ACTORES DE REPARTO
Madrid,
26-12-2024
(Lectura
rápida 😊)
También me publican en La Hora Digital
https://www.lahoradigital.com/carlos-miranda/autor/1931
Una alcaldesa socialista valenciana vomitó este lunes pasado
su odio a nuestra monarquía a pesar de que en La Zarzuela se preocupan por las víctimas
de las riadas de noviembre. Un rencor mal
dirigido por la desatención de
los gobiernos autonómico y central, también empequeñecidos con el magnífico
discurso conciliador en favor del bien común de Nochebuena de Felipe VI
criticado solo por las malas compañías de Sánchez, las independentistas y las
monarquicidas.
Mientras tanto, Sánchez, en
espera de rendir personalmente pleitesía fuera de España a Puigdemont,
se apropia, como cualquier político, de un aparente buen estado económico
español fruto del trabajo de los españoles, empresarios incluidos, que presenta
como logro de su Gobierno, y los hay que apuntan, consecuentemente, la
posibilidad de que España e Italia tomen el relevo de Francia y Alemania, las locomotoras
naturales de la Unión Europea, su clave de bóveda, porque ahora tienen sus
maquinarias gripadas.
Francia está polarizada entre una izquierda desmelenada y
una extrema derecha arrogante, ambas opuestas a la UE. Emparedado y en minoría,
Macron intenta respirar. En apenas tres meses ha nombrado a dos Primeros
Ministros. A uno ya lo han echado desde el Coliseo parlamentario donde están deseando volver a poner el pulgar hacia abajo con
el segundo.
La locomotora económica alemana se ha parado sin saber
bien por qué y toda la culpa no la tiene solo haberla tenido vendida durante
décadas al oro gasístico de Moscú. La vanguardia mecánica e industrial ha sido
adelantada por las potencias tecnológicas que venden futuro verde con chips,
baterías para desplazarse e inteligencias artificiales que lo saben todo. Volkswagen
cierra fábricas en Alemania y el péndulo político
va desplazándose hacia la derecha con gran participación de la extrema derecha
según los sondeos para el 23 de febrero próximo.
Habría, pues, dos sillas vacantes al frente de la UE que,
señalan, pudieran coger España e Italia como cuando el Madrid saca al portero
Lunin y al defensa Lucas Vázquez cuando están lesionados los insustituibles
Courtois y Carvajal. No hay que olvidar, sin embargo, que en materia geoestratégica
ya se ha insertado como imprescindible Polonia. Hay
ilusos que creen que lo principal es ser la cuarta economía de la UE.
Es esencial, sin duda, pero sin seguridad, sin defensa, sin gasto militar
sustancial, no habría la seguridad necesaria para el desarrollo económico y el progreso
en Europa y hemos de contribuir como uno más.
Polonia gasta un 4 % del PIB en
defensa y es fundamental. Es el comunitario y aliado más fuerte
en el Este que enseña los dientes a Rusia, la invasora de Ucrania, la potencia más
imperialista en Europa y Asia con zares blancos, rojos o azules, la que quiere
recuperar lo que pueda del Imperio soviético. Que nadie se engañe: nuestra economía
estará mejor que la polaca, pero a los efectos geoestratégicos, primordiales,
Polonia tiene más voz que nosotros, es más importante.
Para que España pudiera desempeñar un verdadero papel de
liderazgo global en la UE debe ser su política
exterior más europea, más occidental, más atlantista. Madrid puede
elegir ser un verso suelto que gasta insuficientemente en defensa, ayuda
tímidamente a Ucrania, tontea con países del Sur Global, con Venezuela,
Nicaragua o Cuba, se compromete ciegamente con los palestinos, acercándose así
a la peligrosa zona de los extremismos islámicos de Irán y sus tentáculos
terroristas de Hamás y Hezbollah y le niega la sal a Israel.
Sin embargo, si Madrid desea un rol importante en el
liderazgo europeo, en un quinteto directivo con Paris, Berlín, Roma y Varsovia,
debe realizar ajustes en su política exterior. Todas esas capitales, además de
Londres, tienen una interlocución habitual con Washington en los temas
importantes que afectan al planeta incluso al nivel
de la Casa Blanca. No así Madrid.
España contribuye a la defensa de Europa y a su bienestar
acogiendo a fuerzas militares norteamericanas en Rota y Morón, teniendo con la
OTAN despliegues defensivos en un país báltico, así como en otros dos del Este
europeo y ayudando la defensa aérea de Turquía. Algunos
pensarán que es suficiente, hasta exagerado, y sumarán nuestra
contribución militar a la ONU en el Líbano en esa UNIFIL de 10.500 efectivos
que también cuesta una pasta que, como con lo demás, sale de nuestros bolsillos
de ciudadanos y solo sirve para anotar violaciones de compromisos ajenos. ¿No
basta?
Pues no, no basta. Al
menos, si España desea ser del quinteto directivo de la UE en vez de dejar que solo
sean cuatro. Para ello hay que ser decididamente más occidentales. Hay que
gastar más en Defensa. Apenas llegamos a un 1,3 % del PIB en los cálculos más
optimistas cuando en 2014 nos comprometimos a un 2.0 %. Ahora, los aliados van
a ir a por un 3.0 %. Es lo coherente con los
golpes de pecho en favor de una defensa europea, más autónoma de los
EEUU, sin que ello implique cortar el vínculo transatlántico, la Alianza
Atlántica, que disuade a Rusia con el inestimable concurso de EEUU y Canadá.
Tampoco debemos escurrir bultos como hemos hecho negándonos a
participar en el Mar Rojo en una flota europea contra la piratería y golpes de
mano de los Hutis yemenitas enfeudados a Irán, como decidió Sánchez. Tampoco cortar
los puentes con Israel, algo también “made in Sanchez”. Además, un papel
relevante en el Oriente Medio exige poder hablar con todos sin perjuicio de,
cuando necesario, criticar más diplomáticamente como lo hace, por ejemplo,
Francia.
Una Francia que también le canta las cuarenta (finamente)
a los EEUU, aunque a la hora de la verdad
siempre está con los occidentales y es capaz de tener al Presidente
electo estadounidense en la primera fila junto a Macron cuando la reinauguración
de la Catedral de Notre-Dame.
¿Se imaginan a Sánchez en un acto semejante de relevancia
política internacional en España con Trump (o Biden o cualquier Presidente estadounidense)
casi en sus rodillas? Si no se lo imaginan,
tampoco sueñen con una España en un verdadero quinteto director de
la UE, o de un sexteto sobre seguridad con el RU, para tratar temas serios con los
EEUU.
Hace poco hubo una reunión informal de estos países sobre
Ucrania de la que España quedó excluida por falta de suficiente fervor
occidental en materia de seguridad y defensa. Naturalmente, podemos lanzar
ideas, hasta buenas, desde la barrera, como susurran algunos, pero descarten
torear con los maestros. Tampoco influir desde el callejón. ¿Eso queremos para España?
Carlos Miranda, Embajador de España