jueves, 8 de junio de 2023

CEUTA, MELILLA Y ALGO MÁS

CEUTA, MELILLA Y ALGO MÁS

    

    Madrid, 08-06-2023

           (Lectura rápida 😊)

 

 

En España no se duda de la españolidad de Ceuta y Melilla. Fuera, eso no está tan claro, aunque no nieguen su españolidad. La Unión Europea considera que nuestras fronteras en África son también las de la Unión, pero la mención de las dos ciudades como españolas por un Comisario de la UE provocó recientemente una protesta marroquí a la representación comunitaria en Rabat. Sorprendente, sin duda, pero ocurrió.

Si hiciésemos caso a Sánchez (¿por qué no?), este tema estaba resuelto desde que en 2022 el monclovita dio un giro a nuestra política tradicional sobre el Sáhara asegurando que una autonomía saharaui en el seno marroquí podría ser una solución. Implicaría un consentimiento saharaui que NNUU reconocería, pero fue una inflexión importante en nuestra política exterior sin involucrar a la oposición, ni debatirlo en el Parlamento y sin una clara explicación a los españoles. Además, nos enteramos por Rabat y se hizo pública una vergonzosa carta de Sánchez a Mohamed VI.

Nos hemos acercado de un modo humillante a Marruecos y alejado consecuentemente de Argelia, aunque habrá que remendarlo. El Polisario rabia, pero nunca ha sido amigo nuestro y cuando la colonia, teledirigidos desde Argel que les acoge en Tinduf, secuestraron y mataron a españoles y actuaron contra nuestros bienes. Otra cosa son los saharauis como población con la que podremos estar en deuda porque colonizamos sus tierras.

Geoestratégicamente hay que preferir a Argelia o Marruecos frente a las Canarias. Un Sáhara Occidental independiente parece inviable. Los saharauis son cuatro gatos. Rabat o Argel les avasallarán siempre y España no irá a un conflicto militar por ese territorio. Mejor la vecindad marroquí, más cercanos a EEUU, Francia o Alemania, que Argelia, enfeudada con Rusia.

No es ello, sin embargo, garantía de ausencia de conflictos con Marruecos y lo vemos constantemente con declaraciones, actitudes, comportamientos y gestiones oficiales de las que a veces luego se desdicen, pero que ahí están. Añádase que fuera de la UE Ceuta y Melilla pueden aparentar ser dos colonias anacrónicas en África. Hemos, pues, de ser cuidadosos y persuasivos en el ámbito internacional y ello con regularidad, no ocasionalmente. Lo hicimos bien cuando Argelia promovía la independencia de Canarias y peor con el separatismo catalán.

En círculos entendidos de nuestro país piensan que Marruecos no llegará a las últimas consecuencias para arrebatarnos dos ciudades que alimentan su nacionalismo. Sin embargo, como dicen en inglés, “be prepared”, tanto militar como diplomáticamente. Deben Exteriores y Defensa ejercitarse con Moncloa, discretamente, con supuestos de crisis, menores o mayores.

No debe descartarse tampoco que un día Marruecos se convierta en un país radicalizado, incluso bajo influencia rusa o china … Hay quejas por el absentismo del Rey de su país y rumores de que su hermano piensa desplazar de la sucesión a su heredero. También pueden exacerbarse sentimientos marroquíes en Ceuta y Melilla, vinculadas a sus entornos y vulnerables a presiones y tentaciones. El episodio de los votos comprados en Melilla debiera ponernos sobre aviso porque no es inimaginable que en el futuro pudiesen oírse voces deseosas de unirse a Marruecos, hasta apoyadas con votos. En todo caso, una variable. ¿Lejana?  

El futuro es imprevisible. Es también complejo. No olvidemos que Olivenza pudiera ser portuguesa. La Guerra de las Naranjas nos la brindó en 1801, pero en Lisboa afirman que en el Congreso de Viena de 1814/15 nos dijeron de devolverla. Sigue en nuestras manos. Afortunadamente, somos buenos vecinos y estamos ambos en la UE, pero conviene tener presente la sensibilidad lusa.

También está Gibraltar. Un asunto bien llevado por Exteriores apoyándonos en Utrecht (si el RU renuncia a su soberanía tenemos la primera opción) y NNUU (es una colonia por descolonizar), además de reclamar el istmo usurpado. No obstante, el destino del Peñón no podrá obviar la voluntad de su población. Por eso, todo lo que acerque la colonia a la Unión Europea nos favorece porque los llanitos no quisieron del Brexit. Conviene quererles cada vez más.

 

Carlos Miranda, Embajador de España