¡HALA KAMALA!
Madrid,
01-08-2024
(Lectura
rápida 😊)
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“Yes we can” fue el logo de Barak Obama. “Yes we Kam”, dicen ahora muchos votantes
demócratas resucitados por Kamala Harris de cara a la elección presidencial del
próximo 5 de noviembre.
Biden ha sido un buen Presidente, pero su salida del
escenario ha sido otro más de sus tropiezos con una edad en la que los
despistes tienen un alto precio político al trompicarse andando o trabucarse
hablando. En enero pasado es cuando tenía que
haber anunciado que no se presentaría a la reelección.
En tal caso, se puede dudar que Harris hubiera ganado
unas primarias de su partido. Los Vicepresidentes son ruedas de repuesto por si
le pasa algo al Presidente y les cuesta ser de inmediato “prima donnas”. Es,
incluso, probable que el candidato hubiese sido el actual gobernador de
California Gavin Newsom al que apoya Nancy Pelosi, la
mayor muñidora de los demócratas no sólo por ser ella también de San
Francisco sino además de la misma “pandilla” dentro del partido. Harris es de
otra, aunque también de “Frisco”. Si Kamala fracasa, veremos a Newsom en 2028,
aunque Trump ha dicho que si vuelve a la Casa Blanca ya no hará falta volver a
votar como si fuese un bolivariano cualquiera.
En política, como en la vida, hay que cocinar con los
ingredientes a mano sacándoles el mejor partido y Kamala es buena materia prima.
Si los demócratas quieren conservar la Casa Blanca y poder dominar el Senado y
la Cámara de Representantes con sus candidatos no les queda otro remedio que
cerrar filas tras Kamala. Es la mejor preparada
para recoger el testigo de su Presidente porque
está enterada de todo. Asimismo, como los fondos electorales están a
nombre de Biden y Harris, puede disponer de ellos sin más. Además, tiene un buen
perfil político propio para enfrentarse a Trump.
Buena parte del debate con el magnate maleducado girará
en torno al aborto con Trump en contra y su candidato a la Vicepresidencia
criticando a los demócratas por un presunto liderazgo de mujeres sin hijos,
pero con mascotas gatunas, generando ello una gran controversia. Kamala habla de libertad reproductiva. No sólo
el aborto, sino todo el proceso que implica que una mujer controle voluntariamente
una gestación, incluido un eventual aborto, pero no sólo esto último. Kamala
conducirá este debate con determinación.
Harris protagonizará un
programa más social que el de Trump que
en su afán de bajar impuestos llevará a más deuda y puede que a más inflación.
Conseguirá más fácilmente que Biden votos de mujeres y de afroamericanos. Ya
veremos los latinos, más cercanos a Trump porque tampoco quieren a más
inmigrantes originados al sur del Río Bravo (o Rio Grande) porque ellos ya
están dentro. Acusan a Harris de haber fracasado en el control de la
inmigración, una tarea (¿imposible?) que le dio Biden. Son el rechazo de los inmigrantes
legales o legalizados a los ilegales que dificultan su vida. Biden representa
más una izquierda sindicalista, mientras Harris una identitaria. El voto difícil de reconquistar será el de los blancos
pobres que, como en Europa, achacan su decadencia económica a la
globalización y a la deslocalización de empresas y que tampoco simpatizan con
los intelectuales, sobre todo progresistas.
Harris no asistió la semana pasada a la comparecencia de
Netanyahu en el Congreso (tampoco otros importantes demócratas) en la que el israelí hizo una loa a la actuación de sus ejércitos
en Gaza y rechazó su responsabilidad en los miles de bajas civiles (la
Autoridad Palestina en Ramala dijo hace poco algo parecido al culpar a Hamás de
ello) al tiempo que dejó claro que prefiere a Trump en la Casa Blanca.
No obstante, Kamala recibió a “Bibi”. Renovó el
compromiso americano con Israel y su derecho a defenderse. Fue más dura que
Biden reclamando un alto el fuego, el fin de la guerra y mayor sensibilidad
humanitaria. Harris, casada con un judío reformista, debe cuidar el voto judío americano
(e internacional), pero será más exigente con
las actuaciones israelíes. Eso si Netanyahu se pliega. Nada más
volver de Washington y como represalia a la muerte de niños judíos en el Golán
por un misil de Hezbollá ordenó la ejecución de dos terroristas principales
palestinos, uno de Hezbollá y otro de Hamás.
Kamala mantendrá en líneas generales la prioridad hacia
China y el Pacífico que ya impuso Obama y puede ser más
exigente con los europeos en materia de defensa como ya pidió Clinton
antes que Trump. No pretenderá emparejarse contra China dejando que Europa esté
sola contra Rusia. Sabe que los europeos no podrían y tampoco le interesa a
EEUU abandonarlos, pero será más exigente que Biden con los del Viejo
Continente.
Se entenderá bien con Rutte, el nuevo Secretario General
holandés de la OTAN, y con Starmer que no cuestiona la relación especial entre
el RU y los EEUU. Tampoco puede ser que muchos
aliados europeos no lleguen al comprometido 2% del PIB (Cumbre aliada de 2014 en Gales) o que incluso,
como España, apenas inviertan algo más de un 1,28 %, una España vergonzoso
farolillo rojo en esta cuestión de la OTAN tras Luxemburgo.
Kamala es lo que hay para parar a Trump y salvar la
democracia americana, pero es una buena apuesta.
Pelosi se ha comido sus rencillas y la respaldó enseguida. Los Obama también y
antes que ellos los Clinton. Los líderes del Senado y de la Cámara de
representantes también la apoyan, así como los “rojos” Bernie Sanders y
Alexandria Ocasio-Cortez. Partido unido. A principios de agosto Los delegados
de la Convención la votarán telemáticamente como candidata y más adelante esa
Convención se convertirá en una gran fiesta de apoyo en la que será importante
la persona seleccionada como aspirante a Vicepresidente. Tendrá que ser hombre,
blanco, y de la costa Este o del Midwest para compensar la figura de Kamala y
tendría que poder atraer el voto blanco, así como el intelectual de la costa
Este, atlántica y más cercana a Europa. No por
nada el Atlántico Norte es el “Mare Nostrum” de hoy en día.
Luego, en septiembre, debatirá con Trump y será decisivo.
Todo indica que esta antigua Fiscal General californiana, buena oradora y polemista,
prevalecerá frente al misógino Trump ya condenado en un juicio. Por otra parte,
conviene saber que cuando Kamala fue seleccionada por Biden hace cuatro años,
su marido dimitió inmediatamente del bufete donde trabajaba para evitar
conflictos de intereses y malentendidos. Lo mismo acaba de hacer la esposa de
Vance, el candidato a Vicepresidente de Trump, por los mismos motivos. Alguien podría contarlo en Moncloa … ¿Bolaños?
Carlos Miranda, Embajador de España