reformar la ONU o ser permanentes
en su Consejo de Seguridad, como Alemania, Brasil o India, ni a la propia UE con
sus importantes aspiraciones internacionales. Ello revela, también, que Rusia
no es la Super Gran Potencia que fue cuando era URSS, como tampoco lo es China,
ambos a algún peldaño, aún, de los EEUU, aunque ya baje la escalera. Sin
embargo, el amo del Kremlin tiene razón: pragmáticamente
hablando, es lo que hay. Privilegiemos de nuevo el
multilateralismo.
Carlos Miranda, Embajador de España