VENEZUELAS A LA
EUROPEA
Madrid, 17-04-2025
(Lectura rápida 😊)
Publicado en La
Discrepancia:
https://ladiscrepancia.com/venezuelas-a-la-europea/
Ignacio Varela comentada recientemente en El Confidencial que Sánchez difícilmente se retirará de la política o, más bien, de la antipolítica como terroríficamente la describía este domingo pasado Javier Cercas en El País. La antipolítica es, en realidad, como la antimateria. Cuando se juntan lo negativo y lo positivo, se aniquilan, incluida la convivencia heredada de la Transición.
Cuando Sánchez pierda el Gobierno volverá si la derecha cede a Vox. Un retorno de Superantifachosfera enfundado en su “body” rojo con calzón y antifaz negro anarquista y acompañado de cualquier mala compañía como ahora. Comunistas como los de China o Cuba que no son nuestro modelo, marxopopulistas como en Venezuela, tampoco nuestro ideal, independentistas catalanes que reniegan de España y aprovechan la debilidad gubernamental para intentar despedirse por fases o bildutarras que, además, ni lamentan los atentados de ETA y festejan la salida de la cárcel de los etarras no arrepentidos. Mejor inspirarse de Alemania.
Una Venezuela en Europa no tiene por qué ser como la de Maduro. En el Viejo Continente hay más sutileza y no hay que recurrir al “chavismo” o al “putinismo”. Basta observar, por ejemplo, a Orbán en Hungría y a Erdogán en Turquía. La técnica consiste en copar las Instituciones del Estado para que acaben poniéndose más a disposición del gobierno que de los ciudadanos y, como se sabe, los extremos se tocan.
En el ámbito internacional la autonomía de Turquía es amplia porque es una potencia regional económica y militar hasta el punto de que Netanyahu preferiría que Rusia permanezca en sus bases de Siria para compensar el peso turco en la zona. En cambio, para no tener que amoldarse a decisiones de la Unión Europea, de la que se beneficia, Hungría se apoya en Rusia, potencia ahora más regional sin perjuicio de una capacidad antioccidental en África y Oriente Medio.
Rusia, nostálgica de su imperio comunista (soviético) heredado del zarista, intenta reconstruirlo hasta donde pueda. De ahí sus guerras en el Cáucaso y su invasión de Ucrania, y eso que le quedan otras aspiraciones. Sorprendente, pues, el giro húngaro cuando su control por Moscú cesó hace apenas 35 años además del recuerdo de la destrucción de Budapest y de la subsiguiente represión rusa en 1956.
Para giros el de Trump que incluso si es táctico en economía puede desembocar en la ruina de todos, incluidos los americanos, le hayan votado o no. En este mundo ahora caótico, hasta Musk podría ser una esperanza a partir del momento en el que pide aranceles cero entre Europa y EEUU en su forcejeo contra Peter Navarro, el ideólogo arancelario de Trump, quién por agradar a Putin para que acepte un alto el fuego culpa de la guerra a Zelensky. Un despropósito.
Analistas y políticos serios señalan que, aunque EEUU ya no es tan amigo, son peores Rusia y China. Rusia, una dictadura o autocracia, invade con tanques a sus vecinos, aunque ello no asuste a los españoles que ingenuamente se creen inmunes tras los Pirineos.
China está más lejos, pero también es de cuidado. Un país capitalista con una férrea dictadura comunista con la ambición de modificar el orden mundial en beneficio suyo y de sustituir a los EEUU como la potencia mundial hegemónica. ¿Algo conveniente para Europa? Deng Xiaoping traicionó a Mao Zedong cambiando la economía comunista por una capitalista. Haría falta otro traidor que introduzca una democracia verdadera. Un milagro deseable.
Hungría se apoya en Rusia frente a Bruselas. ¿Por qué no hacer lo mismo con China y con más motivo frente a EEUU? Beijing tiene tentáculos importantes como sus rutas de la seda. Pero también sus servicios de espionaje e información penetran nuestras administraciones, redes y sociedades disfrazados de caperucita y no dudan en copiar inventos occidentales sin respetar licencias. No es un competidor leal y así va engrosando como potencia tecnológica y militar.
Cuanto más riesgo corra
Europa, más Unión Europea y si uno es un verdadero europeísta debe reclamar una
EUROPA FEDERAL, que no es la de ahora como alguno cree cándidamente. A
partir de ahí lo demás sería coser y cantar, pero para ello hay que abandonar
nacionalismos trasnochados. El único valido es el de uno para una Europa unida,
integrada y fuerte con proyección mundial. Jugar
a verso suelto tiene cada vez menos sentido.
Carlos Miranda, Embajador de
España