jueves, 13 de febrero de 2025

¿Y SI VUELVE A CASA?

¿Y SI VUELVE A CASA?

 

                              Madrid, 11-02-2025

                         (lectura no muy larga 😊)

 

En La Discrepancia:

https://ladiscrepancia.com/y-si-vuelve-a-casa/


 


¿Quién volvería a casa? Pues el Reino Unido. De vuelta a la Unión Europea. ¡Ah! ¡Menuda papeleta! Recientemente en La Discrepancia uno de los mayores europeístas de España (y de Europa), el catedrático Francisco Aldecoa, amigo querido y admirado, explicaba atinadamente la situación del Reino Unido y de la Unión Europea en la actualidad cuando se cumplen cinco años desde la partida de Albión. Me gustaría prolongar su reflexión,

¿Qué hacer si quiere volver? La respuesta se me antoja compleja. Cuando el hijo pródigo volvió, su padre dio una fiesta. Pero estamos veinte siglos después. El RU aportó mucho a la UE, seriedad entre otras cosas, pero frenó también mucho porque Londres no quiere un poder fuerte en Europa. No es una especulación. Es una realidad histórica. Tras la invasión de los normandos franceses en el siglo XI, Inglaterra y, luego, el Reino Unido se han opuesto siempre a la potencia continental.

Contra Francia a lo largo de la guerra de los Cien Años, contra el Imperio de Carlos V y el potente reino de su sucesor en España, Felipe II, contra Napoleón, contra Hitler, contra la URSS y la Rusia actual tampoco la puede soportar y con razón. Con la UE y sus personificaciones anteriores le ha pasado lo mismo porque de alguna manera la UE es una manifestación imperial europea del siglo XX y del siglo XXI. Por eso en Londres nunca han querido apoyarla del todo y permitir, aún menos facilitar, su marcha hacia un Estado Federal.

Si el RU quiso entrar en la Europa comunitaria fue para controlarla desde dentro e impedir que llegase a ser una Unión Federal. Caballo de Troya. Lo que ha pasado, a mi entender, es que llegó un momento en el que estimaron, equivocadamente o no, que pagaban demasiado por ello. En autonomía, en libertad de acción, en lo que sea. ¿Qué se han arrepentido? Unos británicos, sí. Otros no. Veremos pues en el futuro si siguen como están, si se acercan y si, quizás, quieren volver. Esto último es improbable, pero nunca se sabe.

Coincido con Aldecoa en que fue bueno que se marcharan para poder progresar en la integración y que, asimismo es bueno, que se nos acerquen para una mejor sinergia y beneficio mutuo entre la UE y el RU. La dureza del mundo que nos rodea lo exige. Sin embargo, hará falta responder a algunas preguntas.

La primera es, con el acercamiento, ¿Cuánto roce (descartado un nuevo matrimonio)? Como recuerda Aldecoa, el pasado 3 de febrero se reunieron informalmente todos los miembros de la UE con el “Premier” británico y con el Secretario General de la OTAN. El orden del día era la seguridad en Europa teniendo en cuenta la amenaza rusa y el “Joker” que tenemos en la Casa Blanca. Ciertamente trataron otros temas, pero lo principal era la seguridad y la defensa. Por ello la presencia del RU que tiene un magnífico ejército y dispone, como Francia, de armamento nuclear. Y la del SG de la OTAN que pese a todo es la única defensa de la UE. Muchos deberes le quedan a la Unión para desarrollar su propia defensa, compatible con la Alianza Atlántica, naturalmente, pero es algo que debe hacerse.

Este roce no marital de la UE con el RU es de cajón en el caso que dentro o fuera de la OTAN no se pudiera contar con los EEUU, cualquiera que sea la operación militar y el motivo de una ausencia americana. ¿Pero en otras cuestiones que no son de seguridad y defensa, cuánto roce? Tenemos la experiencia con otros europeos no comunitarios como Noruega o Suiza. ¿Podríamos acercar más al RU, pero sin llegar a una situación que haga más atractivo a un país rozarse en lugar de integrarse en la UE?

Es de suponer que la UE reflexiona al respecto en el caso británico y también el Gobierno español. Ya nos contarán. Eso deberían. También lo que se le debe pedir al RU no solo para acercarse a la UE sino también para un eventual reingreso. La RU en la UE es un plus inestimable, pero no puede volver a tener la capacidad de frenar una integración federal. ¿Cómo se hace? ¡Ah!, ahí hay que ver a los especialistas europeos y españoles en materias comunitarias y, evidentemente, a nuestros gobiernos europeos.

Respecto al español, hay una cuestión específica para tener en cuenta tanto en el roce más cercano como si el RU quisiese volver a la UE: Gibraltar. Esta cuestión está ahí. Para empezar, llevan varios años hablando Madrid y Bruselas con Londres sobre cómo solucionar el Brexit en Gibraltar y nada ocurre. ¿Sorprendente? Preocupante. Lo que sí está claro es que cuanto más esté cerca el Peñón de Europa más cerca está también de España.

Cuando ingresamos en la UE el RU era parte de ésta. Tanto para un roce cercano como para un reingreso, la situación se ha invertido. Yo no creo que esta colonia británica podría recuperarse sin el asentimiento de sus moradores (estamos en el siglo XXI). Mientras tanto, según el Tratado de Utrecht y la oportunas Resoluciones de la ONU el Peñón, o sigue siendo colonia británica o vuelve a España, pero hay maneras de hacer atractiva su reintegración en nuestras fronteras, el principio de descolonización que rige este caso, de cara a un futuro, aunque sea lejano e hipotético. Es evidente que Gibraltar debería ser una Autonomía con sus instituciones, su policía y su idioma, pero hay que decirlo claramente.

¿Puede España bloquear acercamientos del RU a la UE a cuenta del Peñón? Naturalmente que sí, pero todo es modulable en función de diversos factores entre los cuales están la verdadera fuerza político-económica de España en la UE y la voluntad del gobierno de turno. En todo caso, quien esté a su frente puede tener seguro que la oposición que le pueda tocar será exigente al respecto.

Lo que está claro es que la construcción de Estados se suele hacer “en contra” de una amenaza o de algo negativo para una comunidad. La amenaza rusa, real, y la más específicamente comercial del “Joker”, debieran hacer reaccionar a los europeos necesitados hoy en día de algo más que de marcar solo una senda futura. Hay que emprenderla ya y decididamente tanto en términos políticos como económicos y ello implica la cada vez más necesaria “caja común” europea y la constitución de un Estado Federal Europeo. Tenemos Gobierno (la Comisión) y Parlamento. Nos falta transformar el Consejo Europeo en un Senado que represente a los Estados federados y hacer del Presidente del Consejo un Presidente de la Unión elegido por el Parlamento o directamente por todos los ciudadanos.

 

Carlos Miranda, Embajador de España