viernes, 18 de noviembre de 2022

"CAMERONADAS"

CAMERONADAS


       Madrid 18-11-2022

                             (Lectura rápida 😀)


  

 

Conocemos la historia del Aprendiz Brujo que convoca temerariamente las aguas sin saber cómo controlarlas ni reducirlas. Acaba ahogándose y ahogando a los demás. David Camerón puso en marcha dos procesos políticos peligrosos para el bienestar de sus conciudadanos: el referéndum sobre la independencia de Escocia (2014) y el del Brexit (2016). Ambos divisivos incluso tras su consumación porque los resultados provocaron el virus de la reincidencia en el primer caso y el resquemor de los perdedores en el segundo. Cameron, fracasado, se marchó al perder la consulta del Brexit.

Ésta tenía un objetivo: acallar en el Partido Conservador a los que querían marcharse de la Unión Europea con la voz mayoritaria de todos los británicos que querían quedarse, pero acabó reforzando a los que se querían marchar por no poder dominar la Unión Europea a su gusto. Ayudados de falsedades ganaron los del “leave” y provocaron dos incógnitas.

La primera es si la UE puede sobrevivir sin el RU y la respuesta es que es posible. ¿Mejor? Eso dependerá de lo que estemos hablando. Económica, financiera y comercialmente, puede. En materia de defensa europea, la respuesta es negativa, pero, afortunadamente, está la OTAN. Por lo que se refiere al objetivo político de una UE federal, aprovechando la desaparición de quien la frenaba, dependerá de la voluntad de los Estados que hay en la UE y está por ver de lo que serán capaces. 

Por ahora, de poco. ¿Se puede avanzar en la federalización con los Orban, Meloni y hasta Macron, renunciando a soberanías nacionales? Puede que las opiniones públicas estén en esto por delante de sus políticos que, además, no son gran cosa. Por ahora, “qui va piano va lontano” y hay que concentrarse en integrarse más que ya es mucho.

La segunda incógnita es si puede el RU prosperar fuera de la UE. La respuesta nos la dará el tiempo y no tiene por qué ser negativa. Por otro lado, ¿le interesa a la UE un RU en barrena? No debiera.

El referéndum de independencia de Escocia dio un resultado negativo gracias a Tony Blair y Gordon Brown, ambos antiguos Primeros Ministros laboristas y escoceses que movilizaron a la izquierda escocesa para mantenerse en el RU. Un resultado, sin embargo, no definitivo porque si los independentistas pierden, en todas partes vuelven a pedir otro referéndum y, luego, otro más hasta que puedan lograr su propósito y si lo obtienen, cierran la ventanilla.

Dirección única mientras no se cumpla el objetivo secesionista. Ahora, los escoceses separatistas aspiran a otro referéndum. El Brexit se lo pone en bandeja puesto que los escoceses votaron mayoritariamente “remain” en el Brexit. Quieren, pues, independizarse para luego incorporarse a la UE, pero cualquier pretexto les serviría.

Trasladada esa cuestión a España, cabe preguntarse si puede ser legal un referéndum que atente a la unidad de España proclamada por nuestra Constitución. Políticamente, no puede haber algo más divisivo. Además, el espíritu de la Transición era que, por el bien de todos, independencia se cambiaba por autonomía y eso aceptaron los nacionalistas centrífugos.

Si se celebra y lo pierden los separatistas, lo pedirán de nuevo per saecula saeculorum. Si lo ganasen se plantearían cuestiones muy importantes como la distribución de la deuda y el reparto de activos, desde inmuebles hasta carros de combate pasando por fondos en cuentas corrientes.

Añádase el dilema de si favorecer el ingreso de una Cataluña independiente, o de un País Vasco, en la UE, porque abandonar España es marcharse de la Unión. ¿Se opondría España a un ingreso en la UE de una parte seccionada? Sobre todo, si no controla los pasos fronterizos con Francia.

Se habla ahora de alterar el delito de sedición para adecuarlo a los códigos penales europeos. ¿Pero a cuáles? ¿A los que consideran la secesión como una traición? Esta revisión del Código Penal podría estar vinculada, dicen, a la aceptación de algún referéndum de independencia, pero sabemos que su dinámica es perversa. Abróchense los cinturones.

 

Carlos Miranda, Embajador de España