viernes, 21 de abril de 2023

NO ENMENDALLA

NO ENMENDALLA

 

    Madrid, 20-04-2023 

            (Lectura rápida 😀)


  


Diversos medios han señalado recientemente que el Rey de los Países Bajos ha pedido disculpas por el pasado esclavista de su país y de su propia dinastía, algo que también ha realizado su Primer Ministro Mark Rutte, del partido Liberal. En el Reino Unido, The Guardian acaba de revelar una documentación del siglo XVII que entronca la Corona británica con la práctica de la esclavitud. Carlos III asegura que está dispuesto a que ello se investigue. Otros países como Dinamarca, Francia o el propio Reino Unido ya han pedido algún tipo de disculpas como antiguas potencias coloniales y el Papa Francisco ha lamentado los “excesos” en la evangelización de América, una evangelización que lideró la espada conquistadora española.

Algunos acusan a Francisco de Papa progre y peronista. No obstante, la realidad es que no está en cuestión sólo la práctica de la esclavitud y su comercio, también la colonización de pueblos y países desde los siglos XV y XVI como fruto de conquistas lejanas resultantes de las exploraciones geográficas de la “Era de los Descubrimientos”.

Una postura clásica es la de abstraerse de estos exámenes de conciencia al considerar que era “lo que todos hacían en aquellos tiempos”. Otros preguntan en España si “¿Nos van a pedir perdón los árabes por invadirnos en 711 o, incluso, los italianos por descender de los romanos que en la antigüedad se apoderaron de nuestra península?”.

Esas posturas no evitan consideraciones morales y en el caso español hay escritos y legislación tras ocupar América que indican que algunos ya comprendían que no podía nadie arrogarse una carta blanca en estas materias ni bendecir cualquier trato a los aborígenes. Edificante, pero insuficiente.

Añádase a todo ello que otros países con comportamientos semejantes al nuestro están reconociendo que lo que parecía normal hace cinco siglos no lo es tanto no sólo visto desde ahora, sino también con sentimientos y convicciones del pasado. Por ejemplo, el comercio de esclavos y su abuso con trabajos forzosos no parece que fuese una virtud cristiana sin perjuicio de que la Iglesia cerrase los ojos y España no está libre de ese pecado.

Otro escudo para no hacer nada a pesar de las raíces judeocristianas españolas y de las importantes aportaciones de la Ilustración es el de esgrimir cuestiones formales, como la mala educación y la agresividad de los reclamantes. Las formas son importantes y exigibles, pero no debe oscurecer el fondo de la cuestión.

Las ONGs que se interesan por estas cuestiones suelen exigir sin miramientos, pero cuando se interrelaciona con ellas los diapasones se suelen tornar más aceptables. Sin duda el epítome de la mala educación, falta de tacto y ausencia de diplomacia, así como ejemplo de pretenciosidad, ha sido la carta que el Presidente de México, López Obrador, conocido como AMLO, dirigió hace ya un tiempo a Felipe VI exigiendo que España le pida perdón por descubrir América y colonizarla.

AMLO cojea con hipocresía porque la responsabilidad española cesó cuando la emancipación de nuestras colonias en el siglo XIX. Desde entonces, diríjanse las quejas a los criollos como AMLO y a sus antepasados revolucionarios ya que la independencia de América fue un asunto criollo, no de los nativos como la descolonización en África y Asia. Estos nativos asoman la nariz ahora en países con mucha población de origen previo a la conquista como Bolivia, Ecuador o Perú donde reclaman su cuota de poder.

Convendría saber reconocer a tiempo los excesos del pasado, aunque se inscribiesen en una aparente normalidad histórica. Sigamos el ejemplo de otros del modo más conveniente. Lo mejor sería alguna declaración parlamentaria suscrita al menos por los dos grandes partidos, pero otras fórmulas son posibles apartando, sin duda, el rencor de AMLO. Por otra parte, una coalición gubernamental progresista como la encabezada por Sánchez debiera posicionarse en esta cuestión sin perjuicio de que, como en otras que afectan a nuestra política e imagen exterior, sería preferible actuar alalimón Gobierno y oposición, aunque no imprescindible.

 

Carlos Miranda, Embajador de España