viernes, 25 de octubre de 2024

¿QUÉ EUROPA IMPERIAL?

¿QUÉ EUROPA IMPERIAL?

 

                    Madrid, 24-10-2024

                     (Lectura rápida 😊)

 

Publicado en La Hora Digital

https://www.lahoradigital.com/noticia/37738/opiniones-plurales/que-europa-imperial.aspx

 

  


Francisco Fernández Ordóñez, uno de los políticos más inteligentes e importantes de la España reciente, decía que la ventaja para España de estar en la Unión Europea es que constituye un buen colchón para un derrumbe constitucional nuestro. El tiempo puede darle la razón.

Históricamente siempre hubo en Europa una tensión entre tres niveles: el imperial, el nacional y el regional. No siempre pueden convivir los tres a la vez. Los poderes regionales están más a gusto en el esquema imperial. Los grandes temas los lleva un lejano Emperador y los barones los regionales. En cambio, el Estado nacional suprime o recorta las potestades imperiales y absorbe las regionales. La UE es la noción imperial actual y en ella las regiones pueden llegar a encontrarse más a gusto que las naciones si la Unión progresa verdaderamente en su integración federal.

Las tendencias confederales van en esa dirección y la división de Checoslovaquia antes de su ingreso europeo puede haber sido un “trailer. Si emerge verdaderamente el Imperio (la UE federal), la tensión estará en si prevalecerán los Estados nacionales o sus regiones. En Bélgica pasaron del Estado unitario a uno federal descentralizado. Ahora pueden evolucionar hacia uno confederal disgregador. Tras décadas de tensiones centrifugas se perfila actualmente un nuevo Primer Ministro, Bart de Wever, fundador del partido Nueva Alianza Flamenca (N-VA), una formación bastante conservadora y secesionista en origen. ¿Sorpresa? ¿Contradicción?

Bélgica es un complejo escenario político. Un Estado Federal con tres componentes. Uno flamenco (neerlandófono), otro valón (mayoritariamente francófono) y Bruselas-Capital (bilingüe). Asimismo, hay tres Comunidades lingüísticas de misma importancia: la neerlandófona, la francofona y la germanófona, pequeña, situada en Valonia junto a la frontera alemana. En Flandes han unido Comunidad y Estado, no así en Valonia.

A partir de mediados del siglo pasado el país sufrió dos procesos profundamente transformadores. Por una parte, la inversión de la producción de riqueza que antes procedía de Valonia con minas de carbón e industria pesada para pasar a originarse más desde la parte flamenca con industrias modernas y turismo. Los neerlandófonos se han sacudido también una preeminencia lingüística, cultural, social y política francófona.

El reequilibrio entre las dos principales comunidades lingüísticas unido a la inversión de las zonas más ricas ha producido dos efectos disgregadores. Por un lado, reforzando las tendencias separatistas en Flandes. Por otra parte, los partidos se partieron en dos, uno neerlandófono y otro francófono. Poco a poco las diferencias entre cada mitad de partido superaron la diferencia lingüística inicial y florecen también partidos sin réplica en la otra parte. La formación de gobiernos es complicada y lenta. Se tarda mucho en acordar coaliciones de numerosos partidos. Sus gobiernos en funciones suelen ser longevos.

Las elecciones del mes de junio pasado volvieron a parir un mosaico y brindó la posibilidad de que Wever fuese el Primer Ministro porque su partido fue el mayoritario con un 18,5 % nacional (un 24,5 % en Flandes). Wever siempre ha peleado por separar lo más posible a Flandes del conjunto nacional, si bien puede moderar esta postura a cambio de una Bélgica confederal.

Aceptó a principios de septiembre el encargo de formar gobierno. ¿Se reforzará así la unidad belga o meten al zorro en el gallinero? Es como si Puigdemont fuese el Presidente de un gobierno español de coalición. ¿Sería ello positivo o negativo para la unidad española?

Desde la Transición jamás los partidos nacionalistas periféricos han formado parte de un gobierno español. En España han apoyado o tumbado al Gobierno de la Nación, pero teniendo sólo en cuenta sus intereses regionales más que los nacionales como ocurriría si formasen parte de un gobierno en Madrid.

Un nacionalismo periférico que engañó dejando creer cuando la Transición que la Autonomía permitiría arrinconar el independentismo en aras al bien común que, en realidad, no les importa. Sus apoyos al gobierno central tienen siempre un precio exorbitante, incurren fácilmente en deslealtades y, consecuentemente, rechazan formar parte de un gobierno español.

