SANCHISMO
REVOLUCIONARIO
Madrid, 03-06-2025
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rápida 😊)
Publicado en La Discrepancia:
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Antes de que Pedro Sánchez dirigiera al Partido Socialista
Obrero Español teníamos en Ferraz un partido
aburguesado que incluso había renunciado
con Felipe González a tener el marxismo como guía única de su ideología. Otros
líderes importantes como Guerra, Almunia, Borrell o Rubalcaba tampoco eran
marxistas. ¡Un escándalo!
Zapatero fue moderado mientras estuvo al mando. Después
de La Moncloa se escoró a la izquierda hasta el punto de ensalzar la revolución
bolivariana de Chávez y Maduro, y eso que su último acto importante como
Presidente del Gobierno español fue acordar con el Secretorio de Defensa
americano, Panetta, el incremento de la
presencia naval norteamericana en Rota.
Con Felipe González, “aburguesado” para los
revolucionarios sanchistas, se redujo esa presencia militar en España, pero con
Zapatero eran otros los tiempos. La incrementó para contribuir a la OTAN, a nuestra
seguridad y a la de nuestros aliados. Compensaba, así, el que años antes, como Jefe
de la Oposición, se había distraído en un desfile militar y no se levantó al pasar la bandera estadounidense.
Otros pensaron que fue puro antiamericanismo, un absurdo por parte española en
nuestro marco occidental.
Sin embargo, abrió, dicen los que le critican, el grifo
esotérico diseñado por los socialistas catalanes de no pactar nunca con la
derecha. Solo con otros, sean lo que sean, digan lo que digan, prometan lo que
prometan, hagan lo que hagan, haya hecho lo que haya hecho, con partidos
verdaderamente de izquierdas, o antisistema, o independentistas. Nada con la derecha. Sorprendente cuando
recordamos que con Aznar presidiendo el Gobierno, fue precisamente Zapatero
quien le propuso un acuerdo antiterrorista.
En lo de pactar con toda clase de malas compañías el discípulo aventajado ha sido Sánchez. No
por ideología. Sólo por mantenerse en el poder y considerar que media España es
toda España. El sanchismo revolucionario hace lo que puede para destruir los
valores establecidos porque serán burgueses y de derechas. Dos grandes
representantes del poder establecido, fáctico, que persiguen, supuestamente, a
las izquierdas podrían ser la judicatura
y la Guardia Civil. Habrá otros
también por enderezar, pero estos dos son significativos.
La Guardia Civil porque tiene una unidad de investigación
que sigue las directrices de los jueces. Unidad Central Operativa (UCO). ¡No gusta al Gobierno cuando le investiga! ¡Vaya por Dios! Unos sabuesos sanchistas estarían
intentando desprestigiarla con una fontanera de carné socialista, Leire Díez.
Eso dicen los medios de la derecha mientras los de la izquierda acusan a un
antiguo agente de la Guardia Civil, Bonilla, ahora empleado por Ayuso, de
querer asesinar a Sánchez.
La Sexta a través de Rodrigo Blázquez ha reconocido la falsedad de que Bonilla quisiese
ponerle una bomba lapa a Sánchez. “Un terrible error” al que dio alas Pilar
Alegría, la portavoz gubernamental de Sánchez. ¿Mentirosa? ¿Solo partidaria a
cualquier precio de su jefe? Ocurre, pero no deja de ser gravísimo alimentar la
suerte de que alguien quería asesinar al caudillo del Palacio de la Moncloa, no
de El Pardo.
Los jueces también están en el
ojo del huracán. Serían casi todos de derechas (los
“buenos”, no). No actuarían basándose en las leyes, sino en su ideología. Los
jueces de izquierda, en cambio, solo se basan en el Derecho. Su asociación político-profesional
sería solo un tercio de los jueces. ¿Serán los únicos honestos? Hay una
asociación que se considera independiente y otra conservadora, mayoritaria. No
todos los jueces pertenecen a una asociación. Debieran ser nuestros favoritos.
En el Tribunal Constitucional los
de la izquierda mandan. Con el recurso contra la amnistía para los
golpistas del otoño catalán de 2017 se espera que fallen contra el recurso. Es
decir, a favor de la amnistía, a favor de los independentistas, a favor de los
que quieren acabar con España.
La amnistía no figura en la
Constitución. La rechazaron los constituyentes. Hubo
propuestas para incluirla, pero se tumbaron. La interpretación correcta es que
no es constitucionalmente válida. Además, en términos políticos cojea, aprobada
solo por unos y no por todos como debiera de ser si sirviera al interés
nacional y no solo al particular de Sánchez para mantenerse en el poder. Un
petardazo …
La revolución sanchista es
silenciosa, altera las cosas poco a poco para engañar más
fácilmente. Con Sánchez olvídense de la Transición. Venezuela podría ser una
meta. Es cuestión de paciencia. Es el acierto de quienes quieren imponernos una
revolución más de esas injustas e inútiles que ya hemos sufrido. Repasen los
siglos XIX y XX. Unos contra otros en vez de unos con otros. Vuelta a empezar.
Carlos Miranda, Embajador de España