viernes, 14 de mayo de 2021

TRILEROS

 

TRILEROS

 

  Madrid, 14-05-2021 

                   (Lectura rápida 😁)

 

       

Según la RAE el “juego de los triles”, que dirige un “trilero”, es un “juego callejero de apuestas fraudulentas ...”. Consultada Wikipedia, la palabra trilero designa a un estafador callejero o tahúr y, metafóricamente, se emplea para quien tiende a burlar a los otros con burdas engañifas”.


Además de los trileros callejeros, los hay en la política. Siempre según Wikipedia (tampoco hace falta ir mucho más lejos …), “En la mayoría de los países, el ordenamiento jurídico considera a los políticos elegidos o nombrados como representantes del pueblo en el mantenimiento, la gestión, y la administración de los recursos públicos”. Y añade: “Dicho ordenamiento considera que un político debe velar por el interés general de los ciudadanos y mantenerse dentro de una ética profesional de servicio al pueblo y no hacia sí mismo. La corrupción, la demagogia, el sectarismo y la incompetencia son males que afectan en mayor o menor medida a la clase política de la mayoría de los países”.

 

No nos engañemos, un trilero engaña y cuando un político engaña, es un “trilero” o, dicho de otro modo, un “mentiroso”. En este marco, podríamos fijarnos en dos tipos de supercherías.

 

Una consiste en establecer una verdad que no es tal, una falsedad, y en base a la misma ofrecer una solución obviamente viciada de origen pues pretende resolver algo que no es cierto. Este tipo de embuste lo hemos observado recientemente en el mundo anglosajón. Donald Trump y Boris Johnson podrían ser dos ejemplos de quienes se encaraman al poder para resolver premisas falsas. El electorado, al votar, suele ejercer un acto de confianza, de fe, en un político, aunque pueda, asimismo, al votar por uno, rechazar, en realidad, a otro político, como muchos acaban de hacer en Madrid.

 

La otra forma de superchería es menos sofisticada. Consiste en hacer lo contrario de lo prometido o adelantado. Se puede observar, al respecto, dos momentos para este comportamiento. El más impactante es cuando tiene lugar después de la votación. En España el cambio de rumbo reciente más espectacular fue el de Pedro Sanchez al maridarse con Pablo Iglesias a pesar de que ello, según decía antes el primero, le quitaría el sueño. Ahora, se ha ido Iglesias, pero le deja en el colchón compartido a una afiliada al PCE. Muchos estiman que al PSOE pocas veces le ha ido bien emparejado con el PCE.

 

También se puede cambiar de promesa durante la campaña electoral. Donde ayer dije digo, hoy digo Diego. Viejo refrán, pero siempre de actualidad. Ayer aseguro que con fulano no pactaré para luego colgarme de su brazo a ver si cuela y gano. Pues, ni siquiera el segundo en la meta. La gente no es tonta.

 

¿Todos los políticos son iguales? ¿Todos unos trileros? Todos, no, evidentemente, pero abundan, tanto a la derecha como a la izquierda. Cuando al electorado se le pierde el respeto, acaba reaccionando y puede no ser en favor de lo más constructivo. La experiencia reciente, a diestro y siniestro, dentro y fuera de España, indica que es haciendo caso a los más populistas. La falta de calidad democrática torpedea las democracias. ¿Cómo atraer a los mejores a la política en lugar de los mediocres?  

 

“¡Ja, ja, que viene el lobo!”. No se ría, avisados estamos y en rededor nuestro abundan las fieras, aunque, en Madrid, se apeen del tren, como Iglesias, pierdan elecciones, como Gabilondo/Sánchez o, incluso, las ganen, como Ayuso o, en su ámbito, Mónica Garcia. Hay que vigilarles, como pretendía el dominico Girolamo Savonarola en Florencia donde, según Wikipedia, “predicó contra el lujo, el lucro, la depravación de los poderosos …”.

 

Eso sí, hay que hacerlo con prudencia, porque los ataques de Savonarola contra el Papa le valieron, siempre según Wikipedia, “la excomunión, la prisión y la condena a la hoguera ...”. Eso, en 1498, poco después de tomar Granada y que Colón arribase al Caribe con tres naves castellanas. El vaso, mejor medio lleno que medio vacío, sin duda, pero: ¿Con vino o con vinagre?

 

 

Carlos Miranda, Embajador de España.