NIÑOS EN DISCORDIA
Madrid, 24-04-2020
(Lectura rápida 😁)
Los que no votaron la prorroga son partidos que no debieran de preocupar
a Sánchez si para la lucha contra el COVID-19 dispone del respaldo del partido importante
de la oposición, el PP, cosa por ver, aunque, cuanto más juntos estemos mejor
saldremos de ésta. No obstante, algunos de estos partidos desertores son los que
aportaron apoyos (votando a favor o absteniéndose) fundamentales para que el
actual gobierno Frankenstein echara a andar. Algunos considerarán que no se
pierde mucho si se quedan en el camino independentistas y revolucionarios, pero
en los ámbitos gubernamentales estarán inquietos.
Hay
quienes se preocupan por las críticas al gobierno. Siguiendo el lenguaje “militarista”
que quisieron imponer en esta crisis, reforzado con continuas comparecencias
ante los medios de comunicación de altos representantes de nuestras Fuerzas
Armadas, Guardia Civil y Policías, el apoyo al gobierno debiera de ser total,
dejando para más adelante los reproches. Llegará el momento de la rendición de
cuentas, pero pretender que hasta entonces solo se pueda tener la boca
cerrada no es democrático, sin perjuicio de que siempre son preferibles
críticas constructivas, pero este atributo es subjetivo. No debieran los
partidarios del gobierno pretender su inmunidad crítica cuya ausencia también es
fruto, probablemente, de su carácter Frankenstein. Con una base social mayor,
tampoco se obtendría esa inmunidad, pero la benevolencia hacia el gobierno es
tan sectaria como pueda serlo la crítica si esa es la acusación. En otros
países, también critican.
Tres cuestiones importantes han emergido estos días. En primer lugar, las
condiciones en las que los jóvenes hasta los 14 años podrían salir a la calle.
En otras latitudes pasean desde hace tiempo. Así ocurrirá con nuestros jóvenes,
pero el proceso decisorio ha puesto de relieve polémicas intrínsecas de la
coalición socio-podemita, no limitándose la pugna interna a esta cuestión (¡ni
mucho menos!) que, además, ha dejado a la portavoz Montero con el pie cambiado
en pocas horas. Ello evidencia, como en otras cuestiones, mala gestión, y destapa
la incógnita de cuando acertaron los científicos gubernamentales, si cuando
se pretendió que nuestros jóvenes solo podrían acompañar a sus mayores al
banco, a la farmacia, de compras, o cuando, poco después, se admitió que podrán
pasear. Igual los científicos no opinaron …
Hemos
asistido, asimismo, a un incidente en torno a un General de la Guardia Civil
que tuvo un “lapsus” según su ministro, Marlaska. La voluntad constitucional de
la muy respetada Guardia Civil no está en duda, pero el percance ha reflejado
una posible confusión conceptual entre Estado y Gobierno. Una confusión que es
más amplia de lo que se cree en los ámbitos de la Administración española,
gobierne quien gobierne. No se trata de criticar, de lo que se trata es de
seguir democratizando la mentalidad de los políticos, así como la de los
funcionarios para que la Administración pueda usarse sin ser instrumentalizada.
Finalmente,
hay quienes se preocupan de cómo debiéramos salir de esta crisis. La respuesta
es sencilla: con una amplia base social.
Hacia esa dirección nos dirigimos cuando los partidos más importantes aceptan
intentar, ante un escepticismo generalizado, que por algo será, forjar una estrategia
socioeconómica en una comisión parlamentaria para salir juntos de la crisis
para lo que la solidaridad europea también será necesaria como bien explicó
este jueves nuestra Ministra de Exteriores, enfundada en un bonito conjunto revolucionario
de estilo “Mao”. Ahora bien, en esta España nuestra, ¿Bastará esa comisión
parlamentaria? ¿Deberá el Gobierno contar solo con los agentes sociales,
sindicatos y patronales? ¿La unidad necesaria solamente podrá hacerse
negociando con las Autonomías? ¿Bastará un gobierno Frankenstein para
liderar con empatía al conjunto de la población española? ¿En qué estará pensando nuestra clase política?
Carlos
Miranda, Embajador de España




