jueves, 17 de agosto de 2023

ESPAÑA Y ESPAÑAS

ESPAÑA Y ESPAÑAS

 


       
Hendaya, 17-Agosto-2023
 

                               (Lectura rápida 😊)

 

     

Vienen algunos políticos y comentaristas jugando nuevamente con la cuestión de las diversas naciones españolas. Disruptivamente, porque ninguna Constitución democrática española ha proclamado que España no fuese una Nación y un solo país.

Hablan de una plurinacionalidad de España que sería una Nación de Naciones. Un juego de palabras. España es una Nación, como señala nuestra Constitución, si bien algunos rechazan la Nación española a pesar de la Constitución y de sus raíces históricas. Hablar de plurinacionalidad es descartar la Nación española. País de países, dice Yolanda. ¡Como para quedar anonadado!

Un Senador socialista, antes Delegado del Gobierno en Madrid y, luego, Secretario de Estado de Deportes, dijo que Madrid debería ser una Nación en un Estado plurinacional. Su afirmación evidencia lo absurdo de la plurinacionalidad. Las autonomías y nacionalidades caben en nuestro marco nacional, pero no son Naciones diferenciadas de la española.

En Alemania, su expresión federal se recoge a través del Bundesrat, su Senado. Nuestros políticos desvirtúan el Senado español al haberlo dejado en una Cámara de segunda lectura en lugar de una Cámara territorial donde sí tendría sentido hablar en las diferentes lenguas de la Nación española. La diversidad en el Senado, la unidad, en el Congreso con el idioma de todos, el español.

Se habla, asimismo, de evitar un “autoritarismo post democrático” en España. Se da en algunos países un claro autoritarismo gubernamental, pero no en todas nuestras democracias europeas. ¿Ocurriría con Abascal en la Moncloa? Su partido, Vox, que representa la extrema derecha, es rechazado por gran parte del electorado, como lo es, asimismo, la extrema izquierda que ahora encabeza Yolanda. Casi un 60% de los españoles desean entendimientos entre PSOE y PP para que el Gobierno de la Nación no dependa ni de extremistas ni de separatistas.

La lucha contra el machismo es señalada como otra prioridad. Batalla por seguir dando y los políticos deben impulsarla, pero no solo es una cuestión legislativa, es también de la propia sociedad y de educación. En casa, en los colegios y universidades, en la calle.

Por otra parte, da la sensación de que está en segundo plano la cuestión de la integración de la inmigración. Suele hablarse de frenarla y controlarla, algo necesario cuando es ilegal, pero lo más importante es integrarla. Afecta a la cohesión de la sociedad y debe evitarse la constitución de guetos. En el caso de la latinoamericana, amplia en España, parece más fácil, sin perjuicio de que también hay problemas, pero, en general, se considera que comparte ya con nosotros, lengua, cultura, un pasado común y hasta identidad, lo que facilita su integración.

No ocurre tan fácilmente con la de credo musulmán, como se observa en otros países como Francia donde existen grandes tensiones en torno a su integración en la que el acceso al trabajo también es determinante. Hay pues que centrarse en la integración de los inmigrantes y esforzarse más cuanto más sean culturalmente diferentes a nosotros.

En Francia preocupa lo que allí llaman “separatismo”, la constitución de una sociedad islámica paralela a la republicana, es decir, la no integración en la sociedad francesa. Separatistas serían para Francia las acciones encaminadas a debilitar la comunidad nacional sustituyéndola por otras lealtades en colisión con la tradición democrática y republicana. Macron intenta sin gran éxito reconducir esta cuestión divisiva que, cuando aflora, alimenta la xenofobia, principalmente la de la extrema derecha.

Son cuestiones importantes para nuestra convivencia y temas tan graves no deben de ser resueltos por imposición, sino acordadamente. Hay, pues, que insistir en reclamar los consensos entre las principales fuerzas del espectro político y de la sociedad. Ese fue el espíritu de la Transición que no debiera de perderse, aunque bastantes consiguen obviarlo ahora.

Por otra parte, Rodríguez Ibarra, un socialista respetado y antiguo Presidente de Extremadura, señala que Cataluña, que aspira a condonar su deuda pública en España, en realidad debiera aprender a administrarse mejor. ¿Sería Cataluña la que nos roba?

 

Carlos Miranda, Embajador de España