viernes, 10 de diciembre de 2021

NI CABEZA DE RATÓN

NI CABEZA DE RATÓN

 

          Madrid, 10-12-2021

                     (Lectura rápida 😊)

   

        

El pasado 7 de diciembre, Joe Biden se reunió telemáticamente con Vladimir Putin. Hay tensión entre los países occidentales y una Rusia que añora su prepotencia de la Guerra Fría. Del encuentro no salió otra cosa que las advertencias rituales a cada parte. Biden y los occidentales quieren evitar una eventual invasión rusa de Ucrania, aunque Biden no considera intervenir militarmente. Tras haberse merendado a Crimea, Putin pretende, ahora, amarrar su deseado vasallaje de Ucrania, como con la obediente Bielorrusia. El imperialismo ruso es igual con los zares, los comunistas o los Putin.

 

¿Qué puede importarnos eso en España? Aquí confiamos en los Pirineos. Cuando la Guerra Fría se pensaba que antes de que llegaran los soviéticos a España los pararían los americanos, los británicos, los alemanes y los franceses. Esto de viajar de gorra en el tren de la defensa de Europa, que era, es y seguirá siendo la OTAN, cambió de perspectiva cuando quisimos entrar en la Unión Europea. “Si quieren ustedes juntarse con nosotros, deben estar también en la Alianza Atlántica”.

 

No basta con abonar el precio básico. Lo de la OTAN es como viajar en Ryan Air. Hay que pagar por el billete, por las maletas, por comer, por subirse antes al avión, etc. No basta con estar, hay que contribuir. La OTAN lo cifra en gastarse en Defensa el 2% del PIB. España no gasta ni el 1% y, además, es argumentable que lo gasta mal confundiendo prioridades.

 

Cuando se quiere estar en el bar con los amigos hay que asociarse a sus preocupaciones, además de hacer valer las propias, y tratar con habilidad al más fuerte de la pandilla. De lo contrario, te sonríen sin incluirte en sus confidencias. Si te cuesta ver al Presidente de los EEUU, si no consigues entrevistarte con él un buen rato alguna vez, si viajas a su país sin pasar por su casa, te dan la mano blandamente y a otra cosa mariposa.

 

Antes de su videoconferencia con Putin, Biden consultó con sus aliados europeos. Según los medios, habló con Merkel, aún Canciller, con Macron, con Draghi y con Johnson. Da igual que EEUU utilice nuestras bases de Rota y Morón o que la Cumbre de la OTAN en 2022 vaya a ser en España.

 

Blinken y Albares tuvieron antes alguna conversación, pero no es lo mismo y está por ver si Blinken consultó con Albares lo mismo que Biden con los colegas de Sánchez. “Quiere que le ponga también con Sánchez”, preguntaría la telefonista de la Casa Blanca, ya embalada. “No need”. No hace falta.

 

Nuestros políticos no parecen dedicarse a la política exterior, y menos a los temas de seguridad estratégica. Y cuando lo hacen, igual no miran un globo terráqueo ni se han documentado. Se darían cuenta que somos un país occidental y que, actualmente, nuestra seguridad sólo está asegurada si hacemos piña con los occidentales y EEUU.

 

Eso no impide actuar con cierta autonomía cuando convenga y sea posible, pero algunos hablan más de autonomía que de seguridad y olvidan nuestra escasa contribución a la defensa propia y común. Ofrecemos bases y participamos en algunas operaciones. Lo elemental. Cuando pagas el billete más barato, te mandan al gallinero para ver la función.

 

De González Laya quedamos desencantados. Salvo del acuerdo con Londres sobre Gibraltar tras el Brexit, aunque ya fue mucho y queda ratificarlo por Bruselas y Londres. Más inteligente para nuestros intereses que el inútil barritar de cierto ministro del PP en la cacharrería diplomática tirándolo todo al suelo. Acogimos con esperanza a Albares. El joven ministro lleva ya casi medio año al frente de Exteriores viajando sin parar de un lado para otro, el sino de su cargo, como narró recientemente Miguel González.

 

Sin embargo, con los problemas que tenemos al Sur del Estrecho no basta proclamar nuestra amistad con Marruecos. Eso sí, mejor que tocarle las narices a Rabat haciendo malabarismos con Argel. Es un expediente difícil, sin duda, pero requiere progresos que respondan a nuestros intereses.

 

Al igual que la Alianza Atlántica, la UE es vital para nosotros, así como su autonomía estratégica, pero llevarnos muy bien con Washington es también perentorio. Seremos la cuarta economía de la UE (porque se fue el RU), pero, al parecer, sólo cola del ratón. A Sánchez le quedan deberes por hacer. No solo a él, también a otros que pretenden gobernar.   

 

(PS) Al Vaticano irá de Embajadora Isabel Celaa, antigua ministra de Educación. ¿Para modificar el Concordato o solo colocan a una política en paro? Se le adelanta viendo al Papa Yolanda Díaz este sábado. ¿Intenta el PCE revigorizar las Juventudes Obreras Cristianas para hacerle la pinza a Sánchez? …

 


Carlos Miranda, Embajador de España