domingo, 29 de diciembre de 2024

ACTORES DE REPARTO

ACTORES DE REPARTO


                    Madrid, 26-12-2024

                    (Lectura rápida 😊)



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Una alcaldesa socialista valenciana vomitó este lunes pasado su odio a nuestra monarquía a pesar de que en La Zarzuela se preocupan por las víctimas de las riadas de noviembre. Un rencor mal dirigido por la desatención de los gobiernos autonómico y central, también empequeñecidos con el magnífico discurso conciliador en favor del bien común de Nochebuena de Felipe VI criticado solo por las malas compañías de Sánchez, las independentistas y las monarquicidas.

Mientras tanto, Sánchez, en espera de rendir personalmente pleitesía fuera de España a Puigdemont, se apropia, como cualquier político, de un aparente buen estado económico español fruto del trabajo de los españoles, empresarios incluidos, que presenta como logro de su Gobierno, y los hay que apuntan, consecuentemente, la posibilidad de que España e Italia tomen el relevo de Francia y Alemania, las locomotoras naturales de la Unión Europea, su clave de bóveda, porque ahora tienen sus maquinarias gripadas.

Francia está polarizada entre una izquierda desmelenada y una extrema derecha arrogante, ambas opuestas a la UE. Emparedado y en minoría, Macron intenta respirar. En apenas tres meses ha nombrado a dos Primeros Ministros. A uno ya lo han echado desde el Coliseo parlamentario donde están deseando volver a poner el pulgar hacia abajo con el segundo.

La locomotora económica alemana se ha parado sin saber bien por qué y toda la culpa no la tiene solo haberla tenido vendida durante décadas al oro gasístico de Moscú. La vanguardia mecánica e industrial ha sido adelantada por las potencias tecnológicas que venden futuro verde con chips, baterías para desplazarse e inteligencias artificiales que lo saben todo. Volkswagen cierra fábricas en Alemania y el péndulo político va desplazándose hacia la derecha con gran participación de la extrema derecha según los sondeos para el 23 de febrero próximo.

Habría, pues, dos sillas vacantes al frente de la UE que, señalan, pudieran coger España e Italia como cuando el Madrid saca al portero Lunin y al defensa Lucas Vázquez cuando están lesionados los insustituibles Courtois y Carvajal. No hay que olvidar, sin embargo, que en materia geoestratégica ya se ha insertado como imprescindible Polonia. Hay ilusos que creen que lo principal es ser la cuarta economía de la UE. Es esencial, sin duda, pero sin seguridad, sin defensa, sin gasto militar sustancial, no habría la seguridad necesaria para el desarrollo económico y el progreso en Europa y hemos de contribuir como uno más.

Polonia gasta un 4 % del PIB en defensa y es fundamental. Es el comunitario y aliado más fuerte en el Este que enseña los dientes a Rusia, la invasora de Ucrania, la potencia más imperialista en Europa y Asia con zares blancos, rojos o azules, la que quiere recuperar lo que pueda del Imperio soviético. Que nadie se engañe: nuestra economía estará mejor que la polaca, pero a los efectos geoestratégicos, primordiales, Polonia tiene más voz que nosotros, es más importante.

Para que España pudiera desempeñar un verdadero papel de liderazgo global en la UE debe ser su política exterior más europea, más occidental, más atlantista. Madrid puede elegir ser un verso suelto que gasta insuficientemente en defensa, ayuda tímidamente a Ucrania, tontea con países del Sur Global, con Venezuela, Nicaragua o Cuba, se compromete ciegamente con los palestinos, acercándose así a la peligrosa zona de los extremismos islámicos de Irán y sus tentáculos terroristas de Hamás y Hezbollah y le niega la sal a Israel.

Sin embargo, si Madrid desea un rol importante en el liderazgo europeo, en un quinteto directivo con Paris, Berlín, Roma y Varsovia, debe realizar ajustes en su política exterior. Todas esas capitales, además de Londres, tienen una interlocución habitual con Washington en los temas importantes que afectan al planeta incluso al nivel de la Casa Blanca. No así Madrid.

España contribuye a la defensa de Europa y a su bienestar acogiendo a fuerzas militares norteamericanas en Rota y Morón, teniendo con la OTAN despliegues defensivos en un país báltico, así como en otros dos del Este europeo y ayudando la defensa aérea de Turquía. Algunos pensarán que es suficiente, hasta exagerado, y sumarán nuestra contribución militar a la ONU en el Líbano en esa UNIFIL de 10.500 efectivos que también cuesta una pasta que, como con lo demás, sale de nuestros bolsillos de ciudadanos y solo sirve para anotar violaciones de compromisos ajenos. ¿No basta?

Pues no, no basta. Al menos, si España desea ser del quinteto directivo de la UE en vez de dejar que solo sean cuatro. Para ello hay que ser decididamente más occidentales. Hay que gastar más en Defensa. Apenas llegamos a un 1,3 % del PIB en los cálculos más optimistas cuando en 2014 nos comprometimos a un 2.0 %. Ahora, los aliados van a ir a por un 3.0 %. Es lo coherente con los golpes de pecho en favor de una defensa europea, más autónoma de los EEUU, sin que ello implique cortar el vínculo transatlántico, la Alianza Atlántica, que disuade a Rusia con el inestimable concurso de EEUU y Canadá.

Tampoco debemos escurrir bultos como hemos hecho negándonos a participar en el Mar Rojo en una flota europea contra la piratería y golpes de mano de los Hutis yemenitas enfeudados a Irán, como decidió Sánchez. Tampoco cortar los puentes con Israel, algo también “made in Sanchez”. Además, un papel relevante en el Oriente Medio exige poder hablar con todos sin perjuicio de, cuando necesario, criticar más diplomáticamente como lo hace, por ejemplo, Francia.

Una Francia que también le canta las cuarenta (finamente) a los EEUU, aunque a la hora de la verdad siempre está con los occidentales y es capaz de tener al Presidente electo estadounidense en la primera fila junto a Macron cuando la reinauguración de la Catedral de Notre-Dame.

¿Se imaginan a Sánchez en un acto semejante de relevancia política internacional en España con Trump (o Biden o cualquier Presidente estadounidense) casi en sus rodillas? Si no se lo imaginan, tampoco sueñen con una España en un verdadero quinteto director de la UE, o de un sexteto sobre seguridad con el RU, para tratar temas serios con los EEUU.

Hace poco hubo una reunión informal de estos países sobre Ucrania de la que España quedó excluida por falta de suficiente fervor occidental en materia de seguridad y defensa. Naturalmente, podemos lanzar ideas, hasta buenas, desde la barrera, como susurran algunos, pero descarten torear con los maestros. Tampoco influir desde el callejón. ¿Eso queremos para España?

 

Carlos Miranda, Embajador de España