TELÓN Y
OBSOLESCENCIAS
Madrid, 02-05-2022
(Lectura
rápida 😁)
Con la caída del Muro de Berlín en 1989 se derrumbó el telón de acero impuesto por Stalin tras la Segunda Guerra Mundial. Pasaba entonces desde el Mar de Barents hasta pocos kilómetros del Egeo, dividiendo Europa entre la regida por el marxismo y la libre y democrática.
Eso
no le podía convenir a Rusia, derrotada con Gorbachov por implosión interna,
desnortada con Yeltsin y tiranizada con Putin. Sin
democracia es un inmenso gulag nacionalista
bendecido por el Patriarca de Moscú donde el comunismo se ha pasado al fascismo.
Puede que sea más llevadero para los rusos que
el comunismo de los Emperadores rojos. Basta cerrar el pico y seguir las
indicaciones del semáforo político. Así se puede ir el domingo con los niños al
parque. Pasaba en España en tiempos de Franco. Con el marxismo hay que ser más
proactivo.
Sin
embargo, al que rechace el culto nacionalista y revanchista de Putin y su
círculo próximo de funcionarios, militares y vigilantes de la vida ajena cualquier cosa le puede pasar, desde rechazos
sociales hasta ser asesinado refinadamente con plutonio sin olvidar la cárcel.
Algunos, como Navalny, el opositor más reciente y conocido, lo han probado casi
todo.
En
estas circunstancias han ocurrido recientemente dos cosas sorprendentes. La
primera es que el Papa ha cancelado un próximo
encuentro suyo con el Patriarca de Moscú
en Jerusalén. Hubiera sido el segundo entre Francisco y Cirilo que se
vieron hace unos años en Cuba. Se podría entender esta cancelación si fuese
para censurar el apoyo de Cirilo a Putin, aunque podría haber sido un intento de
llegar a través del Patriarca hasta el amo del Kremlin y dulcificar su corazón
lleno de ira hacia Ucrania y los occidentales.
Esta
cancelación ha ido acompañada de la supresión de
un viaje a Kyiv donde Francisco
habría apoyado a los que sufren, a las víctimas, a los desheredados de Putin.
Suena a negación petrina más que a equilibrio jesuítico.
Lo
otro sorprendente por su publicidad, no por su intencionalidad, es que un general ruso ha señalado que el objetivo de Putin
es dejar a Ucrania sin acceso al mar y llegar por su costa hasta Transnistria,
un territorio prorruso secesionista de Moldavia y que casi nadie reconoce.
Al
principio Rusia invadió Ucrania sin explicitar sus objetivos militares. Al fracasar
frente a su capital se replegó y por vez primera confesó un objetivo: controlar
todo el Donbas. Ahora confiesa una ambición
militar mayor para ahogar al pueblo odiado.
Veremos
cómo se desarrollan los acontecimientos, pero donde
se pare Putin, o le paren, se situará el último mojón del nuevo telón de acero,
más al Este que el de Stalin. Ahora, los países Bálticos y desde
Polonia hasta Rumania, sin olvidar la Alemania oriental, quedan libres gracias
a su pertenencia a la OTAN.
De
esta guerra ya está sacando lecciones el Pentágono, viendo como hoy en día
plataformas imponentes y costosas en tierra, mar y aire, como tanques y
blindados; cruceros y portaaviones; y bombarderos se han vuelto vulnerables a armamentos muchísimo más baratos como armas anticarro, antiaéreas y enjambres de
drones para usos variados
¿Estarán
sacando las mismas conclusiones en Defensa en Madrid? Ahora que van a doblar su
presupuesto, contra la voluntad de la extrema izquierda, sería hora de saber en que emplearán nuestro dinero.
¿Frente a Marruecos harían falta carros de combate y portaaviones? Los combates
de Ucrania más bien confirman obsolescencias que algunos ya apuntaban.
Carlos Miranda, Embajador de España