EUROPA ¿POTENCIA NUCLEAR?
Madrid, 13-02-2020
(Tiempo de lectura, breve 😄)
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En
marzo de 1986 tuvo lugar un referéndum sobre la permanencia de España en la
OTAN que ganó el Gobierno de Felipe González (57% a favor, 43% en contra). La
pregunta venía aderezada con tres condiciones: no incorporarse a la estructura
militar integrada aliada; reducir gradualmente la presencia militar
estadounidense en España; y “mantener la prohibición de instalar, almacenar o
introducir armas nucleares en territorio español”. La Alianza Atlántica protege
a España con su defensa colectiva y su disuasión incluida la nuclear, en
manos, principalmente, ésta última, de EEUU, pero no exclusivamente. Tanto
Francia como el Reino Unido disponen de fuerzas nucleares.
De
las tres condiciones mencionadas, dos ya se han evaporado. España ingresó en 1997 en
la Estructura Militar Integrada. La situación nacional e internacional se había
modificado lo suficiente tras la caída del Muro de Berlín como para considerar
que fue una decisión oportuna. También cayó la condición de reducir la
presencia militar americana en nuestro país. Esta se ha incrementado
esencialmente en Rota y Morón con relación a los niveles acordados con
Washington tras el referéndum (que implicó también la salida norteamericana de
las bases de Zaragoza y Torrejón). Ello responde, asimismo, a nuevas
circunstancias. Los cuatro destructores americanos basados permanentemente en
Rota desde 2012 pertenecen al escudo antimisiles de la OTAN (además de tener misiones
propias). Su fondeo en Rota constituye la contribución española al
mencionado escudo. La presencia militar americana se ha incrementado también
en Morón. Aunque algunos puedan considerar que así aumenta la vulnerabilidad
española frente a posibles enemigos, también es cierto que esa vulnerabilidad
existiría incluso sin la presencia militar americana y que ésta también es disuasoria.
Sobrevive la tercera condición. Ahora bien, se avecinan planteamientos que podrían alterarla, o no. La Unión Europea desea tener una “autonomía estratégica”. Lógico visto su potencial político-económico. Quiere codearse con EEUU, Rusia y China, todos ellos, países dotados de armas nucleares. Si la Unión Europea pretende esa autonomía estratégica, ser Gran Potencia, tener una defensa europea creíble (Úrsula Von der Leyen en Davos) tendrá que disponer de una disuasión nuclear. Asimismo, tendrá que ser puntera en dominios como los del ciberespacio, la tecnología, la inteligencia artificial, la conquista del espacio exterior, y, cómo no, riesgos bacteriológicos.
Sobrevive la tercera condición. Ahora bien, se avecinan planteamientos que podrían alterarla, o no. La Unión Europea desea tener una “autonomía estratégica”. Lógico visto su potencial político-económico. Quiere codearse con EEUU, Rusia y China, todos ellos, países dotados de armas nucleares. Si la Unión Europea pretende esa autonomía estratégica, ser Gran Potencia, tener una defensa europea creíble (Úrsula Von der Leyen en Davos) tendrá que disponer de una disuasión nuclear. Asimismo, tendrá que ser puntera en dominios como los del ciberespacio, la tecnología, la inteligencia artificial, la conquista del espacio exterior, y, cómo no, riesgos bacteriológicos.
Para
Paris, solo el hexágono francés se beneficia, en principio, de esta disuasión.
No así otras posesiones suyas por el mundo. España debiera de aceptar este
diálogo para despejar incógnitas: ¿Cubriría esa disuasión todos nuestros
territorios? ¿Con qué secuencia de eventos? ¿Qué relevancia tendría Madrid en
la toma de decisión, aunque no apriete el botón rojo? ¿Qué papel tendrían
eventualmente Francia y otros socios si España fuese directamente amenazada? ¿Qué
relevancia tendría España en casos que no le afectasen? ¿Francia adquiriría un
compromiso formal o solo ofrece una intencionalidad política? ¿Haría falta
participar en los costes de la “Force de Frappe” francesa? ¿Habría que expandir
los componentes de la disuasión nuclear gala que actualmente suman cuatro
submarinos con misiles nucleares embarcados y cazabombarderos con misiles
aire/tierra nucleares?
Entre
estas preguntas -y muchas más- estaría la de si España debiera de aceptar en su
territorio despliegues nucleares, incluso circunstanciales, así como,
eventualmente, algún almacenamiento. No se trata de “regar España de misiles
nucleares” como podría temer algún ingenuo, pero ¿Podría España mantener su
virginidad nuclear en el caso de una defensa europea que nuestro propio país asumiría?
Igual sí, pero hay que hablarlo. ¿La
cláusula del referéndum se refería solo al armamento nuclear americano? ¿Es
válida, asimismo, para el armamento nuclear de una disuasión europea que
incluiría a España? ¿Es todo ello compatible con el TNP?
En todo caso, la UE como Gran Potencia no está a la vuelta de la
esquina. En
algo más “mundano” como una propuesta que se llegó a concebir en Bruselas de
que la Unión Europea decretase una “zona de prohibición de vuelos” en el norte
de Siria (“no fly zone”) para proteger a los refugiados sirios y que debiera
de imponer la propia UE si fuese preciso, el encargado de la diplomacia
comunitaria comentó, sensata, pública y recientemente, que no hay que confundir
los sueños con la realidad.
Carlos
Miranda, Embajador de España