Observemos lo que va a ocurrir en Bélgica y pensemos si un Puigdemont en la Moncloa hasta pudiera ser una bendición, y, sin llegar tan lejos, si convendría la presencia en el gobierno español de partidos secesionistas. ¿El precio sería una posible confederalización?

En Bélgica los partidos tradicionales han perdido fuelle y existe una polarización entre Flandes (rica, de derechas) y Valonia (pobre, de izquierdas).  Una institucionalización confederal desde una federal (o autonómica) no deja de ser un paso hacia la independencia, pero, hipotéticamente, en un marco federalista europeo. ¿“Cosas veredes”?

En algunos países ello lleva a rechazar “más Europa” para blindar el marco nacional. Necesitamos un debate inclusivo y no polarizado para esta cuestión porque una Europa Federal con Estados sigue siendo posible y no debiéramos emprender un caminar confederal subrepticio.

 

Carlos Miranda, Embajador de España

 



 

sábado, 12 de octubre de 2024

SIETE DE OCTUBRE

SIETE DE OCTUBRE

 

                    Madrid, 10-10-2024

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También me publican en La Hora Digital

https://www.lahoradigital.com/carlos-miranda/autor/1931

 

  

Llegó el aniversario del ataque palestino gazatí a Israel el 7 de octubre de 2023, una declaración de guerra con 1.200 víctimas (incluidos recién nacidos) y el secuestro de 250 personas de las que sólo un centenar habrán sido liberados. Jamás Israel había sufrido un ataque semejante.

Así lo quiso Hamás, organización terrorista que con sus milicias armadas, un ejército de unos 40.000 efectivos (no son pequeños y escasos comandos de tres o cuatro personas) controla y gobierna Gaza y que con su ataque por sorpresa provocó la reacción israelí contra Hamás a costa, asimismo, de la población en Gaza de la que es responsable Hamás y tras la que los terroristas y paramilitares se escudan situando sus instalaciones militares bajo escuelas, hospitales y edificios de la población que, así, es rehén de sus propias autoridades. Van por 42.000 fallecidos según Hamás, de los que una cuarta parte podrían ser, quizás, milicianos palestinos. Todos están en la conciencia de Hamás. Si en La Haya fallan en su momento que hubo un genocidio israelí, asimismo debiera responsabilizarse a Hamás que sacrifica a su población “por la causa”.

También desea la guerra Hezbollah (100.000 milicianos) desde el Líbano donde forma parte del gobierno y que lleva tiempo inmemorial atacando a Israel, desde hace un año con misiles desde posiciones al sur del río Litani donde Naciones Unidas prohíbe por una Resolución del Consejo de Seguridad su presencia y de las que ni UNIFIL está en condiciones de echarles, porque no es su misión, ni quiere encargarse de ello el ejército libanés. ¿Qué se puede hacer si el hijo del vecino dispara a dar, su padre se inhibe y la policía no hace nada? Hay 80.000 israelíes residentes en el norte de Israel que fueron evacuados.

Los países árabes debieran de invertir en Palestina un plan Marshall. Solo la prosperidad allí puede acabar con el ciclo de terrorismo y represalias. La Unión Europea podría unirse a ese plan, incluso Israel. Sin terrorismo se podrán tratar los abusos territoriales y de otra naturaleza israelíes sin pretender aniquilar al Estado judío independiente desde 1948 con bendición de las NNUU. Debe de haber allí dos Estados, palestino e israelí, y no uno solo “del río (Jordán) al mar (Mediterráneo)” como dice la extrema izquierda española y algún miembro del gobierno de Sánchez.

Es un eslogan que no disgusta a los extremistas ortodoxos judíos que aspiran a un “Gran Israel”, pero esta consigna es empleada sobre todo por quienes quieren suprimir Israel del mapa, como intentaron ya en 1948 Egipto, Jordania, Irak y Siria nada más proclamarse la independencia israelí. Fueron derrotados militarmente. Los lodos principales vienen de entonces y frecuentemente a disgusto palestino. Mejor sería convivir que intentar suprimir al otro.

Para que haya dos Estados que se respeten será necesario no solo que ayuden NNUU y otros actores internacionales de un modo imparcial, será necesario que israelíes y palestinos realicen el esfuerzo imprescindible. La actitud de rechazo, casi un antisemitismo, de Sánchez respecto de Netanyahu e Israel, tan insultante como la de México a España al no invitar a Felipe VI a la toma de posición de su nueva Presidenta, ha mostrado que España ha perdido la imparcialidad que le facultó ser la anfitriona de la Conferencia de Paz para el Oriente Próximo en Madrid en 1991 gobernando Felipe González.

