PACTOS
IMPRESCINDIBLES
Madrid, 17-04-2020
(Lectura rápida 😁)
El
Eurogrupo obtuvo el 9 de abril un acuerdo aceptable para enfrentarse inicialmente
a las necesidades económicas tras la crisis sanitaria que afecta a toda la
Unión Europea. Sin embargo, no satisface plenamente a nadie,
especialmente a los países del Sur que aspiran a más solidaridad al no ser
culpables ni de la crisis sanitaria ni de sus consecuencias económicas.
Al aunar
voluntades e intereses dispares, la UE suele protagonizar acuerdos que
requieren esfuerzos por parte de todos. En este caso, Italia y Portugal
manifiestan su disgusto porque no se mutualiza la deuda, lo que sería característico
de una verdadera unión económica y monetaria. España y Francia, sin renunciar a
esa mutualización, se sitúan en una línea más posibilista porque no hay
un Tesoro europeo ni una política fiscal común. Sin embargo, la Comisión, el
Banco Europeo y el propio MEDE emiten deuda con un “rating” máximo. Son, de
alguna manera, embriones de eurobonos. El vaso está
medio lleno con, asimismo, otras sugerencias interesantes.
El
23 de abril, el Consejo Europeo considerará este acuerdo. La experiencia
aventura su ratificación sin perjuicio de que las lenguas de los más
descontentos se desaten con sus verdades y las de los más ricos con las suyas, que
también las tienen. Pero, en suma, la Unión suele mostrar su capacidad de
llegar a acuerdos partiendo de puntos dispares.
Es
un momento grave para el mundo, Europa y España. ¿Serán
los partidos españoles capaces de un esfuerzo similar? Los sacrificios para resolver la crisis sanitaria
están dando resultados. Sería absurdo encallar luego en la ruina. La
contrapartida al acuerdo del Eurogrupo serían unos pactos económicos como hicieron
en la Transición hace cuatro décadas. La gravedad de la actual crisis económica
es mayor. Los actores tanto políticos como económicos no son los mismos ni lo
sería el contenido de un eventual acuerdo. En cambio, la voluntad de arrimar
todos el hombro debiera ser igual.
Empujado
desde fuera por quienes abogan por la necesidad de este pacto, Sánchez se ha
apropiado, afortunadamente, de esta idea que, además, reduce la presión sobre
su espalda, repartiéndola con los demás que, sin embargo, no debieran rechazar el
pacto por este motivo porque de ésta saldremos mejor juntos. Algunos
piensan que Sánchez está condicionado por Iglesias que considera que los Pactos
de la Moncloa fueron una traición a la clase obrera y que Casado lo está por
Aznar que vio en los mismos una cesión indebida a socialistas y comunistas, lo
que, en definitiva, subraya que un buen acuerdo
nunca gusta a todos.
Sánchez
parece partir sin ideas preconcebidas. Empieza escuchando la opinión inicial de
quienes tienen la valentía responsable de avenirse a pactar. Sin
embargo, deberá ofertar enseguida un borrador constructivo para un acuerdo como
pide Arrimadas. Debe ser un pacto específicamente para la recuperación económica,
con consideraciones sociales y sanitarias, sin perder de vista las directrices
de la Unión. Debiera permitir forjar unos presupuestos generales. Cuanto
antes, mejor.
Algunos
temen que Sánchez e Iglesias quieran aprovecharlo para trastocar el orden constitucional.
La Moncloa debe dejar claro que se trata de reconstrucción económica. Sánchez
debiera, asimismo, hacer gala de “más mano izquierda” con Casado. Pasarle la
mano sobre el lomo, hablar con él varias veces al día, consultarle, hacerle
incluso caso. Sánchez está mal asistido y
aconsejado. Cómo prueba, sus
interminables y aburridos monólogos en la pequeña pantalla (mejora algo
contestando preguntas) y haber convocado a Casado por la televisión. Así no se
trata al jefe de la oposición, ni a nadie. Menos aún, con la que se avecina
económicamente que hasta justificaría un gobierno de concentración.
Cuando
vemos que Europa se pone de acuerdo nos damos cuenta del acierto de formar
parte de la Unión. Conseguir un pacto nacional de reconstrucción sería
imprescindible para que los españoles recuperen alguna confianza en sus
políticos, en nuestro país y en Europa. Todo está ligado. Cuanto más pactemos en casa, más podremos exigir en la
Unión. Sánchez y Casado deben ponerse de acuerdo y no fallarnos.
Carlos
Miranda, Embajador de España