viernes, 29 de marzo de 2024

MATAR LA GALLINA AURÍFERA

MATAR LA GALLINA AURÍFERA

 

                                        Úbeda, 28-03-2024

                                        (Lectura rápida 😊)

 


 


A un vecino de un pueblo extremeño le tocó dos veces la lotería. Cantidades respetables: una vez un millón de euros y otra unos tres cientos mil. No modificó mucho su modo de vida. Persona de edad, fue gastando su dinero para mejorar su condición sin pretender muchos lujos. Siguió su vida normal, aunque se puede imaginar que algún día pagase una ronda general en su bar habitual o que su merienda fuese más rica.

Lo que le privaba era ir a los toros y desplazarse a Talavera para seguir comprando lotería. Para ello contaba con un conocido cercano que además era el alguacil de la localidad que tenía coche y llevaba a nuestro agraciado a los lugares donde deseaba ir y que le pagaba generosamente el transporte, a decir del propio alguacil, al que también regalaba una entrada para ver la corrida.

De joven se suelen oír las recomendaciones de los mayores, aunque no siempre se escuchan. Una es “No tengas yate, ten amigos con yate” o “No te compres una finca, hazte amigos con fincas”. Recomendaciones sensatas, aunque no hay que engañarse: es siempre mejor ser propietario que vivir de gorra, pero, en cualquier caso, a las gallinas que ponen huevos de oro hay que cuidarlas con mucho mimo. Para eso, sin embargo, hay que ser inteligente. 

Puede que el alguacil no lo fuera porque mató la gallina. No sólo se quedó sin sus huevos áureos, sino que se fue al trullo. ¿Fue que el favorecido por la fortuna decidió comprarse un coche y al alguacil se le iba a fastidiar el chollo? ¿Que se pelearon? ¿Un accidente? ¿Quedarse con el dinero del compañero suertudo? El alguacil podría haber recordado que es más constructivo ver el vaso medio lleno que medio vacío: ya había disfrutado satisfactoriamente de la lluvia aurífera liberalmente aportada por su patrono ocasional. 

Ford promovió la fabricación en cadena de coches para venderlos más baratos ya que la suma de las ventas es mucho mayor que con una producción artesanal. Así llegamos a la pregunta clásica de si es mejor más o menos impuestos. Lo importante es que la imposición estimule más inversiones y producción, como Ford, y, consecuentemente, más recaudación para el propio emprendedor que arriesga su dinero, o el de la empresa, y el Estado que solo cobra. Como dicen muchos fiscalistas con una sonrisa malévola, Hacienda es nuestro socio. Cuanto más gana el contribuyente, más gana Hacienda. Pero, también debe el Estado cuidar la gallina porque, de lo contrario, ya no pone sus huevos de oro o son más chiquitos y todos salen perdiendo. 

Mantengamos bien, pues, las gallinas y, de paso, la barca en la que vamos todos porque si la zarandeamos demasiado pueden acabar en el agua las gallinas, los huevos de oro, los pasajeros y la barca volcada hundirse sin remedio. No hay que ser alarmista, abogan preocupados algunos. Evidente. Según la RAE alarmista es imaginar un peligro inexistente o exagerar uno verdadero. Cada cual puede reaccionar como quiera, pero descartar riesgos posibles es siempre … arriesgado. Por ejemplo, Von der Leyen y Robles no se fían de Putin y piden prepararse por si hay guerra. Otros son más confiados, venden burras, mienten descaradamente o cambian constantemente de opinión según les conviene. ¿Pensó el asesinado que su amigo le mataría?

Hay, pues, que cuidar las gallinas que ponen huevos de oro y remar todos al unísono. Para ello es necesario un capitán que sepa crear concordia y no se complazca en dividir a la marinería porque así le conviene. Ya ven, las páginas de sucesos hasta son un ejemplo para nuestros políticos de hoy en día y su lectura puede ser más instructiva que las crónicas desde la Carrera de San Jerónimo. Como dicen muchos en la calle y en sus casas: esto no va bien.

 

Carlos Miranda, Embajador de España