PATENTE DE GUAPO
Madrid
04-11-2020
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rápida 😊)
Más
conocida es la “patente de corso”. Para la Real Academia española de la Lengua
se trataría del “Despacho con que el Gobierno de un Estado autorizaba a
particulares para hacer el corso contra los enemigos de la nación”. La RAE
también ofrece, antes, otra acepción: “Derecho que alguien se atribuye para
hacer o decir lo que le viene en gana”. Claro que puede salir caro. Asimismo, se
pueden perder amistades o clientes y hacerse enemigos. En política, perder votos
y apoyos, tanto en el ámbito nacional como
internacional.
Una
de las promesas electorales de Joe Biden es la de convocar una “Cumbre para la Democracia”. Pretende
estimular compromisos para la lucha contra la corrupción, los autoritarismos y
a favor de los derechos humanos. En Washington hay periodistas que especulan
acerca de qué países serán convocados y que solicitan su opinión a Embajadas
de los que no les parecen democráticos. Recibir una invitación para asistir a
esta Conferencia equivaldrá, piensan, a recibir una “patente democrática”, y,
según la prensa estadounidense, hay países
inquietos. Citan algunos como Turquía, Filipinas o Arabia Saudí. Algunos
periodistas washingtonianos estiman que ni Rusia ni China serán invitados, el
primero por subvertir la elección presidencial de 2016, el segundo por ser un
país comunista, aunque capitalista. Los países autoritarios, añaden, no serían
incluidos. Pero ¿Dónde está la línea roja, si es que hay una sola, para
establecer este “frente democrático”? Con más motivo si los objetivos fuesen
los tres más arriba indicados. Los
eventualmente descartados dirán que “a mucha honra” porque ellos son “verdaderas
democracias”. ¿Qué otra cosa podrán decir?
Las naciones democráticas tienen claro aquellas
otras que lo son, aunque la frontera no es siempre tan nítida como sería deseable.
Sin embargo, en el mundo de las relaciones internacionales se suele estar
abocado a sonreír a todo el mundo y a pedir favores a todos, guapos y feos. Eso
provoca disputas entre puristas y pragmáticos. Asimismo, resentimiento en
quienes no son invitados.
Con
Biden, los EEUU retomarán el multilateralismo abandonado por Trump. No implica ello
renunciar a los principios ni impide tener buenas relaciones con todos, aunque
siempre hay excepciones. Sin embargo, discriminar formalmente es algo siempre delicado
en términos diplomáticos. Es de suponer que Antony Blinken, Secretario de Estado
“in pectore”, un avezado diplomático, políglota y cosmopolita, tendrá resuelta esta cuadratura del círculo.
El
objetivo de la Conferencia será el de fomentar
la democracia en el mundo. En ciertas organizaciones internacionales
es un requisito expreso o tácito para la pertenencia. No impide ello interacciones
con otros no democráticos o no tan democráticos. La Unión Europea actúa junto a
países que no lo son. La Alianza Atlántica realiza operaciones con países semejantes,
en algunos casos con mandato de Naciones Unidas.
EEUU
debe cuidar, asimismo, sus relaciones bilaterales. Tiene aliados necesarios y
que amamanta. ¿Quedará alguno fuera de la convocatoria? La propia UE tiene en
su seno dudas acerca del funcionamiento democrático de algunos de sus miembros.
¿Algún país de la UE no recibirá la invitación?
No convidar a Filipinas o Turquía podrá satisfacer a quienes tienen reglas de
medir estrictas, pero acercará esos países a otros actores internacionales
menos rigurosos. ¿Sería eso acertado?
Biden,
Harris y Blinken sabrán torear este morlaco, esperan aquellos que no son
antiamericanos y que valoran positivamente la relación transatlántica que hace
del Atlántico Norte el “Mare Nostrum” de hoy en día porque en ambas orillas
prevalece una cultura semejante que incluye el enaltecimiento de nuestras
democracias liberales. Esta Cumbre debiera contribuir
a extenderlas. Sin embargo, no todo el mundo aplaudirá.
Carlos Miranda, Embajador de España