DEFENSA Y ESPACIO EXTERIOR
(12-09-2019)
En primer lugar, a la necesidad de proteger los
satélites y otros vehículos interestelares que les pertenecen o que puedan ser
propiedad de individuos o compañías de sus países. En segundo lugar,
también necesitan poder prevenirse frente a ataques a sus territorios, ciudadanos
y bienes que pudieran tener su origen en el espacio. Aunque conviene seguir
elaborando un entramado jurídico ilegalizando acciones agresivas en el espacio,
nada garantiza el respeto de esas normas y, consecuentemente, no debe
sorprender que, con el paso del tiempo y las mejoras tecnológicas, el
espacio exterior tenga más interés militar.
Sabemos que un misil intercontinental balístico sale de
la atmósfera terrestre antes de soltar las cabezas nucleares que debieran
impactar en un país enemigo. Asimismo, muchos satélites que orbitan la
tierra tienen funciones específicamente militares, como observación y
comunicaciones, y otros son polivalentes o de doble uso.
Hay quienes predicen un planeta Marte no solo colonizado
sino también vivible como la tierra tras un proceso de “terraforming” en el que
mediante una oportuna planificación y actuación se podría dotar al planeta
rojo de una atmósfera apta para los seres humanos.
Esta es otra faceta de la cuestión, pues capitales
privados se dejarán tentar en estas aventuras del mismo modo que en las pasadas
empresas coloniales en la Tierra emprendedores privados tomaron, incluso, el
relevo de iniciativas estatales. Ya estamos asistiendo a la actuación de compañías
privadas que quieren acceder a ese espacio exterior del que esperan poder
generar beneficios económicos. Como en otras épocas y circunstancias,
desearan que sus propios países protejan sus empresas e inversiones allá donde se encuentre.

La presencia material y humana en ese espacio y en la Luna
de EEUU, Rusia o China, y de otros como India e Israel o Japón, subraya la
necesidad de que la UE debe avanzar en esa dirección para tener presencia
espacial y poder competir tecnológicamente en ese y otros ámbitos. En lo
nuclear, Francia es el único miembro de la UE con esa capacidad militar y una
defensa europea digna de ese propósito deberá arbitrar con Francia la manera de
incorporar su disuasión nuclear en beneficio de todos los socios de la UE,
algo, sin duda, complicado.
Carlos Miranda es Embajador de Empaña