ROBLES Y
MARLASKA APUNTALAN
Madrid, 04-06-2021
(Lectura rápida 😊)
Dos
ministros han sobresalido en la crisis con Marruecos: Fernando Grande-Marlaska y Margarita Robles.
El Ministro del Interior no quería cobijar al líder del Polisario, Ibrahim
Ghali, con coronavirus. Los argelinos nos lo endilgaron porque parecería que su
sistema sanitario no puede ocuparse ni de sus privilegiados. En Argelia, como
en otros países algo autoritarios, los hay de dos clases: con mucho dinero, como
en todos lados, y la nomenclatura política oficial.
A
veces acuden a hospitales extranjeros, pero, lo esencial por retener es que nos traspasaron a Ghali, perteneciente a la nomenclatura
del Polisario subvencionada por Argel. El “Estado” saharaui está
acogido en Argelia, en Tinduf, a cargo del país huésped. Su sanidad, también: Ghali estaba en un hospital militar de Argel.
España
tendrá sus responsabilidades por la descolonización del Sahara, pendiente según
NNUU, y completada para Marruecos y EEUU (aunque, oficialmente, Biden aún no se
ha aclarado), pero el Polisario siempre nos fue hostil y un Sahara Occidental
independiente estaría, probablemente, controlado por Argel, introduciendo una
mayor inestabilidad en el Magreb. No sería
aceptable para Rabat estar
totalmente rodeado, del Mediterráneo al Atlántico, por Argelia. Interesa llevarnos
bien con todos, pero mucho debiera de importarnos,
Marruecos.
Marlaska
debió de tener claro, asimismo, que Ghali era un paquete
envenenado de Argel, donde enemistar a Rabat y Madrid se celebra con
champán francés.
Margarita Robles, Ministra
de Defensa, también sobresalió, más cercana a la prudencia de Marlaska,
encargado, asimismo, de las declaraciones apaciguadoras hacia Rabat.
Nuestros militares fueron desplegados en Ceuta
para mostrar la determinación de no dejarnos intimidar por la
avalancha de miles de emigrantes ilegales soltados por Marruecos por lo de
Ghali, acogido, además, sin despejarlo antes con Rabat (¿No podíamos haberle
derivado a otro país?) y como presión respecto del Sáhara Occidental, cuestión
esencial para Marruecos.
Al
mostrar Robles que España defenderá su integridad territorial, incluso con las
armas, aunque lo que apreciamos fue la extraordinaria labor humanitaria de nuestros soldados con estos
ilegales, la Ministra, para algunos, pareció enviar, asimismo, un mensaje interno cuando Aragonés sigue hablando
de autodeterminación y de amnistía a pesar de los indultos al caer y se prepara
para una entrevista con Sánchez, entre España y Cataluña, a su entender.
Marlaska
se hinchó a devoluciones en caliente esos días y Vox pedía la “militarización”
de nuestras fronteras. Queda claro lo que tuvo que hacer el Gobierno por acoger
a Ghali. En Europa, los que se equivocan no suelen seguir. Somos europeos, pero, a veces, no parece tan cierto.
Un botón de muestra: la renuencia a aceptar a FRONTEX en nuestras fronteras africanas
a pesar de recordar que son europeas. Eso sí, España quiere una Defensa Europea
(que igual EEUU apoya con Biden). ¿De verdad? Y sin armas nucleares, a ser
posible ... Coherencia
“made in Spain”.
Los resortes
del Estado no deben politizarse. Nuestros
militares pueden emplearse para apoyar nuestras Fuerzas de Seguridad en toda
España; las devoluciones en caliente pueden ser inevitables; y acoger a
cualquiera, incluso por razones humanitarias, puede atentar a la Razón de
Estado.
Enemistarse
con Marruecos no es gratuito ni pasajero.
España pierde mucho sin perjuicio de que la UE nos apoye. Incluso de cara a
EEUU, nuestro principal aliado que sueña con que nos llevemos bien (“Where in
the Hell is Perejil?”, dicen que preguntó irritado Colin Powell cuando era Secretario de
Estado).
No haremos, ahora, unas
tradicionales maniobras militares con americanos y marroquíes porque se
desarrollarán parcialmente en el Sahara Occidental. Estas maniobras son una oportunidad
de comprobar el estado de las FAS marroquíes con las que, quizás, pudiéramos
tener algún día una confrontación al tiempo que el
acercamiento entre militares españoles y marroquíes constituye una medida de
confianza. La tensión con Rabat no remite. Sánchez, en primera
línea.
La actitud de Marruecos, inaceptable, a pesar de todo, y con una Embajadora que no debiera de volver, da la medida de su inquietud y capacidad de embrollar. Es hora de una política exterior española realista, eficaz y bien dirigida.
Carlos Miranda, Embajador
de España