viernes, 26 de enero de 2024

SIEMPRE PALESTINA

SIEMPRE PALESTINA

 

                              Madrid, 25-01-2024 

                              (Lectura rápida 😊)

 

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La liberación de los rehenes cruelmente capturados por Hamás y el futuro de Gaza son dos problemas fundamentales consecuencia de los acontecimientos provocados por la actuación terrorista contra Israel del 7 de octubre pasado ejecutada por cientos, o más, de milicianos desde Gaza, más bien una operación militar hamasí que asesinó a unas 1.300 personas (adultos, jóvenes, viejos, mujeres, niños, bebés), israelíes todos salvo unos 85 extranjeros (2 españoles) y que se hizo con unos 250 rehenes de los que más de un centenar siguen en poder de los milicianos terroristas. Nada de todo ello en consonancia, naturalmente, con ningún derecho humanitario.

Los rehenes liberados lo fueron esencialmente al amparo de un alto el fuego habido en la terrorífica y subsiguiente operación militar de retorsión israelí en Gaza, guarida de Hamas que la controla hasta gubernativamente porque les votaron para ello los palestinos de Gaza. Se contabilizan ya más de 25.000 gazatíes muertos de los que Israel dice que 9.000 son milicianos de Hamás. Todo por comprobar, pero ¿Puede compararse solo numéricamente la actuación de Hamás y la respuesta israelí?

Netanyahu y sus “duros” aseguran que la operación en Gaza no debe pararse antes de liberar a esos rehenes, pero no lo consiguen y en su país son cada vez más potentes las voces que, al contrario, consideran que sólo con otro cese de hostilidades, incluso definitivo, se podrá liberar a los que aún estén vivos y esta opinión se expresa no sólo en la calle sino también por ciertas voces que forman parte incluso del gabinete ministerial de guerra israelí.

Biden habló con Netanyahu la semana pasada en favor de un alto el fuego, así como de dos Estados en Palestina, pero el primer ministro israelí parece no hacerle caso porque sabe que Biden necesitará el voto judío estadounidense de cara a la elección presidencial de este otoño en la que Netanyahu apuesta por Trump, más amigo suyo. El Secretario de Estado, Blinken, tampoco ha tenido mucho éxito en sus numerosos viajes al Oriente Medio, pero también tantea soluciones para el futuro.

Netanyahu sabe que, terminada la ofensiva en Gaza, le tocará marcharse e intenta retrasarlo ya que le espera la justicia por viejas corrupciones y rendir cuentas por la desprotección a las poblaciones del sur de Israel que sufrieron el ataque de Hamás. Fuerza, pues, la máquina en el sur de Gaza ya que más pronto que tarde la ofensiva israelí cesará de un modo u otro. Es más, amenazado con una posible decisión del Tribunal Internacional de Justicia de que cese su ofensiva mientras estudia la demanda de Sudáfrica por un eventual genocidio en Gaza, que ningún país de la UE apoya a pesar de Yolanda, igual aprovechará a tope el tiempo presente hasta que se pronuncie el TIJ sobre ese cese de hostilidades cautelar aprovechando que Hamás rechazó una tregua de dos meses, quizás por apostar por una del TIJ no condicionada a la liberación de los rehenes, aunque puede echarse atrás.

Más enjundia tiene tratar el futuro de Gaza, Palestina e Israel. Que la solución implica dos Estados, que la ONU ya dictaminó en 1947, no lo duda casi nadie. Que sea impuesta desde fuera como pide Borrell es ya más discutible, improbable y hasta inaceptable. ¿Piensa ya en enviar una fuerza militar de la UE, fuertemente nutrida de militares españoles, para imponer la paz entre israelíes y palestinos? La solución debe, para perdurar, ser aceptada por todas las partes implicadas. 

Deberá incluir serias garantías de seguridad para Israel y los palestinos. Si ha de garantizarlo una fuerza internacional no podría ser una broma como la de UNIFIL en el Líbano que no sirve para eso ni para casi nada y sobre cuyas cabezas se pasean misiles de Hezbolá hacia Israel. Hace años los palestinos querían a la OTAN porque era el único modo de tener a militares americanos (que infundirían, pensaban, más respeto) porque Washington no quiere participar en operaciones de la ONU. ¿Debieran de estar involucrados países árabes como Arabia saudí? Complicado, pero habrá que innovar.

Sin embargo, no solo hay que garantizar la seguridad a israelíes y palestinos, hay que reconstruir Gaza y ello plantea dos cuestiones: quién paga y quién administrará ese territorio. En la Casa Blanca parecen favorecer una solución que implicaría un acuerdo entre Israel y Arabia saudí, lo que Hamás quiso impedir con su ataque, por el que Riad cargaría con la factura y tendría que ver transitoriamente con la administración de Gaza. El diablo está siempre en los detalles por pulir con precisión, pero es una fórmula novedosa que Jordania apoyaría. La Unión Europea no debiera dejar que la apartasen de la solución del conflicto y para ello debería pagar parte de la factura y contribuir en las modalidades de seguridad. Otra fórmula aparentemente improbable es la del israelí Slomo Ben Ami que aboga por que la solución sea entre Jordania, Israel y Palestina.

Una UE que, por ahora, está haciendo el ridículo en el Mar Rojo. Primero, un miembro suyo (España) impidió la ampliación del mandato de la flota de “Atalanta” que opera en la zona contigua del golfo de Aden, lo que hubiera sido una solución inmediata. Poner en marcha otra operación específica en el Mar Rojo, a la que España no enviará buque alguno, tiene sus procedimientos y para cuando llegue al teatro de operaciones dentro de semanas una nueva flota protectora de la libertad de tráfico marítimo internacional, un principio para la UE y todos sus miembros, igual es tarde y si no lo es pondrá en evidencia que la rapidez de reacción militar de la UE es actualmente digna de los caracoles.

La UE debe tomarse más en serio estas cosas si quiere ser alguien de mayor en el ámbito internacional. Con más motivo estando de nuevo en el horizonte Trump, aunque otros presidentes americanos llevan tiempo pidiendo a los europeos que se impliquen mucho más en su propia defensa y seguridad. Mientras tanto, en el Mar Rojo España parece no solo escaquearse sino también pinchar las ruedas de la UE. Javier Solana ya decía hace tiempo que no se puede viajar de gorra en el tren de la seguridad colectiva, y para los europeos no solo está siempre Palestina, hay que añadir Ucrania. En efecto, el mundo occidental está acosado esencialmente por una Rusia rencorosa y un mundo islámico de difícil convivencia, más el chií (Irán) que el suní, siendo una tercera problemática occidental de envergadura el de la inmigración ilegal y su necesaria integración.

 

Carlos Miranda, Embajador de España