Como la ha perdido con relación al Sáhara Occidental. Lo que parecía una iniciativa de acercamiento a Marruecos se ha tornado una maniobra posiblemente en falso tras la sentencia del Tribunal de Justicia europeo que ha dictaminado que el Sáhara Occidental no es parte de Marruecos.

Es verdad que la postura sanchista de autonomía saharaui dentro de Marruecos sólo es una desiderata que requiere consentimiento saharaui, pero sin un debate verdadero y con una aplicación oscurantista de esta nueva política, la propuesta de Sánchez sólo parece un cambio sin contrapartidas ni una explicación razonable.

Tiene ahora el gobierno muchos frentes abiertos por el mundo, tres de ellos en Latinoamérica. Demasiados. No todos por su culpa, pero le han tocado en su guardia y puede que tampoco haya hecho mucho por evitarlos. Lo de México no podía ser una sorpresa como ocurrió con el diferendo con Argentina provocado por Oscar Puente, miembro de gobierno. Con Venezuela el sesgo favorable a la dictadura de Maduro es visible desde hace tiempo, sin perjuicio que los bolivarianos afecten estar ahora enfadados con España por ser ahora con ellos más tímida.

Por otro lado, sorprende que otros líderes europeos se entrevisten fácilmente con el Presidente americano y que a los nuestros parece costarles. Más significativo aun cuando en estos días esplendorosos de Sánchez los EEUU fondean en Rota dos cruceros antimisiles más para la defensa de los aliados en Europa siendo la contribución española la autorización de esos fondeos (los cuatro primeros pactados con Zapatero). Sin duda las malas compañías con las que gobierna Sánchez, de lo que importantes medios internacionales se van haciendo eco, y algunas decisiones suyas a contrapelo del núcleo de los países occidentales no facilita llevarse mejor con EEUU.

Volviendo al Oriente próximo, la guerra de Gaza, la del Líbano, ambas con Irán por interposición de Hamás y Hezbollah, así como con intercambios de ataques directos aéreos y balísticos entre Israel e Irán y sangrientos golpes bajos entre servicios, operaciones defensivas en Siria y Yemen, así como en otros lugares, constituyen un rosario de muy peligrosas situaciones cuya solución se puede aplazar, ahora, por unos veinte años, más o menos, pero a Israel le interesaría más mostrar de un modo muy decidido su disponibilidad a buscar una paz duradera siempre y cuando el terrorismo palestino y regional contra Israel desaparezca.

Pero Israel, convencido de que el abandono del terrorismo palestino es imposible, pretende dividir Gaza en tres sectores que controlará, convirtiendo la parte Norte en una zona deshabitada en la que actualmente unos 5.000 milicianos terroristas allí atrincherados tendrían que morir de hambre o entregarse.

El Papa reprocha a las grandes potencias su incapacidad para hacer callar las armas y no le falta razón sin perjuicio de que con ello confiese su propia impotencia y la de su representado. Si el Consejo de Seguridad no logra imponer un alto el fuego, será la continuación de un peligroso caos regional y, desgraciadamente, un desprestigio para Naciones Unidas.

 

Carlos Miranda, Embajador de España

 

 

 

viernes, 4 de octubre de 2024

POBRE CAMARADA GORBACHOV

POBRE CAMARADA GORBACHOV

 

                    Madrid, 03-10-2024

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También me publican en La Hora Digital

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Cíclicamente los rusófilos sacan de su baúl de los recuerdos que Rusia fue engañada por los occidentales acerca de la ampliación de la OTAN antes de la disolución de la Unión Soviética cuando Putin aún era camarada espía.

Gorbachov (fallecido en 2022 denostado por todos los rusos que le acusan de haber hundido la URSS), líder convencido de su Partido Comunista, habría sido burlado por políticos aliados que le aseguraron que la OTAN no engordaría.

Sin duda, afanes protagonistas, análisis incorrectos, rechazos de la realidad y voluntarismos gratuitos rellenaron los dos años desde la caída del Muro de Berlín (1989) y la unificación alemana (1990) hasta el golpe de Estado (1991) contra el camarada Gorbachov y la disolución de La Unión Soviética, un disfraz del histórico imperialismo ruso. ¡Hasta el socialista Mitterrand hablaba públicamente contra una unificación alemana y pedía la disolución de la OTAN! Muchos peces murieron entonces por la boca. Sin embargo, no hay que olvidar ciertas realidades.

