MIRAR TAMBIÉN AL ESTE
Hendaya, 14-08-2025
(Lectura rápida 😊)
Y en La Discrepancia
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El debate sobre cuestiones estratégicas no abunda en España y a veces no se realiza seriamente. Una ingenua utopía suele ser parte del pensamiento más progresista. Basta con dialogar. No hace falta armarse. La indefensión no importa. Es una irresponsabilidad.
También gusta exhibir un
resentimiento gratuito e injusto hacia los EEUU.
Quiere Trump, pontifican algunos, que gastemos más en defensa para vendernos
las armas que produce su país. Esta en las manos europeas mejorar su
contribución a la defensa de Europa a través de la UE y de la OTAN, pero
también está en manos europeas desarrollar y producir los armamentos
necesarios. Si aportamos armas tan eficaces y sofisticadas como las
norteamericanas no necesitaremos comprárselo a los estadounidenses.
La pelota está en el tejado europeo y de nada
sirve prestar intenciones aviesas a Washington cuando tenemos el remedio en Europa. Los europeos
deben dejar de relajarse en la hamaca y ponerse las pilas. Se trata de su
exclusiva responsabilidad y es posible hacerlo. Airbus es un ejemplo y los
europeos tienen también en su haber exitosos proyectos multinacionales de
industria militar. Hay que tomar iniciativas, invertir, concentrar sociedades y
ser punteros tecnológicamente. De nada sirve acusar de malintencionados a otros
si producen un armamento mejor.
También se acusa a EEUU de tenernos como vasallos sujetos
con una traílla corta. Algunos igual se remontan a la guerra de Cuba donde su Navy destruyó nuestra Armada por imprevisión política
ya que sus buques eran mejores. Olvidan muchos que los EEUU vinieron
tres veces en ayuda de la libertad en Europa. En la Primera y en la Segunda Guerra
Mundial, así como en la Guerra Fría. Sin el paraguas militar americano la Unión
Europea no sería una realidad y nuestras democracias igual no existirían debido
al rodillo soviético y, ahora, por la amenaza rusa que perdura.
En el debate estratégico español hay tendencia a subrayar
los peligros que provienen del Sur, desde Marruecos (o Argelia) y las migraciones
favorecidas por mafias y ciertos países, así como el narcotráfico. Otros añaden
Iberoamérica por la influencia que piensan debiéramos de ejercer allí. Todo eso
está muy bien, pero no hemos de borrarnos del
debate de la seguridad en el Este europeo.
Hemos de ser un referente en la determinación de los
riesgos que acechan desde el Sur a España y Europa, sin duda, y calibrar
aquellos que puedan venir desde Latinoamérica por un exceso de migración ilegal
o si los narcotraficantes consiguen exportar su criminalidad. Sin embargo, tenemos
fuerzas desplegadas en Letonia, Eslovaquia y Rumanía, así como en Turquía. Somos,
pues, relevantes para la disuasión frente a Rusia, la mayor amenaza a nuestras
democracias en Europa. Nuestra sociedad ha de
ser más consciente de ello, una responsabilidad del Gobierno, de los
partidos, de Instituciones especializadas y de los medios de comunicación.
Un conflicto con Moscú nos afectaría como a nuestros
socios y aliados más cercanos a Rusia. Sufriríamos consecuencias de diferente
naturaleza y no es descartable que el Kremlin
ordenara disparar a España misiles que
caerían en instalaciones militares y en ciudades bien pobladas como Barcelona,
Sevilla, Valencia, Bilbao o Madrid para amedrentarnos
Hemos pues de ser proactivos también en el
debate de seguridad del Este europeo. Tenemos derecho a ello y
obligación. Derecho porque somos un aliado y un socio más y, además, tenemos
fuerzas desplegadas en el Este. Nuestra presencia militar y apoyo político ha
de ser consciente, no mecánico. Obligación, porque hay que explicar bien a los españoles
por qué estamos desplegados en el Este y los riesgos que corremos. No para
rechazarlo sino para afrontarlo con madurez y
solidaridad con nuestros socios y aliados.
Conviene añadir también que somos un país atlántico
además de mediterráneo. Con Francia, los únicos con fachada a los dos lados. No
descuidemos ninguna de las dos. El europeísmo es asimismo a la vez mediterráneo
y atlántico. Algunos prefieren, sin embargo, jugar a verso suelto e ir a
contracorriente del mundo europeo y occidental para satisfacer solo intereses
internos particulares, derivándonos hacia la irrelevancia
internacional. Da pena. Con Franco también estábamos aislados.
Carlos Miranda, Embajador de España