viernes, 24 de enero de 2020

GRIS PERLA


GRIS PERLA

 

                                                          Madrid, 24-01-2020

 

                                                  (Tiempo de lectura, breve 😊)

  

Resultado de imagen de color grisMario Vaquerizo afirmaba en una reciente entrevista (El País) que, políticamente, no era ni blanco ni negro. “Soy gris perla”. El gris es un color devaluado en la política española. Es una desgracia, pero no una como otra cualquiera. Es más bien preocupante cuando se constata como los “separadores” de todo género logran  prevalecer y da igual que lo consigan con verdades o mentiras porque priorizan la diferenciación en lugar del entendimiento.

 
La violencia de género es consecuencia paradigmática de quienes rechazan el entendimiento y la comprensión mutua. En el ámbito público, las tensiones pueden acabar favoreciendo la violencia, física o psicológica. Renunciar a expresar una opinión por presiones sociales también es fruto de una violencia. En Cataluña lo saben.

El gris es más valioso actualmente por su escasez, especialmente cuando los ingenieros políticos jefes prefieren instalar muros en lugar de construir puentes para salvar ríos. En el Principado, aupados en muchas mentiras, los secesionistas pretenden abandonar España para integrarse en Europa, donde ya están porque son españoles, para proclamarse más diferentes de lo que ya les reconoce la Constitución de 1978. En el ámbito nacional, los Abascal, Arrimadas, Casado, Iglesias y Sánchez privilegian la confrontación en lugar de ofrecer moderación. Cuando patronal y sindicatos pactan (con permiso de Calviño), señalan, en cambio, la buena vía 

Iñaki Gabilondo subrayaba esta semana (Cadena SER) como Casado persigue a Abascal en lugar de ejercer como Jefe de la Oposición y como el Gobierno prefiere polemizar con Vox para rebajar al PP. Una radicalización que no beneficia a España. Un artículo firmado por Juan Claudio de Miguel y otros (Francesc de Carreras entre ellos) en “Letras Libres” distingue entre catalanistas y nacionalistas catalanes, entre españolistas y nacionalistas españoles, reflejando la complejidad humana, un gris saludable.  
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La fragmentación política ha traído radicalización en lugar de flexibilidad mediante pactos que suavicen los diferendos entre derecha e izquierda. Los “bloques” son más inflexibles que cuando a cada lado de la frontera ideológica prevalecían PSOE y PP. Parte del electorado ha apoyado, sin embargo, el entendimiento desde el centro. Ocurrió tras fallecer el dictador con la UCD de Suárez, una derecha moderada, hasta que sus divisiones internas prevalecieron a principios de los ochenta por ambiciones personales y por acabar confundiendo, algunos, los entendimientos con cesiones.

Volvió a ocurrir con el auge de Ciudadanos, especialmente tras las elecciones de abril de 2019, en otro momento en el que el consenso era necesario (sigue siéndolo) por la gravedad de los problemas. Sin embargo, Albert Rivera rechazó considerar un acuerdo con los socialistas a pesar de haber firmado uno tres años antes. 

Ciertamente, el gobierno opta, encomiablemente, por el diálogo para resolver el problema catalán que, más que político o de convivencia, es de ambiciones desmedidas de quienes quieren sentarse directamente en el Consejo Europeo. Veremos si volverá la sensatez entre aquellos que, ahora, solo aceptarían un resultado que incrementase su diferenciación y les acercase a la independencia. La entrevista a Junqueras del 18 de enero pasado (El País) revela la inflexibilidad del jefe de ERC cuyo voto podría ser también decisivo para los presupuestos de 2020. Torra y sus circunstancias lo evidencian, también.

A veces todo debe estropearse para poder arreglarse, reflexionaba un actor importante de la Transición. Quizás, pero, cuarenta años después, es injustificable prometer algo en campaña para acabar haciendo lo contrario; o una ausencia de verdadera transparencia respecto de los pactos de gobierno; o una oposición histriónica que por ello anula sus eventuales razones. La transparencia es tan fundamental que, ahora, pe, Trapero dice, para defenderse, arrepentirse de no haber expresado públicamente su oposición al “procés”. De haberlo hecho, la situación sería distinta. Queda que el Tribunal le crea, pero es un aviso a los navegantes …

El gris perla, o de otro matiz, es más necesario que nunca, no en detrimento del blanco y del negro, sino como fusión de esos colores para que la vista pueda reposar frente al exceso de contraste.
 

Carlos Miranda, Embajador de España