viernes, 10 de enero de 2020

TOMA Y DACA




TOMA Y DACA 


                                                                         Madrid, 10-01-2020

                                        (Tiempo de lectura: breve 😊)


 

Este miércoles nos despertamos con la noticia de un ataque iraní a dos bases militares estadounidenses en Irak con 22 misiles disparados desde Irán. No produjeron daños personales. Fue en represalia por la muerte del general iraní Quasem Soleimani a cargo un dron americano. La noticia elevó inmediatamente el precio del petróleo que venía de bajar después de escalar tras el atentado al mencionado general. Irán indicó que esa era su respuesta.


Desde la Unión Europea, y otras instancias, pidieron moderación a Teherán y si esta fue la temida respuesta vengadora, los ayatolas respondieron mesuradamente. En tal caso, volverán los militares de la OTAN (entre ellos 10
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españoles) retirados momentáneamente de Bagdad por la Alianza que mantiene en otros lugares de Irak efectivos (entre los que hay medio millar de españoles) para entrenar las fuerzas armadas y de seguridad iraquíes. El petróleo, volvió a bajar.





¿Puede el magnate hinchar pecho? Si este ataque de misiles es el precio por haber eliminado a Soleimani, debe pensar que sí. Eliminar a un importante general que dirigía eficazmente la acción político-militar iraní en el Oriente Medio, en buena medida antiamericana para Washington, a cambio de un ataque con misiles con solo daños materiales, les parecerá un buen negocio. Se comieron en el ajedrez del Próximo Oriente una reina a cambio de casi nada.  
         
La eliminación de Soleimani y su respuesta son solo un incidente más en la infinita cadena de golpes barriobajeros por debajo de la mesa que se dan constantemente EEUU e Irán. Este estado de las cosas se originó desde que la revolución de los ayatolas asaltó en 1979 la Embajada americana en Teherán reteniendo a 52 rehenes durante 444 días (de ahí los 52 objetivos mencionados por Trump).

Eso sí, cada golpe tiene sus consecuencias. En el caso que nos ocupa, además de la eliminación de Soleimani, EEUU refuerza su presencia en Irak con 10.000 efectivos en contra del Parlamento iraquí, si bien el gobierno local no sobreviviría sin los EEUU, y a pesar de las intenciones originales de Trump que deseaba retirarse de la mayor cantidad posible de teatros de operaciones.

Eso hizo en Siria: su vacío fue aprovechado por Asad, Erdogán y Putin. En Irak no puede permitírselo. Tampoco en Siria, pero la leche ya está derramada. Por otra parte, Washington ha pasado también el mensaje de que no está dispuesto a tolerar asedios y posibles tomas de sus representaciones diplomáticas, como en Teherán o, asimismo, en Bengasi en 2012. Es una línea roja fundamental. Esos dos casos le costaron, el primero, la Presidencia a Cárter y, el segundo, innumerables quebraderos de cabeza a Hillary Clinton, entonces Secretaria de Estado.

Resultado de imagen de mediacion de conflictosTrump no quiere que le pase lo mismo en plena reelección. El riesgo de un asalto que recientemente corrió la Embajada norteamericana en la capital iraquí fue, probablemente, un desencadenante esencial para autorizar el dron asesino. Irán ha escalado con el lanzamiento de misiles desde su territorio a objetivos americanos en Irak. Hay que registrarlo, pero, salvado el honor iraní, volverán ambos a la inestable, rutinaria y sangrienta normalidad de las operaciones soterradas.

El episodio ofrece de nuevo la oportunidad de mediar entre los dos, como intenta la UE, con más motivo si se tiene en cuenta que la Unión tiene en el área intereses, nacionales y tropas. Sin embargo, la UE solo es un “poder blando”. Eso le da cierto juego, pero en Libia, Rusia y Turquía ya le están comiendo el terreno (y a EEUU). Asimismo, está en juego el acuerdo suscrito con Teherán para evitar que Irán se dote del arma nuclear. Washington se apeó porque lo quiere endurecer y ampliará sus sanciones para intentar que los ayatolas cedan. Por otra parte, las decisiones de Trump han reavivado un clásico debate entre el Congreso americano y la Casa Blanca acerca del margen de autonomía militar del Presidente en el que suele prevalecer este último, sea quien sea.

 

Carlos Miranda, Embajador de España