sábado, 18 de enero de 2025

 

PACTAR CON EL DIABLO

 

                    Madrid, 16-01-2025

                    (Lectura rápida 😊)

 

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Pactar con el diablo, o con sus manifestaciones. Hay quienes llegan a soñar con entregar su alma a Satanás a cambio de una juventud eterna o de cualquier otra ayuda decisiva en su vida.

 

En Europa hay numerosas historias que señalan entendimientos con el Maligno para obtener algún beneficio y a veces narran que, al intentar engañarle, el Demonio se venga. Una leyenda señala como un joven enamorado de la hija de un responsable municipal consiguió mostrar el mejor proyecto para un puente sobre el Ródano en Aviñón. El precio para pagar al verdadero ingeniero, Belcebú, era el alma del primer ser vivo que cruzase el puente, en principio el joven enamorado. La novia le convenció de soltar antes un perro. Enojado por el engaño, Lucifer destruyó parte de su obra. Se puede comprobarlo contemplando los restos del puente destruido en realidad por una riada en el siglo XVII.

 

En Bruselas ocurrió algo parecido. Otro joven arquitecto pactó con Luzbel entregarle su alma con la primera campanada de la torre del ayuntamiento cuyo proyecto elaboró en realidad el Astuto para así ganar otro concurso cuyo premio era, también, la mano de la amada, hija del burgomaestre de Bruselas. Su novia (¡las mujeres siempre al quite!) le sugirió no poner campanas en la torre. Sencillo y eficaz. El Ángel caído, otra vez enfadado por el incumplimiento del pacto, se vengó. Como prometió que su obra no la destruiría ni Dios, solo pudo, para fastidiar, desplazar la torre que no está en el centro del edificio en la Grand-Place. El ayuntamiento fue originariamente construido en distintas etapas durante el siglo XV y en una se añadió un ala diferente de la otra. Los franceses bombardearon esa preciosa plaza en 1695 y hubo que reconstruirla.

 

Los incrédulos piensan que el Diablo no existe. Error. En realidad, siempre está a la vuelta de la esquina. Un ejemplo conocido es Puigdemont. Un caso de libro. “Si me das el Gobierno te amnistío a ti y a los tuyos”. Aquí la ausencia de campanas o del perro ha sido la maldita judicatura. Como es independiente y el enamorado del Poder quiere cumplir su promesa, la solución es, aparentemente, poner en su sitio a los jueces atacando su fortín por diversos frentes.

 

Uno de ellos es salvar al soldado Ryan transmutado en familiares y fiscales indebidamente acusados de saltarse algunas normas. Las éticas pareciera que sí. Las legales, no está claro. Afortunadamente, el Séptimo de Caballería de San Jerónimo o algún puñetero Batman estarán al quite para impedir despropósitos. Lo mejor es desacreditar a los jueces salvo a los que apoyan la amnistía al Diablo que, agradecido, volverá a encarnarse en Puigdemont para tomarse en Waterloo una butifarra con vino del Penedés junto al enamorado de la gran diva Poder. Eso dicen, e igual se cumple …

 

Ya vimos como el Maligno se vengó de los engaños destruyendo parcialmente un puente o desplazando una torre. Al no ser omnipotente no pudo destruir totalmente sus obras. Lo mismo le pasa a Puigdemont en su encarnación maligna. ¿Qué hará? Misterio. Por de pronto le ha puesto al enamorado una copa de cava con veneno exigiendo una moción de confianza para intentar debilitarle y conseguir más dádivas. Rechazando Paiporta, el enamorado viene alejando sin pestañear la copa. ¿Qué pasará? El otro pretendiente de Doña Poder deshoja una margarita para ver si pacta con el Maligno, lo que no le parecía antes apropiado. Señala que solo sería para convocar elecciones. ¡Ah! Don Dinero es Don Dinero, y Doña Poder es aún más …. poderosa. Eso.

 

Mientras tanto, en Valencia, Mazón llora porque Sánchez no acudió enseguida a ayudar cuando la catástrofe de la DANA y, en Madrid, Sánchez dice que Mazón no se lo pidió. Aparentemente, ambos dicen la verdad. Y siguen, como el Fiscal General. Tan contentos. ¿Será que importan poco la gente y las Instituciones? ¿Otro motivo? Los que lloran de verdad son las víctimas de la catástrofe valenciana todavía enfangadas y, según se quejan ellas mismas, con escasas ayudas. ¡Y Trump que llega!

 

Carlos Miranda, Embajador de España