viernes, 27 de mayo de 2022

A VUELTAS CON KISSINGER

A VUELTAS CON KISSINGER

 


          Hendaya, 27-05-2022 

                                (Lectura rápida 😊)


      


 

El Kissinger que avaló a Pinochet en Chile en 1973 y suscribió el Acta Final de Helsinki en 1975 es el referente de muchos que, por no ser, por ejemplo, polacos, bálticos o rumanos critican la ampliación de la OTAN. Ese Acta, firmada por Brejnev como dictador máximo de una Rusia llamada entonces URSS, permite a cada país europeo poder unirse a cualquier grupo de Estados y a cualquier alianza militar.

  

En realidad, a Kissinger le parecieron correctas las ampliaciones de la Alianza Atlántica a partir de 1997. Lo que no le gustó fue adentrarse en sendas ambiguas con Rusia en la OTAN. Tuvo razón si consideramos el Consejo OTAN-Rusia situado en la propia Alianza y con el que se intentó, sin éxito, involucrar a Moscú constructivamente en la seguridad europea.

 

Rusia rechazó la mano occidental tendida tras la caída del Muro de Berlín. No la quiso para no renunciar a su imperialismo vecinal heredado de la Rusia zarista y, luego, comunista. Actualmente asistimos a una confabulación fascistoide de Putin con la Iglesia Ortodoxa rusa ensalzando “varias Rusias” siempre y cuando prevalezca la supremacía del Kremlin ruso.

  

Lo que Kissinger de verdad desaconsejó fue la propuesta aliada de invitar en 2008 a Georgia y Ucrania. Una imprudencia a pesar de estar avalada por el Acta Final de Helsinki, pero en 2022 ya habían pasado 14 años sin que ello se materializara y Moscú sabia de la congelación de esa invitación. Su invasión de Ucrania solo está motivada por reafirmar su control sobre Kyiv.

 

Si Ucrania no hubiera renunciado a su arsenal nuclear en 1994 o hubiese ingresado antes en la OTAN, igual Rusia no la hubiera atacado. Además, y como el propio Kissinger siempre ha dicho, Rusia, con miles de cabezas nucleares, sabe que nadie la va a invadir. Hitler y Napoleón son el pasado.

  

En estas circunstancias parece que fue correcta la decisión de ayudar a Ucrania a repeler la invasión rusa cuidando no escalar el conflicto. Se corre un riesgo, evidentemente, pero ceder a los antojos de Moscú es también otro riesgo.

  

Si Ucrania lograse rechazar a Rusia, ésta se debilitaría. No obstante, Putin parece más dispuesto a atrincherarse que a escalar con armas químicas y nucleares. El conflicto bélico en tierras ucranianas es un maratón en el que la resistencia y el heroísmo ucraniano son admirables. La UE, carente de una defensa propia, sólo puede estar segura tras el parapeto de la OTAN. Finlandia y Suecia buscan la misma protección. Con estos ingresos pocos miembros de la UE quedarán fuera de la Alianza.

 

Kissinger ha advertido este mes de mayo en Davos que conviene llegar a un acuerdo con Moscú para acabar con esta guerra y piensa, como otros, que Kyiv tendrá que hacer alguna que otra concesión territorial.

 

Una guerra que nadie puede ganar es un lastre peligroso y Zelensky podría mirar a Finlandia que perdió el 10% de su territorio a manos rusas en los años cuarenta y a Corea del Sur separada fácticamente de la del Norte desde los años cincuenta. En ambos casos la prosperidad por su integración en el mundo occidental es manifiesta. Rusia, en cambio, no saldrá tan bien parada de sus conquistas ilegítimas y sangrientas que han revelado debilidades militares, económicas y políticas.

 

Kissinger, encumbrado en su día por Nixon, también aconseja actuar de modo que no se unan Rusia y China. Una buena pero complicada recomendación ya que a ambos les une su rechazo a nuestras democracias liberales, aunque es posible que sus respectivos intereses no sean tan semejantes.

  

 

Carlos Miranda, Embajador de España