¿Y SI VUELVE A CASA?
Madrid,
11-02-2025
(lectura no muy larga 😊)
En La Discrepancia:
https://ladiscrepancia.com/y-si-vuelve-a-casa/
¿Quién volvería a casa? Pues el Reino Unido. De vuelta a
la Unión Europea. ¡Ah! ¡Menuda papeleta! Recientemente en La Discrepancia uno
de los mayores europeístas de España (y de Europa), el catedrático Francisco
Aldecoa, amigo querido y admirado, explicaba atinadamente la situación del
Reino Unido y de la Unión Europea en la actualidad cuando se cumplen cinco años
desde la partida de Albión. Me gustaría prolongar su reflexión,
¿Qué hacer si quiere volver? La respuesta se me antoja
compleja. Cuando el hijo pródigo volvió, su padre dio una fiesta. Pero estamos
veinte siglos después. El RU aportó mucho a la UE, seriedad entre otras cosas,
pero frenó también mucho porque Londres no
quiere un poder fuerte en Europa. No es una especulación. Es una
realidad histórica. Tras la invasión de los normandos franceses en el siglo XI,
Inglaterra y, luego, el Reino Unido se han opuesto siempre a la potencia
continental.
Contra Francia a lo largo de la guerra de los Cien Años,
contra el Imperio de Carlos V y el potente reino de su sucesor en España, Felipe
II, contra Napoleón, contra Hitler, contra la URSS y la Rusia actual tampoco la
puede soportar y con razón. Con la UE y sus personificaciones anteriores le ha
pasado lo mismo porque de alguna manera la UE es
una manifestación imperial europea del siglo XX y del siglo XXI. Por
eso en Londres nunca han querido apoyarla del todo y permitir, aún menos
facilitar, su marcha hacia un Estado Federal.
Si el RU quiso entrar en la Europa comunitaria fue para
controlarla desde dentro e impedir que llegase a ser una Unión Federal. Caballo
de Troya. Lo que ha pasado, a mi entender, es que llegó un momento en el que
estimaron, equivocadamente o no, que pagaban demasiado por ello. En autonomía,
en libertad de acción, en lo que sea. ¿Qué se han arrepentido? Unos británicos,
sí. Otros no. Veremos pues en el futuro si
siguen como están, si se acercan y si, quizás, quieren volver. Esto
último es improbable, pero nunca se sabe.
Coincido con Aldecoa en que fue bueno que se marcharan
para poder progresar en la integración y que, asimismo es bueno, que se nos
acerquen para una mejor sinergia y beneficio mutuo entre la UE y el RU. La
dureza del mundo que nos rodea lo exige. Sin
embargo, hará falta responder a algunas preguntas.
La primera es, con el acercamiento, ¿Cuánto roce (descartado
un nuevo matrimonio)? Como recuerda Aldecoa, el pasado 3 de febrero se
reunieron informalmente todos los miembros de la UE con el “Premier” británico
y con el Secretario General de la OTAN. El orden del día era la seguridad en
Europa teniendo en cuenta la amenaza rusa y el “Joker” que tenemos en la Casa
Blanca. Ciertamente trataron otros temas, pero lo
principal era la seguridad y la defensa. Por ello la presencia del
RU que tiene un magnífico ejército y dispone, como Francia, de armamento
nuclear. Y la del SG de la OTAN que pese a todo es la única defensa de la UE.
Muchos deberes le quedan a la Unión para desarrollar su propia defensa,
compatible con la Alianza Atlántica, naturalmente, pero es algo que debe hacerse.
Este roce no marital de la UE con el RU es de cajón en el
caso que dentro o fuera de la OTAN no se pudiera contar con los EEUU,
cualquiera que sea la operación militar y el motivo de una ausencia americana. ¿Pero en otras cuestiones que no son de seguridad y
defensa, cuánto roce? Tenemos la
experiencia con otros europeos no comunitarios como Noruega o Suiza. ¿Podríamos
acercar más al RU, pero sin llegar a una situación que haga más atractivo a un
país rozarse en lugar de integrarse en la UE?
Es de suponer que la UE reflexiona al respecto en el caso
británico y también el Gobierno español. Ya nos contarán. Eso deberían. También lo que se le debe pedir al RU no solo para
acercarse a la UE sino también para un eventual reingreso. La RU en
la UE es un plus inestimable, pero no puede volver a tener la capacidad de
frenar una integración federal. ¿Cómo se hace? ¡Ah!, ahí hay que ver a los
especialistas europeos y españoles en materias comunitarias y, evidentemente, a
nuestros gobiernos europeos.
Respecto al español, hay una cuestión específica para
tener en cuenta tanto en el roce más cercano como si el RU quisiese volver a la
UE: Gibraltar. Esta cuestión está
ahí. Para empezar, llevan varios años hablando Madrid y Bruselas con Londres
sobre cómo solucionar el Brexit en Gibraltar y nada ocurre. ¿Sorprendente?
Preocupante. Lo que sí está claro es que cuanto más esté cerca el Peñón de
Europa más cerca está también de España.
Cuando ingresamos en la UE el RU era parte de ésta. Tanto
para un roce cercano como para un reingreso, la
situación se ha invertido. Yo no creo que esta colonia británica
podría recuperarse sin el asentimiento de sus moradores (estamos en el siglo
XXI). Mientras tanto, según el Tratado de Utrecht y la oportunas Resoluciones
de la ONU el Peñón, o sigue siendo colonia británica o vuelve a España, pero
hay maneras de hacer atractiva su reintegración en nuestras fronteras, el
principio de descolonización que rige este caso, de cara a un futuro, aunque
sea lejano e hipotético. Es evidente que Gibraltar debería ser una Autonomía
con sus instituciones, su policía y su idioma, pero hay que decirlo claramente.
¿Puede España bloquear acercamientos del RU a la UE a
cuenta del Peñón? Naturalmente que sí, pero todo es modulable en función de
diversos factores entre los cuales están la
verdadera fuerza político-económica de España en la UE y la voluntad del
gobierno de turno. En todo caso, quien esté a su frente puede tener
seguro que la oposición que le pueda tocar será exigente al respecto.
Lo que está claro es que la construcción de Estados se
suele hacer “en contra” de una amenaza o de algo negativo para una comunidad.
La amenaza rusa, real, y la más específicamente comercial del “Joker”, debieran
hacer reaccionar a los europeos necesitados hoy en día de algo más que de
marcar solo una senda futura. Hay que emprenderla ya y decididamente tanto en
términos políticos como económicos y ello implica la cada vez más necesaria “caja común” europea y la constitución de un
Estado Federal Europeo. Tenemos Gobierno (la Comisión) y Parlamento.
Nos falta transformar el Consejo Europeo en un Senado que represente a los
Estados federados y hacer del Presidente del Consejo un Presidente de la Unión
elegido por el Parlamento o directamente por todos los ciudadanos.
Carlos Miranda, Embajador de España