POST AFGANISTÁN
San Juan de Luz, 17-09-2021
(Lectura rápida 😊)
Tras
la victoria relámpago talibán sobre el ejército afgano, sin voluntad de luchar
tras la decisión americana y occidental de marcharse, no hay otra que reconocer
una derrota. ¿Es el fin del mundo, el del
Imperio Washingtoniano, la decadencia definitiva del pensamiento occidental?
No
forzosamente, aunque sí la congelación de la doctrina del “nation building", como
admite Biden. Los occidentales no deben ya intentar imponer sus valores con las
bayonetas. Sus postulados podrán impactar y transformar otras sociedades, pero
sólo si son asumidos internamente.
Sin embargo, los
EEUU y los occidentales no van a renunciar a intervenir militarmente si sus
intereses son amenazados o atacados. Tampoco otros países. Si se trata de
intervenciones expedicionarias, serán más
limitadas a objetivos militares, más cortas, más de retorsión. Se
seguirá apoyando a aliados locales o a gobiernos amigos en el mundo en
desarrollo, pero se confiará menos en sus militares tras el fracaso del
ejército afgano, armado hasta los dientes por Washington.
La
ocupación de un teatro de operaciones tenderá a ser breve. No se pueden asumir desgastes de 20 años.
Operaciones como la de Libia, sin “boots on the ground”, serán más tentadoras,
sin perjuicio del posterior caos que puedan dejar como sigue ocurriendo en el
país norafricano donde la OTAN cumplió con lo requerido por los gobiernos
aliados, que son sus “dueños”, que pensaron que no se podía permitir un baño de
sangre en Bengazi, favorable a una democratización libia, pero sin ocuparse de
preparar un futuro.
El
deseo de establecer una Fuerza de Reacción
Rápida europea de unos cinco mil efectivos para no depender de nadie
en una operación como la evacuación de Kabul subraya que lo militar seguirá
siendo parte de las soluciones. ¿Esta FRR
europea podría dar, asimismo, un renovado impulso a la Defensa Europea? Esa es otra cuestión. Importante, sin duda, y relacionada
con la Alianza Atlántica, así como con la capacidad de disponer de una
disuasión nuclear basada en la francesa.
La
constitución de un núcleo en materia de seguridad en el Pacífico entre EEUU, Reino
Unido y Australia, que, por ello, ha cancelado la compra a Francia de 12
submarinos de propulsión convencional para surtirse de unos de propulsión
nuclear proporcionados por sus primos anglosajones, más apropiados dada la
inmensidad del Pacífico y del Indico que rodean a Australia, subraya, una vez más, que la Unión Europea debe
integrarse mucho más y organizar una defensa propia creíble. ¿Es ello verdaderamente posible? ¿Debiera circunscribirse
al entorno europeo, mediterráneo y atlántico o ser más ambiciosa?
La
involucración occidental en Afganistán no fue inútil porque durante 20 años ese territorio dejó de exportar
terrorismo. Además, ciertas semillas favorables a los derechos humanos
están sembradas. Asimismo, los talibanes saben que retar a los occidentales tuvo un coste importante para ellos.
Cuando
Rusia abandonó Afganistán, la patata caliente acabó más tarde en manos
americanas y occidentales. Ahora volverá en
parte a las de Rusia como a las de China, ambos con poblaciones musulmanas a
disgusto. Esos dos países ya no son espectadores de segunda fila en Afganistán.
Por otra parte, Pakistán siempre ha
tenido un estrapontín regional y ahora seguirá manejando tramoyas complicadas.
No se olvide que Bin Laden se refugió allí, cerca de una importante instalación
militar, y que las regiones autónomas paquistaníes junto a la frontera afgana
están trufadas de talibanes pastunes radicales.
La
Unión Europea
debiera de poder jugar un papel importante en Afganistán. Está en condiciones
de entablar una relación con el reinstalado Emirato talibán para proteger a
nacionales occidentales y a aquellos locales que colaboraron con nuestros
países. ¿Debe condicionarse al respeto de los derechos
humanos? ¿Tenemos, los
occidentales, relaciones sólo con países que respetan esos derechos?
Este
Afganistán puede seguir siendo un foco de exportación de su islamismo radical y
un posible santuario de terroristas yihadistas y evitarlo sigue siendo
prioritario. Asimismo, un centro de exportación
de opio. Esto último no se remedió ni cuando los occidentales
estaban allí. La Comunidad Internacional seguirá teniendo que ocuparse de Afganistán.
Carlos Miranda, Embajador de España