TRUMP SE
VA
Madrid, 31-07-2020
(Lectura rápida 😊)
Saltó este
jueves la noticia que muchos esperaban. Donald Trump quiere sabotear la
elección presidencial de los EEUU del próximo 3 de noviembre. Su objetivo sería
anularla a cuenta, falsamente, de que
el voto por correo, que se espera amplio por culpa del virus, no es seguro y
fomenta el fraude. Podría, así, perpetuarse en el poder “sine die”, emulando a
Vladimir Putin, Xi Jinping o Nicolas Maduro. Los trumpistas se frotan las manos
y, asimismo, todos aquellos que desean su perdida, pero cuya fe es insuficiente.
Así tendrían un pretexto …
Los
temerosos de Trump suscitan desde hace tiempo la posibilidad de que siga en
la Casa Blanca a cualquier precio. Podría, piensan, negase a abandonar esta
morada si perdiese. Ver así las cosas es por haber subestimado al magnate en
2016 y sobreestimarle en 2020. Asumen, asimismo, el descaro de un millonario acostumbrado
a romper cualquier regla. Este tipo de especulaciones apuntan a un golpe de
Estado en un país donde nunca se canceló una elección presidencial. ¿Se
imagina alguien a Trump atrincherado en la mansión presidencial ante la
pasividad del Congreso? ¿Se cree alguien que los militares estadounidenses le
respaldarían? Quizás, algún lunático.
La fecha de
la elección presidencial fue decidida por una Ley aprobada por el Congreso
estadounidense en 1845, estipulando que debe celebrarse cada cuatro años
el primer martes después del primer lunes del mes de noviembre. Para modificarlo,
necesitaría el magnate un respaldo parlamentario del que carece, incluso en las
propias filas republicanas. La batalla es otra y gira en torno al deseo de
Trump de deslegitimar el voto por correo poniéndose la venda de la excusa
antes de la herida de su derrota anunciada. Está planteando los preliminares de
una batalla legal postelectoral para desacreditar
la victoria de Biden.
El voto
por correo es complejo en los EEUU. Hay varias posibilidades: aquel que el elector debe
solicitar previamente, alegando una justificación que será examinada. Hay otro tipo
de voto por correo que también hay que solicitar pero que no necesita justificación.
Finalmente, puede darse el caso de que el elector reciba de oficio las
papeletas en su domicilio, decidiendo, luego, que hacer: abstenerse, votar
presencialmente con esas papeletas o enviarlas por correo. Los demócratas
favorecen una generalización de esto último. Algo complicado porque cada
uno de los 50 Estados tiene su propia legislación sobre las modalidades de
votar. Ahí está el lío y la maniobra es para sembrar el caos porque Trump considera
que a rio revuelto, él siempre saca algo.
Trump intuye
que va a perder. No solo
los sondeos le son desfavorables y la gestión de la pandemia es desastrosa,
sino que la economía americana puede estar desplomándose con una contracción de
9,5% en el segundo trimestre. No simboliza ya Trump una economía viento en
popa a pesar de sus excentricidades y de su enfrentamiento global con China.
Además, los afroamericanos, tímidos con Hillary Clinton, votarán a Biden; la “suburbia”
americana se ha desencantado del magnate; y las mujeres, recelosas de
Hilaria, votarán ahora al demócrata. Son previsibles más pataletas trumpianas y
anuncios desconcertantes, algunos sin futuro, pero, otros, con posibilidades. El
comentarista político John Harris especula, en el digital americano “Politico”,
con que Trump podría desistir de presentarse a la
reelección. Para no perder, evidentemente.
Podemos
suponer que apoyaría la candidatura del actual Vicepresidente, Mike Pence,
un político profesional republicano muy conservador. Si Pence ganase, Trump influenciaría
sus decisiones desde su Olimpo de Mar a Lago en Florida y el reinado
republicano podría durar ocho años más. Si perdiese, la culpa sería de Pence y
no del millonario que seguramente acabaría alegando que en realidad él no se ha
marchado, sino que la política le ha echado. Recordaría que él solo fue un
“outsider”, un ricachón escupiendo verdades que no fueron recogidas por los
políticos que en la capital del mundo no responden a los verdaderos deseos del
pueblo americano. “Lo intenté”,
sería su epitafio político. ¡Ojo!: solo faltan tres meses para la elección y
ahora, en agosto, confirmarán los partidos a sus candidatos.
Carlos
Miranda, Embajador de España