viernes, 13 de octubre de 2023

LA CORONA ESPAÑOLA

LA CORONA ESPAÑOLA

 

       Madrid, 13-10-2023

                              (Lectura rápida 😊)

 

   


                                          Carlos Miranda también en La Hora Digital

                                          https://www.lahoradigital.com/carlos-miranda/autor/1931


La Princesa de Asturias juró el 7 de septiembre pasado nuestra bandera constitucional en la Academia Militar de Zaragoza donde realiza su instrucción con el Ejército de Tierra como Dama Cadete. Cumplido ese primer año, seguirá su instrucción castrense en la Armada y en la Academia General del del Aire. Luego, la Universidad.

Lo mismo hicieron su abuelo y su padre. La formación militar de los herederos de la Corona, además de la universitaria, es oportuna porque, sin perjuicio de que la política militar y la de defensa correspondan al Gobierno de la Nación, el Rey ostenta el Mando Supremo de las Fuerzas Armadas. Se crea así un vínculo entre las FAS y el último garante de la Constitución, vínculo que fue esencial para evitar que la vergonzosa asonada del 23-F de 1981 derivara hacia un verdadero Golpe de Estado.

Juan Carlos I está pagando las consecuencias de una vida privada discutible con su alejamiento en Abu Dabi de donde sale puntualmente para asistir a determinados eventos a título personal como cuando viene a España para participar en competiciones deportivas a vela.

Ya “jubilado” desde su abdicación y con 85 años merece un trato digno porque el Rey emérito cumplió con sus obligaciones como Rey de España contribuyendo a la redemocratización de nuestro país tras la dictadura y a su defensa cuando el 23-F. No debieran olvidarlo los españoles y, como señores agradecidos, recordarlo cuando llegue el momento del último adiós. El entierro y el funeral por la Reina británica Isabel II debieran servir de ejemplo.

Felipe VI está siendo un magnífico Rey tanto en su faceta pública y constitucional como en la personal y privada. También tuvo que salir en defensa de la Constitución el 3 de octubre de 2017 cuando nuestra norma suprema fue violada el 1-O por Puigdemont, Junqueras y otros separatistas con un referéndum ilegal de independencia, sin olvidar las leyes, también inconstitucionales, de desconexión de España, aprobadas en septiembre por el parlamento catalán para dar pie a ese referéndum y la posterior proclamación inválida de independencia de Puigdemont que el interesado dejó en el limbo unos segundos después.

Falló entonces Rajoy. Pasivo en septiembre e ineficaz el 1-O, no debió permitir que fuese el Rey quien proclamase la ilegalidad de las actuaciones de los separatistas y diese la voz de alarma. Sancionó el discurso real, pero Rajoy hubiese hecho mejor en pronunciarlo él para encarar las posteriores iras de los separatistas. El Rey no debe desgastarse. Son los políticos los que están para eso y el gallego lo olvidó al apartar ese cáliz.

En la Jura de la Princesa Leonor, Felipe VI le ha recordado que debe cumplir la Constitución y hacerla cumplir. Difícil encargo como vimos con su padre y su abuelo, aunque ambos cumplieron a la perfección. Doña Leonor, que está siendo formada con el mismo rigor que ellos, lo cumplirá seguramente también satisfactoriamente y el próximo 31 de octubre jurará, al cumplir 18 años, la Constitución en el Parlamento como heredera de la Corona. Probablemente su hermana Sofía seguirá la misma formación militar y académica pues, por ahora, es la heredera de su hermana Leonor si ésta, la Fortuna no lo quiera, fuese a faltar prematuramente.

La Corona es una Institución importante que nos representa en España y en el extranjero. Tiene unas funciones constitucionales que cumple con neutralidad política. Nuestra Monarquía Parlamentaria sigue mereciendo la confianza que los españoles le dieron cuando fue aprobada el 6 de diciembre de 1978 la Constitución que proclama la unidad de España.

Los separatistas quisieron obviarlo en 2017 unilateralmente y proclaman que lo repetirán. A pesar de ello, se van a beneficiar de una amnistía injusta sin contrición ni propósito de enmienda a conceder por Sánchez sin incluirla en su programa electoral del 23-J y haberla descartado previamente. Ello por siete votos de plata para seguir en La Moncloa, una falta de ejemplaridad preocupante y un engaño. Para consultarlo a los españoles hay dos vías, nuevas elecciones, como aboga el propio Cándido Méndez, o un referéndum nacional.

 

Carlos Miranda, Embajador de España