Una es que, a Jim Baker, Secretario de Estado del Presidente republicano George Bush Sr. (el inteligente y padre del otro), la Casa Blanca, donde el General Brent Scowcroft era el Consejero de Seguridad Nacional, no le respaldó y puede que se columpiara él sólo o con un semáforo en intermitente, pero no en verde. En una pugna entre el Departamento de Estado (Baker) y la Casa Blanca (Scowcroft), Bush acabó inclinándose por su Consejero que no parecía partidario de “congelar” la Alianza.

Se podrá argumentar que ampliar fue un error (que no lo fue), que se habló demasiado, pero no verdaderamente de un engaño, si bien hubo una evolución doctrinal. Por otra parte, la Embajada rusa en Washington ya informaría al Kremlin. Los rusos son imperialistas, pero ni tontos ni se chupan el dedo.

El gobierno alemán del democristiano Helmut Kohl con el liberal Hans Dietrich Gensher en Exteriores estaba de los nervios tras la caída del Muro y se movilizó a tope para obtener la unificación a cualquier precio. Para ello aceptaron, entre otras cosas, pagar (caro) la reubicación (construcción de acuartelamientos) en su madre patria de medio millón de soldados rusos en Alemania del Este en un proceso gradual de varios años.

La Alianza jamás aprobó que la media Alemania oriental, que había sido un país independiente, no ingresase en la OTAN, como así fue (al igual que en la Unión Europea), y jamás sus Estados miembros, incluida España, aprobaron que la OTAN no acogiese en su seno a los antiguos miembros del Pacto de Varsovia.

Al principio de los años noventa los Embajadores aliados se reunían juntos con sus colegas de los países del Este acreditados ante la OTAN (no eran aún miembros), de uno en uno, en reuniones informales fuera de la Sede aliada (que no Cuartel General) en Bruselas y comentaban su incorporación, cuando cumplieran las condiciones necesarias, al mundo occidental, a la Unión Europea, a la Alianza, y, reunidos con el ruso, no alimentaron una congelación de la membresía aliada. El abajo firmante, entonces Embajador español en la OTAN, albergó algunas de estas reuniones en su residencia. Encuentros que eran conocidos y a los servicios rusos les llegarían muy bien sus ecos. Por otra parte, al constituirse con Javier Solana al frente de la Alianza el Consejo OTAN-Rusia en 1997 (ahora extinguido), Moscú aceptó la ampliación.

Gorbachov, era un ingenuo que creía en un comunismo humano y económicamente eficaz, un imposible, y que, derrotado el verdadero comunismo desde dentro de la URSS, quería colaborar con occidente, pero con condiciones propias cuando tras la caída del Muro berlines la URSS quedó política, económica e ideológicamente desacreditada. Dicho esto, se le trató bien y se intentó integrarle en un marco amplio, pero los suyos se le rebelaron en 1991. Unos por nostálgicos y golpistas, otros buscando una verdadera democracia.

Ciertamente, el golpe de Estado de los nostálgicos de agosto de 1991, frecuentemente olvidado, asustó mucho e incrementó la desconfianza occidental hacia una Rusia imprevisible, barriendo cualquier candidez. Pánico ante una posible Rusia nuevamente amenazadora, la de los golpistas, que a pesar de su fracaso de entonces es la que ha acabado prevaleciendo con Putin (lo último, su invasión de Ucrania).

Yeltsin era más demócrata que Gorbachov que con su glasnost y perestroika comunistas pretendía resucitar un sistema falso y periclitado, pero Yeltsin fue un desastre de gestión en tiempos difíciles en los que internamente todos se subían a las barbas del Kremlin, hasta el punto de entronizar a Putin que al traer orden tranquilizó a los occidentales para luego inquietarles a medida que desarrolló su nacionalismo territorialmente agresivo.

Lo de una Unión Europea partida en dos (una dentro de la OTAN, su defensa, y la otra fuera) era un sinsentido. Los que intentan convertir a Rusia en una víctima de EEUU maniobran para romper los vínculos europeos con América del Norte que son más fuertes que con Rusia. Es una “Doctrina Monroe” con vodka: que se vayan los americanos de Europa que, así, será para los europeos, es decir, para Moscú.

Sin duda Washington es un líder protagónico de los occidentales, pero si los europeos quieren tener algo más por decir de lo que ya dicen, lo que deben hacer es organizar sus EEUU de Europa, con su propia defensa y disuasión nuclear sin por ello romper su alianza transatlántica. ¿Son capaces de ello?

 

Carlos Miranda, Embajador de España