¿FÜHRER BORIS EXITSON?
A finales de
julio Boris Johnson consiguió ser, por fin, líder del Partido Conservador
británico y Primer Ministro del Reino Unido. En el RU, la Reina confía este cargo
al jefe de la mayoría en la Cámara de los Comunes que
representa a su partido con el respaldo de todos sus escaños y votantes. Si se
marcha, su sustituto recoge la legitimidad de su predecesor. Así ocurrió
cuando Theresa May sustituyó al dimitido David Cameron y ahora con Johnson
recogiendo el testigo de May.
Le critican aquellos que no desean el Brexit o que no quieren que tenga lugar
sin un acuerdo con la Unión Europea, lo que es la gran promesa del nuevo PM
británico. Asimismo, muchos le censuran por atentar al nivel (alto) de la
democracia británica para lograr sus fines al reducir la capacidad de actuación
política de sus oponentes, tanto dentro como fuera de su partido Conservador.
Johnson es
lo que muchos continentales europeos señalarían, cariñosamente, como un “original”.
Otro más, porque, para esos continentales, hay innumerables ejemplos de la
originalidad de esos habitantes al otro lado del Canal de la Mancha que cuando
está bravío deja incomunicado al continente (según los isleños ...). La forma
de peinarse de Johnson, las cosas irreverentes que dice y hace contribuyen a
ello, pero no borran su inteligencia, su astucia, su paciencia, su
brillantez y su popularidad,
El RU está profundamente dividido por
el Brexit y ello se refleja en Westminster, en el seno de los propios
partidos y en la sociedad británica, aunque en las expectativas de cara a
unos próximos comicios parece que los Conservadores obtendrían un tercio de
los votos, los Laboristas un cuarto y los LibDems algo menos del 20%.
Los deberes estivales de Johnson fueron los de pensar cómo lidiar
el toro brexitiano. Empezó suprimiendo las vacaciones de todos los funcionarios
para tenerlos despóticamente a su disposición y luego le hizo firmar a su Reina
un decreto dando, en cambio, vacaciones extras al Parlamento del 10 de
septiembre al 14 de octubre. Hay recursos interpuestos ante tribunales. Ello revela su limitado espíritu democrático ya que es una maniobra para
dejarle las manos libres para una salida abrupta de la UE el 31 de octubre.
Asimismo, expulsa de su partido a sus oponentes, una novedad. ¿Un Mugabe blanco
y británico?
Sin embargo, el más viejo
Parlamento del mundo (1215) tras el de León (1188), salió respondón
aprobando una legislación en contra de una salida sin acuerdo y exigiendo la
petición de otra extensión del plazo de salida, esta vez hasta el 31 de
enero. Tampoco le dio la luz verde para convocar unas elecciones adelantadas
que Johnson pretende ganar para, luego, con una mayoría que espera más a su
medida, abandonar de cualquier manera el barco comunitario, algo negativo para
todos, aunque el RU saldría perdiendo mucho más que la UE.
Hay muchas incógnitas y más, si
cabe, especulaciones, pero la UE no se moverá en lo referente a la
salvaguardia fronteriza irlandesa (“backstop”) que evitaría partir Irlanda en
dos, aduaneramente hablando, con consecuencias políticas en la isla y posibles repercusiones
en materia de terrorismo irlandés.
Londres se ahorraría unos 45.000 millones de euros si sale abruptamente,
pero, sin esa deuda pagada, no le sería posible negociar después un acuerdo
comercial con la UE que dependerá, asimismo, del “backstop” y del trato
británico a los residentes europeos.
Jeremy Corbyn, líder laborista, desea unas elecciones en las que ofrecería un segundo referéndum brexitiano, pero no las quiere mientras no se consolide la prorroga hasta el 31 de enero votada por Westminster salvo que haya un acuerdo previo entre la UE y el RU. ¿Se negará Johnson a pedir la prórroga, situándose fuera de la Ley? ¿Qué haría, en tal caso, la oposición de Su Majestad y el propio Estado? Algunos sostienen que habría elecciones adelantadas y que Johnson tendría que ser juzgado.
Jeremy Corbyn, líder laborista, desea unas elecciones en las que ofrecería un segundo referéndum brexitiano, pero no las quiere mientras no se consolide la prorroga hasta el 31 de enero votada por Westminster salvo que haya un acuerdo previo entre la UE y el RU. ¿Se negará Johnson a pedir la prórroga, situándose fuera de la Ley? ¿Qué haría, en tal caso, la oposición de Su Majestad y el propio Estado? Algunos sostienen que habría elecciones adelantadas y que Johnson tendría que ser juzgado.
Carlos
Miranda es Embajador de España